Desafíos electorales que no todos podrán cumplir

A menos de un mes para las legislativas, las estrategias están claras en el oficialismo y en la oposición. Pero las ambiciones de unos chocan con los deseos de otros: Cornejo polariza y el PJ quiere ser resistencia. La izquierda y el PI van a una batalla

Desafíos electorales que   no todos podrán cumplir

Luis Abrego - labrego@losandes.com.ar / Twitter: @LuisAbrego

La continuidad de la carrera que deposita a los candidatos en la línea de llegada del 22 de octubre está en marcha. Los cruces se reanudaron esta semana con tono tenue, pero con presagio de mayor intensidad. Alfredo Cornejo y Omar Félix marcaron la cancha. Y a menos de un mes para la contienda todo indica que las estrategias de fondo ya están planteadas más allá de la coyuntura.

Cornejo agita contradicciones

El oficialismo ya definió su hoja de ruta. Serán los logros de la gestión provincial, el combate contra el delito y poner el dedo en la llaga del PJ. En ambos terrenos, Cornejo es el abanderado, y en todo caso, Claudia Najul, sólo la representante de la gestión que busca llegar al Congreso. En el barro de las declaraciones, el gobernador ya dio el puntapié inicial cuando no sólo recordó algunos desatinos (especialmente financieros) de los gobiernos peronistas de Celso Jaque y Francisco Pérez, sino que acusó al PJ mendocino de haber sido (en vano) “chupamedias” de Cristina Fernández.

Cornejo conoce al detalle la controversia que implica la figura de la ex presidenta en un PJ que busca ser una opción nacional y provincial en 2019 de la mano de otras figuras más amigables para los sectores medios como Juan Manuel Urtubey o el zigagueante Sergio Massa (si su fracaso se consuma y sin otra opción que volver al peronismo). El mandatario busca agigantar esa grieta para forzar definiciones públicas que hagan crujir el armado del PJ puertas adentro. Por otra parte, se esperanza que tanto los votantes peronistas republicanos como aquellos netamente cristinistas no se vean del todo representados por el sanrafaelino, si este quedara atrapado por las indefiniciones que le provoquen esos condicionamientos internos.

En paralelo, Cambiemos hace jugar a sus intendentes para mejorar su participación electoral, especialmente en las zonas rurales, pero también en las comunas que maneja el PJ. Y apuesta al recupero de cierta capacidad económica general que el gobierno nacional intentará mostrar  como señal de la “buena senda” que augura el macrismo. Para los sectores urbanos aventa el fantasma de La Cámpora y las metodologías kirchneristas que lograron posicionarse bien internamente y tienen -desde la óptica gubernamental- especial preponderancia en la Justicia como quedó demostrado con el caso de la Tupac y las resistencias a la aplicación de una política de seguridad como la que pretende Cornejo donde se privilegie “a la víctima y no al victimario”.

Especula, también, que Félix no es la mejor opción electoral que podría haber mostrado el PJ en esta etapa pues durante la era Jaque-Pérez tuvo un rol central en el peronismo que sostuvo esos gobiernos, y de cuyo resultado final el gobernador supo usufructuar en su campaña y espera nuevos y más rendimientos en octubre. Ahí pegó el viernes la vicegobernadora Laura Montero. Pero Félix no es el único blanco. También se apunta a la lista del Partido Intransigente (PI) a la que se acusó de mezclar reivindicaciones propias de la tarea de las ONG's (como Protectora) con aspiraciones electoralistas. La meta del oficialismo es obtener entre 3 y 4 puntos más que en las PASO y estirar la diferencia a más de 10 puntos para colocar tres diputados nacionales, así como mantener mayoría legislativa. Algo todavía difícil.

El Peronismo quiere iniciar la recuperación

El PJ tuvo el enorme mérito de dirimir sus diferencias en las PASO, contener las diversas (y a veces disímiles posiciones internas) y tras un detallado trabajo de cuya solidez aún no se puede dar cuenta, enfrentar las generales con un armado potente.

Pretende mostrarse heterogéneo pero cohesionado y dejar en segundo plano esas diferencias donde conviven figuras de todo el espectro ideológico: desde Daniel Cassia a Anabel Fernández Sagasti, pasando por los hermanos Adolfo y Alejandro Bermejo, Patricia Fadel, los gremios y La Cámpora. Para ello, encontró un núcleo aglutinador: el presidente Mauricio Macri, y por carácter transitivo Cornejo, al que acusan de “emperador” y entienden como la pata local de una política “contraria a los intereses de los trabajadores”  a los que dicen representar.

¿Cuál es el problema? Lo que advierte el Gobierno de su principal oposición: la falta de una conducción unificada, las diferencias de los proyectos políticos que subyacen al interior del PJ y el escaso recambio generacional. A ello se suma que tanto Félix como sus intendentes aliados preveían que las PASO era la oportunidad de oro para “barrer” del escenario interno al kirchnerismo. Y no fue para nada así. Los K no sólo ganaron la interna en distritos claves como el Primero y el Tercero, sino que sus principales figuras lideran o intercalan las listas en lugares seguros o expectantes. Esto, es un serio problema para Félix que deberá hacer equilibrio entre mostrarse como una nueva etapa, postkirchnerista; y a su vez, representar a los que -por el contrario- trabajan para que en 2019, CFK sea la candidata a presidenta del peronismo.

Se esperanza además, que la renuncia de María José Ubaldini y su lista Encuentro por Mendoza (compitió por fuera del partido) acerque más votos, y que esta defección le aporte también para limar diferencias con los gremios que sustentaban su fallida candidatura.

Un listado de 15 ítems opera como pacto de garantía para ganadores y perdedores de la interna, que al menos en el papel, quedó plasmado en representación de todos los interesados. Pero, como siempre sucede, ahora deberá transitar la realidad donde la agenda y los debates generan cimbronazos. Recientemente fue el fallo que hizo caer las imputaciones a Nélida Rojas y su familia por su rol en la causa Tupac. Fadel y Cassia cuestionaron con dureza el fallo, mientras La Cámpora y el kirchnerismo celebró. Es más que probable que en campaña aparezcan otros tópicos que generen diferencias como estas hacia dentro del PJ.

Por ende, de la sustentabilidad de la propuesta y la armonía de sus integrantes dependerá la perfomance de un peronismo que se conformaría con achicar la diferencia con el oficialismo en las PASO (poco más de 7 puntos) y colocar dos diputados nacionales. Difícil, no imposible.

El FIT ya tiene quién le compita

La pelea por el tercer y cuarto puesto es apasionante en sí misma. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) se esperanza en renovar el diputado nacional que pone en juego (la banca de Soledad Sosa) pero sus números en las PASO lo alejan de esa posibilidad. Y peor aún, la lista del PI-Protectora del abogado José Luis Ramón le pisa los talones y apuesta a mejorar su desempeño: incluso se ha propuesto lograr bancas en la Legislatura y algunos Concejos Deliberantes.

Para el FIT sus nuevos e inesperados rivales no son más que otra opción de los clásicos partidos “burgueses”, un emergente “de moda” y no registran amenaza posible. Entienden que cosecharán votos desencantados del oficialismo y de la oposición, necesarios para sumar los puntos, hoy esquivos, para que Noelia Barbeito desembarque en la Cámara de Diputados de la Nación.

Los abogados vinculados a los derechos de los consumidores están igual de esperanzados y creen que seguirán creciendo. De hecho consideraron la embestida del Gobierno como una muestra de su estirón ya que su objetivo de máxima es “gobernar esta provincia”. Por ahora quieren a Ramón en el Congreso y a su socio, Mario Vadillo, en la Legislatura. El FIT y el PI corren el riesgo de anularse en simultáneo.

Es que el juego matemático se sigue mostrando infalible. Y lo que es peor, sin contemplaciones. En este delicado equilibrio de la balanza electoral lo que uno logre sumar, hay otro que lo pierde. Y por ello, que un candidato o frente se acerque a sus objetivos implica que hay otro en la ronda que se aleja definitivamente. Sólo una variable podría romper el esquema: que la participación sea significativamente mayor, algo improbable si se considera que en las PASO votó casi el 80% del padrón. Entonces, es poco factible que haya más votantes. Y si la torta se agrandara, el reparto también podría ser proporcional, por lo que el asunto aquí no es estadístico, sino (y vaya novedad) profundamente político.

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