15 de abril de 2025 - 21:49

Marcos Milinkovic: El "Gran Capitán" que sigue motivando

Vóleibol. Uno de los grandes referentes del deporte argentino visitó Mendoza y brindó charlas ante jóvenes y familias. Con emoción, repasó su historia y destacó el valor de los clubes. "Las medallas más valiosas son las que nos da la gente", dijo.

Marcos Milinkovic, histórico capitán de la Selección Argentina de vóley y considerado uno de los mejores opuestos del mundo, pasó por la provincia de Mendoza y dejó mucho más que recuerdos deportivos. En el Espacio Cultural Julio Le Parc brindó una serie de charlas motivacionales que colmaron la sala, donde se mezclaron jóvenes deportistas, entrenadores, familias y fanáticos que aún lo recuerdan por aquellas madrugadas olímpicas.

Marcos Milinkovic.jpg
El ex capitán del seleccionado argentino, además de la clínica en el Poliguay, ofreció una charla en el Le Parc.

El ex capitán del seleccionado argentino, además de la clínica en el Poliguay, ofreció una charla en el Le Parc.

Con 53 años, su figura sigue imponente. Su altura y presencia no pasaron desapercibidas, pero fue su calidez lo que se llevó los aplausos.

"Estas charlas me encantan, porque me permiten compartir con chicos que están empezando o soñando con jugar al vóley. Contarles lo que viví, mis errores y aprendizajes, es una forma de devolver todo lo que el deporte me dio", expresó, con la humildad que lo caracterizó durante toda su carrera.

De club de barrio a ícono mundial

Marcos comenzó a jugar al vóley a los 16 años, casi de casualidad, luego de haber probado con tenis, hockey, handball y básquet. "Una mañana fui al club y los chicos de vóley estaban armando la red. Me invitaron a jugar porque les faltaba uno. Ahí empezó todo", recordó. Hasta los 17 años medía 1,77 m y en apenas un año pegó el estirón: creció casi 20 centímetros. "Haber tenido la posibilidad de practicar tantos deportes me dio una motricidad y una habilidad mayor que si hubiese practicado quizás solo un deporte o hubiese empezado de grande", explicó.

A los 19 pasó a Obras Sanitarias, y a los 21 ya estaba jugando en la Liga A-2 de Italia. Luego vendrían 15 temporadas fuera del país, en potencias como Italia, Grecia y Brasil. Con la camiseta albiceleste jugó 17 años, fue capitán durante ocho y disputó tres Juegos Olímpicos. En los Panamericanos de 1995 ganó la medalla de oro, y en Sídney 2000 logró un histórico cuarto puesto y fue elegido el mejor jugador del torneo.

Marcos Milinkovic, retiro de un grande
Marcos Milinkovic, retiro de un grande
Marcos Milinkovic, retiro de un grande

Casi mendocino

Durante su visita, Milinkovic sorprendió con una anécdota poco conocida: "A los 13 años estuve a punto de vivir en Mendoza. Mi papá había comprado una finca en San Rafael y la idea era quedarnos a vivir acá. Pero no conseguimos vacantes escolares para mis hermanas y para mí, así que tuvimos que volver a Buenos Aires", relató con cierta nostalgia.

La clave: familia y esfuerzo

En su mensaje, el exjugador resaltó constantemente el valor del entorno familiar. "Estoy muy agradecido por la libertad que me dieron mis padres para elegir. Me ponían límites, pero nunca me dijeron 'esto no se puede'. Eso mismo trato de transmitirles a mis hijos. Poder probar, equivocarse y volver a intentar", sostuvo.

También recordó el equilibrio que tuvo que hacer entre el estudio y el deporte. "Cuando pasé a Obras Sanitarias, mis padres me dijeron: 'Podés intentarlo, pero el colegio no se negocia'. Y así fue: madrugar, entrenar, estudiar, dormir poco. Era el precio a pagar por un sueño. Esa es la parte que no me gustaba, pero era lo que había arreglado con mis padres. Yo quería esto y sabía que tenía que ceder en alguna otra cosa; levantarme temprano, dormir poquito y hacer bien los deberes".

Milinkovic - Clínica.jpg
La clínica se realizó en el polideportivo Poliguay de Guaymallén con una importante convocatoria.

La clínica se realizó en el polideportivo Poliguay de Guaymallén con una importante convocatoria.

La Selección y los sueños

Milinkovic fue parte de una generación que marcó al vóley argentino, aún sin grandes títulos. "Nos quedamos muy cerca de hacer historia: perdimos una semifinal olímpica por un punto, una semifinal mundial frente a 20 mil personas en Argentina... y no se nos dio. En su momento fue durísimo. Pero con el tiempo entendés que el verdadero éxito no es solo ganar. Es dejar todo y saber que diste el 100%. Eso, para mí, vale más que una medalla", reflexionó.

"Mi primera convocatoria fue una sorpresa, porque con tan poco tiempo en Obras Sanitarias me llamaron a la preselección juvenil. Fue una sensación rara. Me dieron una bienvenida hermosa. Al año siguiente me llamaron para jugar en mi categoría un Sudamericano. Cumplía mi primer gran sueño. Estaba sorprendido. No me esperaba poder tener una convocatoria al poco tiempo de haber empezado a jugar", dijo. Y agregó: "Lo que más me emociona es cuando alguien me dice: 'Gracias por habernos hecho levantar a las 3 AM para verlos jugar'. Ese cariño no se compra. Esas son las medallas de oro que me llevo".

"Para mí los verdaderos sueños son poder entrenar para poder cumplirlos. El sueño es entrenar, sacrificarse y tratar de hacer todo para poder cumplir ese objetivo o ese sueño que, realmente tengo muy fuerte adentro del pecho, se puede cumplir o no. Después, ganar o perder va a ser una consecuencia del juego, pero me parece que el verdadero sueño y éxito, es que tenemos que sentir adentro nuestro que intentamos todo. Haber probado todas las maneras para lograr ese objetivo y si no se logra, uno con el tiempo se da cuenta de que el resultado es una consecuencia. Esa enseñanza que te deja ese proceso para poder lograr el objetivo y, es algo que nosotros vamos a llevar adentro toda la vida", explicó.

Marcos Milinkovic y Luis Testa.jpg
El hoy entrenador de Salta Voley dio la clínica acompañado por Luis Testa, DT de Regatas.

El hoy entrenador de Salta Voley dio la clínica acompañado por Luis Testa, DT de Regatas.

El deporte como escuela de vida

Ya retirado —jugó hasta los 41 años— Milinkovic es actualmente entrenador de Salta Vóley, equipo que dirige desde fines de 2024 y que compite en la Liga Argentina. Allí sigue construyendo desde otro lugar. "Estoy muy contento con el proyecto. Vamos paso a paso, pero con mucha convicción", afirmó.

En Mendoza, dejó un mensaje claro sobre el rol del deporte y el valor esencial de los clubes: "Después de la familia y el colegio, el club es el mejor lugar para que estén nuestros hijos. Ahí se aprenden valores que duran para toda la vida: respeto, trabajo en equipo, compromiso... Eso me dio el deporte, y eso quiero transmitir. En el club aprendemos otro tipo de valores, que nos sirven después para cuando formamos una familia, para poder trabajar con mis amigos, para poder llevar una familia de la mejor manera... Porque nunca deja de ser un trabajo en equipo, como lo es el vóley, como es la familia, como es el trabajo. Lo importante no tiene que ser el resultado, sino lo que nos deja. La enseñanza de los compañeros, la enseñanza de los profes, la enseñanza del club... La vida que me dio el club fue hermosa".

Cierre con aplausos y gratitud

Después de más de una hora de charla, preguntas y anécdotas, Marcos se quedó sacándose fotos y charlando con cada uno. Se lo vio sonriente, relajado, feliz. Como si el tiempo no pasara, pero con la madurez de quien supo vivirlo todo y aún así conservar los pies sobre la tierra.

"El vóley me dio amigos, me dio viajes, emociones, llantos, abrazos. Me dio una vida hermosa. Por eso cada vez que puedo, vuelvo a dar. Porque no hay mejor legado que compartir lo vivido con quienes vienen atrás".

LAS MAS LEIDAS