Pandora es la mayor ampliación en la historia de Animal Kingdom. El nuevo parque desafía las nociones de lo imposible y se convierte en la visita obligatoria en Orlando.
El día más esperado nos reúne bajo el sol de Lake Buena Vista, Florida, al ritmo de los tambores que ascienden desde la selva que nos rodea. Estamos a punto de hacer check in en Pandora - el mundo de Avatar, que, por fin, es tangible. Nos pasa lo que pasa en Disney: la realidad se desdibuja, la fantasía fagocita todo lo que nos rodea y nos dejamos ir en ese trance.
Avanzamos entre la vegetación espesa del Valle de Mo’ara. Un follaje conocido coexiste con otro de fantasía, con estructuras que remiten al mundo submarino y texturas orgánicas de un paisaje alienígena que se vuelve extremadamente realista. Los sonidos y aromas de la naturaleza completan el entorno. Hay música tribal y salvaje. Pasó el tiempo y la guerra terminó. Una generación después, los Na’vi conviven en armonía con los humanos en un paraíso. La tierra está experimentando un renacimiento.
La quimera que se vive
Estamos en un mundo místico donde todo puede pasar. Hay inmensas montañas que desafían las leyes de la física y flotan sobre nosotros, cascadas que se encienden, plantas interactivas. Todas las criaturas, desde la más grande hasta la más microscópica, cobran vida en Pandora y aparecen o se hacen escuchar. Magia, códigos y simbolismos a cada paso.
Una buena recomendación para aprovechar la experiencia es ver la peli de nuevo en el avión para tener los detalles frescos. Otra, ir con los sentidos bien abiertos. Nos metemos en el bosque para llegar a la primera atracción: Na’vi River Journey. En botes de caña, entramos a oscuras en el río sagrado a través del bosque bioluminscente, entre plantas exóticas y con la aparición de las criaturas de este universo en una ceremonia musical. Sobre el final, el encuentro con la Shaman of Songs, que simboliza la fuerza la vida y busca la conexión profunda con la selva a través de la melodía.
El plato fuerte de la expedición por la tierra donde todo es posible es Avatar Flight of Passage, el simulador en 3D que lleva a los viajeros a sobrevolar Pandora montados sobre la espalda de un banshee alado, que en la película era un rito de iniciación Na’vi. El ingreso a la atracción -la “previa” diseñada para la espera en la fila- es un espectáculo bien logrado que muestra el avance de la naturaleza sobre la mano del hombre y, además, el complejo procedimiento para compatibilizar la información genética de cada uno de nosotros –un humano dispuesto a la expedición- con el del correspondiente avatar a través del cual volaremos.
El cuento está bien contado, con un extraordinario despliegue tecnológico y de escenografía muy a la altura de las pretensiones y sin descuidar los detalles. El juego es, sin ninguna duda, la mejor atracción de Disney World y supera todo lo conocido hasta el momento en materia de realidad virtual.
Las sensaciones que producen prácticas reales de vuelo o buceo están perfectamente recreadas a lo largo de los 4:30 minutos que dura la atracción, que logra reproducir aromas, efectos y emociones en bosques, montañas, mares, cataratas y cielos, y regala de manera incuestionable la felicidad indescriptible de volar. No tiene fisuras, es un vuelo magistralmente logrado en un entorno maravilloso.
Otros detalles, como los perfumes del bosque, el mar y la tierra mojada y la posibilidad de sentir la respiración del banshee que nos pasea, mejoran (como si eso fuera posible) la aventura. Hay adrenalina y excitación, pero no es violento ni agresivo. Todo el tiempo es creíble, mágico, perfecto.
Salimos por las pasarelas con sonrisas enormes y queriendo más.
Por la noche, la exploración de Pandora se convierte en otro viaje: se enciende la flora bioluminiscente, donde predominan los azules y violetas en una atmósfera onírica. El suelo se ilumina en colores de neón y aparecen figuras bajo nuestros pies. Las cascadas brillan, los blancos se destacan con los efectos de la luz. Suenan la brisa, las aves, los insectos, el agua y los aromas completan la experiencia multi sensorial nocturna, que también es imperdible.
Y hay más
Satu’li Canteen desafía los fast foods típicos de los parques de Disney. En un enorme comedor del estilo de la choza de Quomset, un menú saludable que homenajea la generosidad de Pandora: granos, baos rellenos, vegetales, proteínas, perfumes de especias y sabores picantes, agridulces y aromáticos que incluyen opciones vegetarianas, sin gluten y sin lactosa, con un marcado acento asiático. Al lado, en Pongu, un expatriado ofrece bebidas bioluminiscentes ajenas a este mundo: batidos congelados de frutas de colores flúo y cervezas indígenas de color verde.
Windtraders, la tienda de regalos, es otra parada necesaria. Desde rompecabezas, kits de ciencia y juegos, tazas, ropa, accesorios y recuerdos que brillan en la oscuridad, hasta mochilas con una capucha con las orejas de Avatar y cola (uno de los recuerdos favoritos), pasando por piedras energéticas, banshees que se posan en el hombro y mueven las alas. La novedad: es posible crear el muñeco con la propia cara del visitante en un “Avatar Maker”. El merchandising, las vinchas de orejas, y las caras pintadas de azul hacen lo suyo para extender la energía de Pandora a través de todos los espacios del parque.
La diversión de hacer lo imposible
La presentación global de Pandora se celebró el 24 de mayo, y el parque abrió sus puertas al mundo el 27. Durante la apertura, el Presidente y CEO de The Walt Disney Company, Bob Iger y el director y productor de cine ganador del Oscar, James Cameron, resumieron el largo camino recorrido desde que aquella tierra imaginaria salió de un sueño del cineasta hasta corporizarse en la nueva y más moderna atracción de Disney. Zoe Saldaña, CCH Pounder, Sigourney Weaver y Laz Alonso, los actores que protagonizaron el filme, recorrieron el parque extasiados, y explicaron la sorpresa de ver por primera vez un espacio que durante el rodaje tuvieron que imaginar.
El proyecto fue desarrollado por Walt Disney Imagineering en colaboración con Cameron y su compañía, Lightstorm Entertainment, que le dieron vida a la mítica tierra inspirada en la película de ciencia ficción estrenada en 2009. El proyecto comenzó en el 2012, con el trabajo de escultores, ingenieros estructurales, técnicos robóticos y un equipo de profesionales multidisciplinario integrado por artistas, tejedores, talladores y artesanos de Bali y selvas tropicales, que se sumaron al motor de autenticidad. “Estamos llevando a nuestros visitantes en un viaje a este mundo para experimentarlo de la manera más inmersiva posible”, contó Joe Rohde, Ejecutivo creativo de Walt Disney Imagineering, creador de Pandora y mentor de Animal Kingdom.
“En la película, el mundo de Pandora sirve como marco para la historia de acción de sus protagonistas. Aquí, los visitantes son los personajes principales que se sumergen en una experiencia intensa y auténtica”.
Pandora está ubicado en Animal Kingdom -uno de los cuatro parques temáticos de Walt Disney World Resort-. Esta decisión no fue azarosa: James Cameron destacó la estrecha relación entre la cultura Na’vi y la conexión espiritual con su mundo, con la de este parque y su mensaje de profundo respeto por la naturaleza. Animal Kingdom y Pandora comparten un sistema de valores que llevó a que el primero fuera el espacio elegido para conectar a Pandora con nuestra civilización, que espera recibir la visita de eco-turistas inspirados que tomen acción en sus propias vidas y se comprometan con el cuidado del planeta.
Bob Iger dio la bienvenida citando a Walt Disney “It’s kind of fun to do the impossible”. El legado del padre de la fantasía late más vivo que nunca. Ahí mismo, en la tierra de los sueños que se ven y se tocan, en los parques donde todos circulamos sin edad, el llamado sigue siendo a creer en lo imposible, inspirar y crear nuevos hábitos de respeto por la tierra. En esta porción del planeta se detuvo el tiempo, se borraron las fronteras del mundo nuestro y el otro y los humanos volamos en un bosque de paz. Disney lo hizo de nuevo.
Más datos
Para quienes se hospeden en los hoteles Disney:
Transporte desde y hacia el aeropuerto de Orlando a través del Disney's Magical Express.
Magic hours: exclusivas horas extra en los parques, hasta tres antes de que abran al público y hasta dos después del cierre, que varían todos los días.
Magic band: una sola pulsera para entrar a la habitación, a los parques, a los juegos, cargar los fast pass y hasta pagar compras y comidas sin necesidad de llevar encima la tarjeta de crédito.
Bus Disney Transport: un charter gratuito para moverse desde el hotel a todos los parques (también comunica los parques entre sí).
Estacionamiento gratuito.
A través de la aplicación My Disney Experience -disponible para todos los smartphones- se pueden comprar tickets, obtener fast pass, ver los horarios de los parques y el tiempo de espera en todas las atracciones.
Los fast pass son gratuitos, pero hay un límite de tres por día, por parque, por persona. Las colas en las atracciones de Pandora suelen tener más de 90 minutos de espera en la fila normal, es buena idea guardar dos pases rápidos para evitar la espera.
Web y redes
disneyworldlatino.com
@waltdisneyworld
@visitpandora