Las fuerzas armadas controlaban ayer la capital de Zimbabue, cuyo presidente, Robert Mugabe, de 93 años, fue confinado bajo arresto domiciliario.
“No se trata de una toma del gobierno por militares. Nuestro objetivo son (los) criminales del entorno” del presidente, declaró el general Sibusiso Moyo en un discurso transmitido en vivo por la noche por la televisión estatal.
“No bien cumplamos con nuestra misión, esperamos que la situación regrese a la normalidad”, agregó.
“Queremos asegurar a la nación que su excelencia el presidente y sus familiares se encuentran sanos y salvos, y que su seguridad está garantizada”, recalcó el general Moyo.
Pero la Unión Africana consideró en un comunicado que la crisis “parece un golpe de Estado” e instó a los militares a detener inmediatamente sus acciones y respetar la Constitución.
Crisis de poderes
La entrada en escena de los militares se produce en medio de una crisis abierta entre Mugabe y el jefe del ejército, Constantino Chiwenga, tras la destitución del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, durante mucho tiempo considerado su delfín.
Ayer por la mañana, soldados y vehículos blindados controlaban los accesos al Parlamento, a la sede del partido gobernante, el Zanu-PF, constató un periodista en la capital, Harare.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, dijo, en un comunicado, que había hablado con su homólogo zimbabuense por teléfono y que este le había dicho que se encontraba “retenido en su domicilio” por las fuerzas armadas.
Periodistas constataron que, al margen de los sitios estratégicos, la capital funcionaba con normalidad.
“Necesitamos un cambio en este país, nuestra situación es patética. La economía está estancada desde hace mucho tiempo”, dijo en Harare Keresenzia Moyo, una ama de casa de 65 años. “Lo bueno es que pasó en lo alto del poder y no está afectando a la gente en la calle”, consideró.
La embajada de Estados Unidos pidió a sus ciudadanos en el país “refugiarse” debido a la “incertidumbre política”.
Fiel apoyo de Mugabe, el presidente sudafricano se declaró hostil a cualquier cambio de régimen "inconstitucional" en Zimbabue.
"Muy preocupado" por la situación, Zuma envió a dos emisarios especiales para que se reúnan con el presidente Mugabe y con responsables militares, según un comunicado de su oficina.
La Unión Europea se declaró preocupada por la situación e instó al “diálogo” para alcanzar una “resolución pacífica”, señaló una portavoz de sus servicios diplomáticos.
Los voceros del gobierno y el ejército no querían realizar comentarios sobre los acontecimientos.
“El silencio del gobierno sobre el despliegue militar parece confirmar que el presidente Mugabe perdió el control de la situación”, consideró Robert Besseling, de la consultora londinense EXX Africa risk.
Tras varios días de vivas tensiones, la operación del ejército, hasta ahora considerado un pilar del régimen, constituye un desafío sin precedente a la autoridad de Mugabe.
El lunes, el jefe del Estado Mayor, el general Constantino Chiwenga, había denunciado públicamente la decisión del jefe del Estado de destituir al vicepresidente Mnangagwa.
El ejército podría “intervenir” si esta “purga” no cesaba dentro del partido presidencial, advirtió.
La ONU pide calma y diálogo político
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a la calma a todos los bandos en Zimbabue, después de que los militares tomaran el control del país y el presidente Robert Mugabe dijera que estaba bajo arresto domiciliario.
Guterres está monitorizando la situación y “llama a la calma, a la no violencia y a la contención”, dijo el portavoz de la ONU Farhan Haq.
Guterres “resaltó la importancia de resolver las diferencias políticas a través de medios pacíficos y el diálogo, y en línea con la constitución del país”, agregó.
El jefe de las Naciones Unidas destacó que la Comunidad de Desarrollo de África Austral está haciendo esfuerzos para poner fin a esta crisis.
¿Quien manda?
Vistazo a las figuras centrales de un drama político que tiene al presidente Robert Mugabe bajo custodia militar.
El presidente:
El astuto político de 93 años encabezó la rebelión contra un gobierno de minoría blanca en esta nación del sur de África en 1980 y es el único líder que ha conocido buena parte de la población. A pesar de los crecientes indicios de fragilidad -se ha quedado dormido en reuniones, tropezado y hecho prolongados viajes al exterior por razones médicas- ha logrado sobrevivir a múltiples elecciones y a sanciones de Estados Unidos. Parece haber cometido un gran error la semana pasada al echar al vicepresidente Emmerson Mnangagwa, un viejo aliado que tiene el apoyo de los militares.
Primera dama Grace Mugabe:
La primera dama, de 52 años, conoció a Mugabe hace años, cuando trabajó como secretaria en su despacho. Tuvo una relación con el mandatario que produjo un hijo y se casó con él tras la muerte de la primera esposa del presidente. En los últimos años adquirió un gran peso político y ha dicho abiertamente que le interesa ser presidenta, desafiando incluso a su marido a que nombre un sucesor. Parece tener el apoyo del ala juvenil del partido de gobierno y encabezó un sector de dirigentes de 40 y 50 años que surgen como alternativa a una camada mayor.
Ex vicepresidente Merson Mnangagwa:
Apodado el “cocodrilo” por su mirada intensa y su crueldad, la figura que parecía llamada a suceder a Mugabe pasó a ser blanco de insultos del mandatario y de su esposa en las últimas semanas. Mugabe lo despidió la semana pasada, acusándolo de complotar para tomar el poder mediante brujerías.
Comandante del éjercito Constantino Chiwenga:
Unas declaraciones sin precedentes del jefe del ejército advirtiendo que no se hiciese una purga de partidarios de Mnangagwa y de otros veteranos de la guerra desató el actual drama. Los comentarios del militar de 61 años generaron las primeras fisuras conocidas entre Mugabe y los militares y dejaron al país en vilo.