La posibilidad cierta de que en el mediano plazo la Unesco declare patrimonio histórico al Camino del Inca, constituye para la provincia un verdadero desafío y una seria responsabilidad, como es la de su cuidado y mantenimiento, una materia que, en lo que hace a monumentos y lugares históricos, sigue estando pendiente.
Gran parte de los turistas que arriban a Mendoza suelen manifestar su interés por conocer los lugares donde el general San Martín desarrolló su Gesta Libertadora. Y muchos de ellos no pueden entender que el lugar donde residió el Padre de la Patria sólo se encuentre demarcado con una simple señalización que ni los mendocinos conocemos o que no se indique con claridad que la Alameda haya sido uno de los lugares preferidos para sus caminatas.
Existió una más que interesante recuperación del Campo Histórico de El Plumerillo o lo que se ha desarrollado en lo que fuera la chacra del Libertador en el departamento que lleva su nombre. Pero no mucho más, con el agravante de que en algunos casos, como sucede con el monumento de Canota, es la gente la que destruye cualquier tipo de recuperación porque utiliza sus paredones para resguardarse del viento al hacer un asado y realizar todo tipo de pintadas que afean el lugar.
En la zona de montaña, la nueva ruta nacional dejó “escondido” lo que fuera el puente de Picheuta, mientras la señalización de las casuchas que mandara a construir el padre de Bernardo O'Higgins en las cercanías de Las Cuevas no son lo suficientemente amplias como para que los turistas puedan captarlas.
No quedan dudas de que esas situaciones responden a la carencia de una verdadera cultura histórica entre los mendocinos, quizás marcada por el hecho de que los movimientos sísmicos destruyeron gran parte de nuestro pasado. Sin embargo, en los últimos años se observa un interesante movimiento destinado a recuperar ese pasado, como sucede con la tarea desarrollada por la Capital en el Área Fundacional, la recuperación de la casa Molina Pico y la Capilla del Rosario, en Guaymallén o las tareas de recuperación de edificios históricos desarrollada por las comunas de Maipú y de Luján, entre otros.
De allí que la designación como patrimonio de la humanidad del Camino del Inca, constituye todo un desafío. Mendoza se convirtió en el lugar más austral de aquel camino de más de 23 mil kilómetros de senderos que une a seis naciones, contando con sitios como la Ciénaga del Yalguaraz, Tambillos, Ranchillos, Tambillitos, Puente del Inca, Penitentes, Confluencia y también el lugar donde fue encontrada la momia del Aconcagua. Sin embargo, auditores de las Naciones Unidas vendrán a la provincia para verificar que esos sitios arqueológicos estén en condiciones de recibir una afluencia importante de visitantes y que se hayan previsto medidas para protegerlos de la depredación, tarea que demandará una acción coordinada entre el Gobierno provincial y la Municipalidad de Las Heras a los efectos de establecer de qué forma se concretará el cuidado efectivo.
Habrá también que contemplar inversiones a los efectos de construir paradores especiales para observar el paisaje sin dañar los sectores e implementar una tarea de generar una cultura en la propia población a los efectos de concientizarla sobre la importancia histórica de los sitios.
Mendoza se encuentra frente a una oportunidad interesante para ampliar su oferta turística y la responsabilidad de su cuidado y mantenimiento es una tarea que nos toca a todos los mendocinos. Manos a la obra, entonces.
