Un sistema jubilatorio es una forma de ahorro a la que aportan trabajadores y empleadores para garantizar que, quienes se jubilan, perciban un ingreso que les permita vivir con dignidad.
Pero debido el mal uso de esos ahorros a través de la historia y el alto porcentaje de trabajo informal, los aportes laborales son, hace tiempo, insuficientes para solventar los haberes de nuestros jubilados.
El gobierno anterior profundizó el problema. Se negaba a pagar lo que debía el Estado a los jubilados e incorporó a millones de personas al sistema, sin tener recursos para financiarlos. Es indiscutible que el Estado debe asignar un ingreso a los abuelos que no lo tengan; tan indiscutible como que es injusto que sean otros abuelos los que deban pagarlo con sus ahorros.
Estos factores, adicionados a la reforma impositiva que a través del Pacto Fiscal distribuye en las provincias recursos que antes se destinaban a Anses, llevaron al gobierno a proponer un nuevo sistema de financiamiento y cálculo de las jubilaciones.
El nuevo sistema garantiza la movilidad de los haberes a través de una fórmula que los actualiza según la inflación en lugar de la recaudación fiscal, de modo que el deterioro que sufrieron los jubilados en sus ingresos en 2014 y 2016, no se repetirá en el futuro, forjando a su vez un sistema más sustentable que actualiza las jubilaciones cada tres meses y no cada seis, como preveía el sistema anterior. Lo mismo ocurre con asignaciones y pensiones.
Como reaseguro, a través del bono complementario dispuesto por el Gobierno nacional a instancia de los diputados de Cambiemos, subsanamos la distorsión en el empalme entre ambos sistemas para no provocar daños al poder adquisitivo de los jubilados.
Adicionalmente, desde ahora, todos los jubilados con 30 años de aportes cobrarán al menos 82% del Salario Mínimo Vital y Móvil. Esto significa para más de 50 mil mendocinos la actualización adicional de sus ingresos cada vez que aumenta el Salario Mínimo Vital y Móvil.
La reforma previsional se inscribe en una concepción política manifestada a través de la reparación histórica, con la que ya más de 1.200.000 jubilados accedieron a los ingresos correspondientes a sus aportes. Por otro lado, la Pensión Universal, que da cobertura vitalicia a las personas mayores de 65 años que no cuenten con jubilación ordinaria, forma parte de un paquete de medidas que busca asegurar durante este año la cobertura del 98% de los jubilados del país.
Las jubilaciones son bajas, y eso nos duele. Queda mucho por hacer, pero hemos dado un primer paso hacia ese sistema justo, equitativo, universal, solidario, público y sustentable que estamos construyendo.
Lo que queda por resolver, las deudas sociales que quedan por reparar, las abordaremos con la tranquilidad de tener un sistema previsional honesto y previsible que protege los ingresos de los jubilados blindándolos contra la inflación.