Vamos al punto. Si de clásicos se trata, este año nos dejó dos joyas cargadas de garantías: en segundo lugar, “Shadows In The Night” de la leyenda viviente del folk Bob Dylan.
Aquí, toma diez clásicos románticos de los años 40 y 50 (archiescuchados en la voz de Frank Sinatra, como “I'm A Fool to Want You” y “The Night We Called It A Day”) para adaptarlos a su mínima desnudez.
La idea, dijo, fue sacar esas canciones de la tumba y llevarlas a la luz del día. En primer lugar, “Crosseyed Heart”, el tercer álbum de estudio de Keith Richards (72), que para muchos puede ser el “disco del año”. Y sí: es el regalo de Richards en 23 años, después de “Main Offender”. En este ámbum variado y sanguíneo confirma que hay ciertas cosas en el rock (su guitarra bluseada, su voz) que mejoran con el tiempo.
Ya que estamos con viejos conocidos, hay que invocar a Björk, cuyo álbum “Vulnicura”, que no sorprendió tanto, estimuló el terreno audiovisual con su video de “Stonemilker”, grabado con una tecnología virtual de 360 grados, cosa que nos permitió, como espectadores, elegir el plano en el que se nos cantara verla.
Bajando con conciencia a la pista de baile, una de las mejores noticias de 2015 fue “To Pimp a Butterfly”, del rapero Kendrick Lamar, un vocero a lo Malcolm X o Tupac que ha logrado, con los brillos de la música negra, generar un álbum pop vibrante. En ‘Instituzionalized’, por ejemplo, advierte sobre cómo el dinero pueden echar a perder a los artistas y en ‘Complexion (Zulu Love)’ invita a la sociedad a desterrar los conflictos raciales.
Claramente, el reencuentro de Blur nos alegró a todos. Habían pasado 16 años desde que Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree decidieran dejar de hacer música juntos. Pero ahora, con este octavo disco llamado “The Magic Whip”, demostraron que son más inteligentes que nostálgicos y que su vocación por crear atmósferas no sigue un camino trazado.
Una curiosidad, Christine and the Queens: una muchacha de origen francés que somatiza la influencia del R&B, el hip-hop, la música africana, el pop ochentero con su estética trans.
Nombre que no debemos olvidar: Jim O'Rourke (su disco “Simple Songs”), un ex-Sonic Youth, compositor para películas y cultor del sonido artesanal que la va de solista, entrega en éste, su primer disco de simples canciones un viaje a la delicia de los 70.
Al calorcito de América Latina, se sumó el disco “Amanecer” de Bomba Stereo que, después de recorrer medio mundo en giras, volvió para lanzar una deliciosa perla costeña, capaz de sacarle destellos electrónicos a todo el floclore tropical.
Y claro, Natalia Lafourcade, que volvió con el hechizante “Hasta la raíz”. Canciones claroscuras de una mexicana de tradición universal, a la que le gusta lo más agridulce de su tierra: blues, huapango y chacarera.
Desde otro plano, Spinetta suena con relevancia histórica (música inédita), en el disco “Los Amigo”, donde se rescata lo último que grabó con su ex compañero en Almendra Rodolfo García (en batería) y Daniel Ferrón (en bajo). Los Amigo son una especie de Socios del Desierto tranquilizados. Oír su voz en esas sesiones de estudio emociona.
Mendoza: en este ciclo, Fauna lanzó “Psicodelia Cosa seria”, vuelta ultrabailable con fusiones electrofolclóricas y efectos de Star Wars. “Refucilo Musical”, de Los Yetis con Jeans, habla del crecimiento exponencial de esta banda que surfea montañas.
Mi Amigo Invencible, por su parte, se catapultó en Buenos Aires con “La danza de los principiantes”.
Y un bello proyecto de uno de sus miembros, Mariano Di Cesare, en la piel de Principe Idiota, nos entregó “Doméstico”, el Ep que le puso el moño al indie.