Como el resonante caso de Soledad Olivera (28), la desaparición de Mario Alberto Gómez (53) -el sodero lasherino que falta de su casa desde el 28 de mayo pasado- está en vías de transformarse en breve en un nuevo homicidio sin cadáver.
Otra similitud que guarda el caso del sodero con la desaparición de la joven lavallina es que muchos investigadores creen que detrás del misterio se esconden dos muertes violentas, dos homicidios. Incluso, en el caso del sodero, los indicios son más fuertes que en el de la mujer.
Siguiendo las similitudes de ambos casos, la semana pasada una gran cantidad de policías a caballo, a pie, con ayuda de perros adiestrados rastreadores estuvo buscando, sin éxito, el cuerpo de Gómez por algunos lugares -espacios públicos y privados- de El Pastal, en el departamento de Las Heras.
Lamentablemente no hubo resultados positivos en ninguna de las excursiones.
Los uniformados siguieron algunas pistas ofrecidas por testigos anónimos que habían declarado que el cuerpo de la víctima se encontraba enterrado en determinada zona de El Pastal.
¿Es un secuestro?
Así las cosas, este caso se inició -igual que el de Soledad- como una investigación por paradero que desde el inicio resultó complicada, al punto que en junio el ministerio de Seguridad ofreció una recompensa de 20.000 pesos, pero tampoco hubo mucha suerte.
Luego el caso pasó a Delitos Especiales y, en setiembre, ascendió al rango de secuestro coactivo. Esta fue la imputación que la fiscal Claudia Ríos les impuso a los tres detenidos.
Se trata de Yamila Monarde (23), un chica con la que Gómez habría tenido una relación sentimental; su padre, el chapista Fabián Monarde (46), y un amigo de ambos, Juan Carlos López (45).
¿Qué es un secuestro coactivo? Cuando se oculta a una persona con el fin de obligarla a hacer algo contra su voluntad.
Ante el desconocimiento del lugar donde se encuentra -vivo o muerto- el sodero, el único delito posible es el secuestro coactivo. Este delito se sostiene con la aparición de la camioneta del sodero, que habría estado en poder de los imputados, y de escuchas telefónicas que triangulan a los sospechosos en un posible plan para desaparecerlo. ¿El móvil del asunto? Una presunta relación entre el desaparecido y la detenida que no era del gusto del padre de la joven.
El 30 de mayo pasado, los tres hijos de Mario Alberto Gómez se presentaron en una comisaria de Las Heras para denunciar que su padre, un sodero viudo, había desaparecido.
Gómez salió de su casa, en el barrio El Jarillal de Las Heras, el jueves 28 hacia un puesto de animales de su propiedad, luego se dirigió a un chapista que está en El Borbollón y de ahí se fue a comprar unos repuestos para su camioneta. Luego, desapareció.