Desde hace 2 años viven bajo un nylon en el parque Moreno

Desde hace 2 años viven bajo un nylon en el parque Moreno
Desde hace 2 años viven bajo un nylon en el parque Moreno

En un costado del parque Moreno, por calles casi no transitadas de tierra y confundido con la vegetación, hay un nylon negro que sirve de albergue desde hace casi dos años a dos personas cuyas vidas, según se desprende de una larga charla, transcurren en la necesidad total.

No hay baños, ni agua y mucho menos luz eléctrica. Sólo se alumbran con pequeñas fogatas que hacen con la leña que recolectan del mismo parque.

Si bien no es difícil acceder al lugar sí lo es visualizarlo, salvo cuando está encendida la fogata que sirve también para cocinar, "cuando hay  qué", relata Fabián (43) que se moviliza con un bastón sacado vaya uno a saber de qué rincón de algún basural porque trabajó 8 años en Los Jilgueros, el antiguo vaciadero de basura de la Municipalidad.

"Fue ahí que me pisó un camión que arrojaba escombros. Yo estaba arriba de la caja paleando cuando caí. Me fracturé la pelvis y una pierna a la altura del muslo. Me ayudó el mismo muchacho que manejaba y ahí me cubrió el seguro del camión así que me atendieron bien y me recuperé", cuenta con naturalidad mientras se sienta sobre un cajón  a pelar y unas verduras que mezclará con un "rancho" de pollo que le trajeron unos chicos de la Catedral.

"Ellos siempre que pueden nos dan una mano, agregó Carlos Ernesto (65) que si bien no se apoya en nada tiene visibles problemas para desplazarse. "Ahora se volvió a quebrar", dice Carlos refiriéndose a su compañero de la vida.

"Se quebró el peroné". Estaba trabajando y pisó mal", explica. Ambos con trato cordial señalan que viven de "changas" y de sacar "basura de jardines".

También la gente de ahí (límite sur del parque) nos suele ayudar porque ellos se sienten seguros cuando nosotros estamos acá. Somos un poco los guardias" dicen sin perder la chispa y el buen humor.

Pero ahora uno de ellos está prácticamente inmovilizado y eso les reduce las posibilidades de subsistencia. Pompón, una perrita blanca y de pelos largos juguetea con ellos a la espera del "menú", bromean.

Otro tanto, pero con dificultades porque está renga, otra perra, Rubia, se acerca al fogón.

En el momento de la nota habían recibido la visita de dos amigos que les suelen llevar "algo para parar la olla". Miguel (30) que hace trabajos de jardinería y  Matías (24) que fue quien les proveyó del nylon.

El vive en La Isla del Río Diamante  y pasa siempre por el lugar cuando va a trabajar. "No tenían nada. Estaban a la intemperie y era pleno invierno así que fui y les compré unos metros de nylon y les ayudé a hacer la carpa", cuenta.

Ninguno dio detalles ni precisiones del por qué llegaron a esa situación de calle. Sólo destacaron que no les había ido bien con la vida en familia y se habían ido de sus casas. Ambos tienen hijos pero sólo uno visita eventualmente a Fabián.

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