José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Fue una semana en la que el radicalismo mendocino comprobó que, hasta que se produzca el cambio de gobierno, la relación con la Nación siempre dependerá del humor presidencial y de su entorno.
Tal vez también sirva a Cornejo y su equipo para comprobar que es en vano intentar adelantar los tiempos. La entrada formal en escena será en diciembre. Son los últimos coletazos de una forma de hacer política que tiende a dejar paso a otro estilo, sea cual fuere el ganador de las presidenciales del próximo domingo.
Lo que se produjo en Buenos Aires en estos días puede haber dado paso a una definitiva ruptura política en nuestra provincia. Tal vez el final anticipado de una transición que nunca llegó a ser ordenada, porque debe tenerse en cuenta que la aprobación de la ley de endeudamiento, en la Legislatura, se logró en forma express por necesidad ante la apremiante crisis de las cuentas públicas locales.
Pero por ahora el ritmo lo sigue marcando la Casa Rosada. La negativa nacional ya se había insinuado el martes, en el Senado nacional cuando, en un plenario de comisiones para escuchar el informe gubernamental sobre el proyecto de Presupuesto para el año próximo, el viceministro de Economía, Álvarez Agis, discutió con la senadora Laura Montero justamente a raíz del acuerdo de endeudamiento logrado entre Pérez y Cornejo.
El número dos del ministro Kicillof lisa y llanamente negó que Mendoza necesite endeudarse por 5.800 millones de pesos.
Al día siguiente, el peregrinar de Pérez golpeando puertas tuvo la anhelada recepción presidencial, en la que le dieron tranquilidad en cuanto a las posibilidades financieras para que pueda intentar terminar en orden su gestión. Una refinanciación de deuda con el Banco Nación que lo aliviará en el corto trayecto hasta diciembre y le permitirá ordenar los recursos que ingresen para hacer frente al pago de sueldos y otras urgencias.
Pérez salió de la Casa Rosada con la tranquilidad del respaldo nacional pero cargando sobre su espalda la inevitable ruptura del pacto de transición que había sellado con Cornejo. Por eso desde el radicalismo no tardaron en salir a criticar lo dispuesto por la Nación y notificado a Francisco Pérez. Es que la mecánica vigente establece que sin el consentimiento del Ministerio de Economía el acuerdo de endeudamiento dispuesto aquí de nada sirve.
¿Olvido y perdón? La recepción que Cristina Fernández brindó en su despacho a Francisco Pérez de alguna manera se interpretó como el perdón del kirchnerismo a tantos desencuentros con el gobernador mendocino en los últimos años, tanto por la conformación de listas de candidatos, que respondieron más a la interna mendocina que a estrategias nacionales, como por el maltrato que para la Presidenta y su gobierno significó el desdoblamiento electoral en esta provincia, que dio al oficialismo nacional una rotunda derrota en una provincia sin duda gravitante.
Algunos allegados al oficialismo provincial recuerdan que la movida por el desdoblamiento, motorizada por varios intendentes, lo que buscaba era despegar las gestiones departamentales de un gobierno nacional al que se creía derrotado de antemano.
Los hechos demostraron que la estrategia mendocina no funcionó: el gobierno de Pérez y la gestión de muchos intendentes fueron duramente condenadas con el voto tanto en las PASO de abril como en las generales del 21 de junio, mientras que a nivel nacional la Presidenta demuestra que la imagen de su gobierno no es de derrota sino que sirve para sustentar las pretensiones de Daniel Scioli, el más votado en las primarias de agosto y el candidato que más chances tiene de lucir la banda presidencial, si no hay balotaje .
Por otra parte, hay gran interés en el kirchnerismo de que Cristina Fernández deje su gestión tras ocho años de la mejor manera. En ese sentido los desajustes en las cuentas públicas de Mendoza no ayudan. Por ese motivo, además, el candidato oficialista, Daniel Scioli, dejó de lado visitas a nuestra provincia durante el actual cierre de la campaña presidencial.
Sólo esperar... Ante la rotunda negativa de la Nación, cabe ahora ver qué hará Alfredo Cornejo para salir del paso. No dudó y de inmediato renovó la idea de emitir en Nueva York un bono de mil millones de pesos.
La actitud de Cristina Fernández y Axel Kicillof no hace otra cosa que colocar al futuro gobierno de Cornejo en lista de espera para ver con quién tendrá que negociar la firma del pedido de endeudamiento. Ante las dos mayores opciones presidenciales, Scioli o Macri, el futuro gobernador no teme por las negociaciones que tenga que encarar para sostener financieramente a la provincia.
En el caso de ser presidente el actual gobernador de Buenos Aires, Cornejo tomó firmemente la palabra prometida en aquella visita de campaña en la que Scioli dijo que si llega a ser presidente daría al gobierno cornejista el mismo trato que había anticipado a Adolfo Bermejo si ganaba las elecciones a gobernador.
Están, además, los que vieron como una pequeña revancha el freno que la Presidenta puso a Cornejo. “El financiamiento que aseguró Cristina es sólo para que termine más o menos bien Paco. Cornejo que arregle con el próximo presidente”, señaló un dirigente cercano al sciolismo nacional. Otros, más críticos del estilo político de Cornejo, van más allá: “El problema que lo solucione el que durante muchos años nos puso trabas en la Legislatura...”.
Mientras tanto, la última semana de campaña encuentra al Frente para la Victoria intentando que el arrastre de Scioli ayude a sus candidatos a legisladores nacionales a sumar votos, mientras que por el lado de Cambiemos la intención es mantener el nivel de las elecciones provinciales y también de las PASO nacionales de agosto.
La división del voto opositor entre Macri y Massa puede tener su repercusión. Sin embargo, últimos datos conocidos dan cuenta de que la intención de voto a Macri en la provincia estaría superando levemente el 30 por ciento, mientras que Scioli se encontraría en 27 y Massa sorprendiendo con 20,5 por ciento. Del Caño, 10 por ciento. Otro sondeo otorga ventaja al bonaerense.
La intención de voto hacia Julio Cobos sigue siendo la más alta en Cambiemos (41 por ciento se inclinaría con seguridad por el candidato a senador nacional) y eso podría ayudar a Macri en la provincia.
Faltan pocos días para saber si la elección presidencial se define o si hay que esperar una segunda vuelta. El gobernador electo Cornejo está atento, pero fundamentalmente para saber con quién tendrá que negociar el respaldo nacional que necesitará para poner en marcha su administración. En lo político, dice estar tranquilo porque ya demostró, en la carrera electoral que terminó en junio, cómo hacer un armado opositor exitoso, algo que a nivel nacional parece que no prosperó.