Las cincuenta y un muertes de Plaza Once -uno de los numerosos accidentes ferroviarios de los últimos años- y los muertos de las recientes inundaciones de las ciudades de Buenos Aires y La Plata, se suman a la crisis energética, a las obras que se inauguran antes de ser comenzadas, a la crisis de las economías regionales, a la inflación, a la pobreza.
El sistema institucional está deformado y ahora la Presidente ejecuta un golpe de Estado al suprimir la independencia del Poder Judicial.
Ya sometió a casi todos los gobernadores que en realidad son meros delegados del poder central y al Congreso con el bloque de levanta manos del oficialismo, verdaderos genuflexos, sin dignidad, que deshonran el juramento de respetar la Constitución nacional al ser serviles ante los caprichos presidenciales.
La Presidente en realidad está desesperada y recurre a borrar todas las barreras institucionales que se oponen a su autoritarismo y la búsqueda de la perpetuación en el poder.
Todo ha sido una mentira, una farsa, y no hay diferencia entre Él y Ella, como algunos aseguran. Al que escribe esta nota, le consta que Néstor Kirchner ya mencionaba el "vamos por todo" días antes del rechazo en el Congreso, de la resolución 125/08.
Así como se falsea la historia y se la reescribe al servicio del poder, se dibuja la tasa de inflación, la desocupación o el índice de pobreza.
Este gobierno tuvo fondos para construir una red de autopistas que integrara el país con doce mil kilómetros de extensión. Este gobierno tuvo fondos para reconstruir los ferrocarriles metropolitanos y las líneas de cargas de larga distancia. Hubo dinero para terminar con las villas miseria que alojan a seiscientas mil familias y dotar de agua corriente y cloacas a toda la población.
Este gobierno tuvo los precios internacionales más altos desde la primera década del siglo pasado, las tasas de interés más bajas y llevó el gasto público del 27% del PBI al 44%, niveles de las democracias industriales de Europa Occidental.
Pero prefirió gobernar para los grupos concentrados amigos del poder, en un cóctel que incluyó la amenaza y la prebenda. A los pobres, las migajas y el abandono de la cultura del trabajo, terminando con la dignidad. Así se perdió el autoabastecimiento energético al avalar a Repsol para que distribuyera jugosos dividendos a fin de que la familia Eskenazi pagara las acciones de Repsol YPF, en vez de invertir esos fondos en exploración y perforación.
Plaza Once es consecuencia de los subsidios otorgados sin control al concesionario Cirigliano por Julio de Vido y Ricardo Jaime, las personas de más confianza de Néstor Kirchner. La ausencia de obras para paliar los fenómenos climáticos son el resultado de la falta de inversión. Se prefiere subsidiar tarifas en beneficio de los sectores de ingresos medios y altos y nombrar en el Estado nacional, en las provincias y municipios, un millón de personas que no hacen nada.
Hay provincias que tienen una relación especial con Julio de Vido, como Formosa y Santiago del Estero. Son, junto a otras tres, las preferidas por el ministro todo terreno porque una sociedad débil, que vive del Estado y sólo financia el 9% de su presupuesto con recursos propios, no se preocupa por los costos de las obras.
En Santiago del Estero se han pagado repavimentaciones de rutas a cinco veces el valor real. Se erigen torres para oficinas públicas a cinco mil dólares el metro cuando edificios de punta en Catalinas Norte se construyen a dos mil dólares el metro, o aeropuertos para dos vuelos semanales semivacíos. Siempre es la misma empresa, porque, si no, la obra no se hace, en este caso Panedile.
La reforma judicial no mejora la calidad de la Justicia; sólo busca proteger a los Canicoba Corral y los Oyarbide, nombrados por el menemismo y ahora serviles a la corrupción gubernativa.
Algunas veces se dijo que lo importante es hacer aunque roben o la opción eficiencia frente a la corrupción. No entienden que la corrupción es una forma de la ineficiencia y que robar es sacar recursos al pueblo para su mayor bienestar; encima, la corrupción mata.
El que esto escribe, acompañó a Gustavo Béliz en sus viajes a Suiza donde se encontraron cuentas de Carlos Menem y sus compinches. Esos fondos iban a volver al país, pero luego del despido del ministro nadie completó la documentación para repatriarlos. Tal vez tenían miedo de que Béliz encontrara los fondos de la familia Kirchner, por eso lo echaron y los siguen persiguiendo judicialmente con un fiscal afín al poder y a los servicios de inteligencia.
El ex gobernador Arturo Lafalla, que tuvo el mérito de actuar como Dilma Rousseff en Brasil ante la corrupción de su antecesor, es ahora atacado por la "clase política", término deleznable con el que se autocalifican políticos de todos los partidos, que creen tener derecho a privilegios y, sobre todo, a las complicidades de clase por encima de las fuerzas a las que pertenecen, asociados a los pseudos empresarios que sobreviven en un toma y daca con el poder político.
El gobernador pide nombres concretos de sospechosos de corrupción. Para empezar, en estas líneas mencionamos a estos sospechosos: Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Claudio Uberti y toda la runfla que trajeron de Santa Cruz.
Ante la trascendencia pública del programa de Lanata, la respuesta es farandulizar la cuestión. No es Lanata versus Fariña. Se trata de los vínculos entre este tipejo y Lázaro Báez y de éste con el matrimonio Kirchner.
Para terminar, Cristina no reclama por el fraude venezolano y, aquí, no adopta medidas como la boleta única para evitar el fraude en los comicios próximos.