Al igual que contra Bosnia, apenas consumado ayer el triunfo agónico de Argentina contra Irán, la gente salió a las calles a celebrar en todo el país.
En suelo mendocino, bien temprano a la tarde la gente se fue agrupando con gorros, banderas, caras pintadas, vuvuzelas, camisetas y hasta redoblantes.
En los distintos puntos, los mendocinos se fueron agrupando en la vía pública para saltar y festejar, tiñéndolos de celeste y blanco. Y la esquina de San Martín y Garibaldi (ex Kilómetro Cero) se transformó en el “festejódromo” al que llegaron hinchas de todas partes.
“¡Qué manera de sufrir! Por suerte Lio Messi es argentino y es un fenómeno. Sólo un tipo como él podía ganar el partido de hoy (por ayer) y lo hizo. Ojalá que sigamos ganando, ¡este equipo merece ser campeón del mundo!”. contó David Suárez, uno de los tantos mendocinos que ayer celebró.
En Rosario (tierra de Messi y Di María) los fanáticos también se hicieron sentir. En los tradicionales bares de la ciudad y luego en el Monumento a la Bandera y la tradicional avenida Pellegrini, la gente fue dándole rienda suelta a la celebración.
Los lugares preferidos fueron el bar El Paso, donde horas antes del inicio del partido no cabía un alfiler. Otro de los sitios donde más se festejó fue en el emblemático bar El Cairo, popularizado por el escritor y humorista local Roberto Fontanarrosa.
Más de doscientas personas ocuparon sus mesas y disfrutaron del menú especial del Mundial (empanadas y choripán y cerveza). Otro de los lugares preferidos fue el bar vip, ubicado en el Parque Nacional a la Bandera.
Iraníes en Argentina también sufrieron hasta el final
“¡A los 90 minutos! Lo necesitaban, ¿eh?. Y bueno: Messi es Messi”, se lamentó el músico iraní Hamed Mehraban, de 46 años y radicado en Argentina desde 1991, cuando el 10 del seleccionado dirigido por Alejandro Sabella marcó el 1 a 0 que sería definitivo.
“Se dio la lógica: Argentina es más que Irán”, expresó su compatriota Heshmat Rahnama, cuentapropista, de 50 años y con residencia en el país desde 1989. Ambos, con el corazón “dividido” por vivir en Argentina desde hace muchos años, siguieron el partido en un departamento del barrio porteño de Palermo.
Con los pies descalzos y sobre alfombras persas rectangulares y circulares tejidas a mano, disfrutaron del encuentro emocionante. “¡Mirá, un iraní en la platea sentado al lado de un argentino! ¿En qué partido se da eso entre adversarios? En gran parte de Occidente, hay una imagen de nosotros que no tiene nada que ver con la realidad”, sostuvo Mehraban mientras disfrutaba de un té iraní con baqlawa, una especie de bocadito dulce.
Rahnama contó que dejó su país en el último año de la Guerra Irán-Irak. “Era terrible, tanques iraquíes disparaban contra personas de 80, 90 años”, recordó quien optó por buscar tierras más tranquilas a 21 mil kilómetros de su país. Mehraban vino a Argentina siguiendo los pasos de uno de sus hermanos.
“Estaba para cualquiera de los dos, pero Argentina es más que Irán”, insistió Rahnama. “Queremos que Argentina sea el nuevo campeón del mundo. ¡Ojalá que los muchachos argentinos vuelvan con la Copa!”, concluyó Mehraban. DyN