“No se pueden errar tantos goles como erramos en una final”. Ese fue el déficit principal apuntado por Ever Hugo Almeida, entrenador de Olimpia, en su resumen de la final de la Copa Libertadores perdida ante Atlético Mineiro en la noche de miércoles en el Mineirao.
“En el primer tiempo, tendríamos que haberlo liquidado”, agregó. Por eso, en el intervalo, cambió de delantero centro: afuera Freddy Bareiro y adentro Juan Carlos Ferreyra. Triste elección. A los 37 minutos del segundo tiempo, con el resultado 1-0 para el local, Olimpia coqueteó con su sueño de ganar la Libertadores por cuarta vez. Un balón de Pittoni encontró a Ferreyra libre. Víctor salió del arco desesperado, pero perdió en la jugada dividida. El número 9 olimpista tenía todo para marcar, fue a rematar y... resbaló.
“No me pude afirmar. Me resbalé y no pude”. El lamento del sanrafaelino Juan Carlos Ferreyra no encontró consuelo con esa medalla de plata de la Copa Libertadores. Le duele en el alma, como a todo Olimpia, porque pudo ser el gol de la Copa y al final es un triste recuerdo.
Dos minutos después, Manzur sería expulsado y 120 segundos más tarde, Silva haría el 2-0 de cabeza. Tras la derrota en los penales, Ferreyra parecía inconsolable y hasta recibió el saludo de Cuca después del partido. Un gesto solidario del entrenador brasileño, quien se había acostumbrado, a la fama de desdichado.