Independiente Rivadavia encontró en Luis Sequeira a uno de esos futbolistas diferentes, de los que no sobran en estos tiempos de fútbol a repetición y estandarización. Y el propio jugador encontró en el Parque un lugar donde poder conectar con su talento, y sacarlo a la luz.
El pibe abre los brazos, recibiendo la energía del grito de gol que el mismo provocó con un derechazo imposible de contener para el arquero Thiago Cardozo. Continúa su solitario festejo durante unos metros, con la garganta enrojecida y propinando dos cachetazos al banderín a modo de desahogo. Luego viene el abrazo de sus compañeros, y la cruel reanudación del juego que corta con la alegría del golazo que hizo, y que lo obliga a meterse en el trámite otra vez.
Podríamos pensar que esa manera de actuar ante su doblete responde a lo que significa romper una racha de 5 partidos sin victorias. Pero decir eso sería desconocer la historia futbolística del Gordo, que atravesó muchos vaivenes hasta que se acomodó, con la camiseta Azul en el Bautista Gargantini.
Del debut temprano en San Lorenzo, a ser separado del plantel:
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Sequeira debutó en San Lorenzo, pero no pudo ganarse el lugar
Prensa CASLA
Luis Sequeira debutó en la Primera de San Lorenzo cuando sólo tenía 16 años. Su calidad técnica, la rapidez mental, y la viveza hicieron que Diego Monarriz, del staff de las fuerzas básicas del Ciclón y habitual entrenador interino, lo mande a la cancha (durante 1 minuto) ante Argentinos Juniors en noviembre de 2019.
Tras ese momento de alegría, y sumarse a entrenar con el plantel superior, el volante no pudo ganarse el puesto en un cambiante y problemático elenco Azulgrana, y en los siguientes tres años sufrió de todo. El primer golpe fue la lesión del menisco interno de la rodilla izquierda en la pretemporada del 2020, pocos meses antes de la aparición del Covid-19. Estos dos hechos atentaron contra sus posibilidades de sumar acción, y lo relegaron.
Pero la historia de Luis no incluye rendirse. Por eso, a los entrenamientos con su institución le sumó prácticas con un coaching deportivo dos veces a la semana, y actividad física por su cuenta para ganarse una vez más el lugar. Redobló la apuesta.
Hasta que llegó el segundo golpe duro. En septiembre de 2022, Rubén Insúa lo mandó a entrenar nuevamente con la reserva por actos de indisciplina, y catapultó su salida. Así, Sequeira tuvo que armar el bolso tras apenas 108 minutos repartidos en 5 encuentros, y un tanto (ante Huachipato por Copa Sudamericana).
Talleres de Córdoba, la segunda chance:
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Su segunda oportunidad, Talleres de Córdoba
Prensa CAT
Volvió a empezar. Talleres fue su nueva casa, lo cobijó y le permitió buscar el renacimiento de su carrera. Sin embargo, Luis no pudo consolidarse, y alcanzó a participar en 19 partidos, aunque sólo 2 como titular y sin completar nunca los 90’. Además, el gol tampoco llegó y en junio de 2024, a arrancar de nuevo de cero en otra provincia. Otro golpe duro.
Pero recuerde, querido lector, esta no es una historia de un jugador que se rinde cuando no se da lo que sueña. Es la de alguien que siguió buscando, y la de un club que decidió dar una chance más. Ahí aparece Independiente Rivadavia, que entendió que el habilidoso necesitaba tiempo, y confianza.
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Luis Sequeira explotó en Independiente Rivadavia, y quiere ir por más.
Prensa CSIR
A préstamo por 18 meses con opción de compra, rápidamente la Lepra lo mandó a la cancha, haciendo lo que nadie se animó antes: dejarlo jugar, y dándole libertad creativa. Rodeado de compañeros con la misma sensibilidad técnica, Sequeira empezó a ganarse el puesto entre los once y a crecer en influencia.
Así, llegamos a este presente con Alfredo Berti como gestor del reverdecer de Luis. Jugando suelto en el medio, tomó la manija del equipo y en un semestre ya superó los números que había obtenido en el acumulado de toda su carrera. En menos de un año, 28 encuentros (19 desde el pitazo inicial), 3 goles y 2 asistencias.
En el choque con Unión por Liga Profesional, y tras ese gol de penal que abrió el camino hacia los 3 puntos, Sequeira confirmó que después de los momentos malos, siempre habrá algo bueno. Trabó y limpió a Gerometta sobre la mitad de la cancha, y trató de encontrar a Sartori. Un defensor se tiró desesperado a cortar con la acción, pero la redonda tenía otros planes… El gordo, ese que nunca dejó de correr a pesar de los obstáculos, recibió de Retamar y abrió los brazos, recibiendo la energía de ese grito de gol.