Desconcierto por quién conduce la política económica - Por Javier Álvarez

Caputo se fue por la puerta de atrás, perdiendo más de 13.739 millones de dólares de reservas del Banco Central.

Desconcierto por quién conduce la política económica - Por Javier Álvarez
Desconcierto por quién conduce la política económica - Por Javier Álvarez

Luis Caputo pegó el portazo y generó desconcierto, renovando la incertidumbre en amplios sectores de la sociedad sobre la conducción de la política, ya no sólo monetaria sino también económica, incluso en lo que es la base de sustentación política de la coalición Cambiemos.

Fue una sorpresa para todos, pero no para el círculo rojo del Gobierno. Caputo le había comunicado al presidente Mauricio Macri que se quería ir el sábado 8 de septiembre pasado, según confiaron calificadas fuentes oficiales a este diario.

El renunciante había estado el día anterior en la 39° Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas. Allí, en Bariloche, disertó y palpó el ánimo empresario. Regresó a Buenos Aires desanimado, angustiado y con la decisión tomada.

El Gobierno contuvo la salida para evitar un cimbronazo cambiario, pero la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, le comunicó a Macri en la noche de este lunes que el acuerdo estaba listo. Con ese paraguas, el Presidente llamó al funcionario y le dio salida.

Caputo se fue porque, decía, tendría las manos atadas. Ya no podía intervenir en el mercado cambiario para frenar la corrida contra el peso, dado que el FMI le impedía seguir rifando en subastas o ventas en contado los dólares del crédito más grande de la historia.

Lo reconoció ayer el propio Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda. En Nueva York, dijo que Caputo lidió con una política monetaria que había sido negociada con el FMI por su predecesor, Federico Sturzenegger.

En el acuerdo de junio, el Fondo había sido claro: antes de vender dólares masivamente y exponerse a un nuevo default, el país debe devaluar su moneda. La estrategia importada desde Washington consiste en es salir de la crisis vía licuación de desequilibrios macro.

En cambio, el reemplazante Guido Sandleris estuvo involucrado en el rediseño de la política monetaria con el FMI, que será parte del acuerdo que se anunciará hoy. Habrá bandas explícitas (piso y techo) para el dólar. Y la política de agregados monetarios resultará durísima.

Será clave, entonces, para evitar un nuevo desmadre sobre los activos de la Argentina (bonos, acciones y tipo de cambio) que el acuerdo con el Fondo garantice el pago de los vencimientos de deuda con privados en 2019 y 2020.

La salida de Caputo, con sus causas a cuestas, confirmó que el FMI tiene en la economía del país una injerencia preponderante. En definitiva es un banco que impone condiciones para prestar.

Esto cayó como una bomba en medio de la huelga general que ayer paralizó a la Argentina. La relación del Gobierno con los gremios mayoritarios parece estar rota y sin retorno.

Cuando se pensó en elevar fuerte las retenciones, las patronales agropecuarias avisaron que si eso ocurría, saldrían a las rutas. El Gobierno retrocedió e interpuso alícuotas fijas en pesos que se irán licuando. Y, en paralelo, con la salida de Caputo ahora Cambiemos resiente su affaire con el sector financiero.

Desde aquel victorioso octubre electoral de 2017, Macri viene rifando la confianza política que generaba en sectores que lo votaron por el “espanto” del “populismo” kirchnerista  y también en aquellos que veían en él una esperanza para mejorar sus ingresos.

No hay un número concreto que de certidumbre. Todas las metas han sido pulverizadas y la salida de Caputo no es un cambio más en la gestión. Era el “Messi” del equipo y se ha ido por la puerta de atrás, perdiendo más de U$S 13.739 millones de reservas. Se fue porque así lo impuso el FMI.

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