Deportes extremos: ¿cómo desafiar al peligro?

El Salto base, parkour, highlining y wingsuit son la nueva atracción deportiva en busca de la adrenalina. Mirá la galería de fotos.

Deportes extremos: ¿cómo desafiar al peligro?
Deportes extremos: ¿cómo desafiar al peligro?

Los deportes extremos o de riesgo han dejado de ser el coto privado de un puñado de iniciados para saltar al primer plano, gracias a las nuevas tecnologías y a la necesidad de rebelarse contra sociedades cada vez más seguras.

'Salto base' (salto en paracaídas desde una montaña, acantilado o puente), 'Parkour' (desplazarse entre dos puntos superando cualquier obstáculo usando sólo el cuerpo), 'Highlining' o 'Skylining' (funambulismo en un entorno urbano o natural), saltos con 'wingsuit' (traje con alas)... La inventiva humana no parece tener fronteras en la creación de disciplinas cada vez más extraordinarias, más arriesgadas y también más fotogénicas y telegénicas.

Ha sido en los últimos años, con la irrupción de las redes sociales y la posibilidad de compartir material a través de internet, cuando estos deportes han salido de la sombra del paracaidismo, el ala delta o el puenting, considerados hasta entonces en el imaginario colectivo como el máximo de los deportes de riesgo.
"Ahora muchos practicantes de estos deportes se graban en vídeo y eso cambia todo", destaca Nicolas Cazenave, experto en Psicología clínica y Salud de la Universidad Jean Jaurès de Toulouse, en Francia.

"Existe un componente narcisista que antes no se daba, cuando estas prácticas eran más desconocidas", subraya.

Inventiva en desarrollo

Basta con dar un vistazo a las plataformas de video en internet para encontrar imágenes espectaculares.
"Se enfrentan a través de videos, lo que aumenta los riesgos, porque una vez que todo el mundo consigue hacer algo hay que pasar a otra cosa más arriesgada", estima Cazenave, que en el pasado practicó snowboard.

Las tecnologías y materiales para estos deportes son también cada vez más accesibles. El 'wingsuit', el traje con alas especialmente diseñado para "volar", se ha "democratizado" tras el salto del austríaco Felix Baumgartner desde la estratosfera, orquestado por la marca Red Bull.

Hoy, saltar con un traje con alas se ha convertido en algo tan "banal" que un ítalo-noruego de 27 años, Alexander Polli, consideró que para diferenciarse del resto tenía que pasar a 250 km/h por un agujero apenas más grande que su cuerpo, provocado por la erosión de un acantilado en Cataluña (España). Todo ello tras saltar, equipado con su 'wingsuit', desde un helicóptero.

"Claramente, hay un clima de inventiva creciente", dice el profesor Cazenave. "Las nuevas tecnologías lo permiten, son más accesibles. Y por otra parte porque nuestra sociedad tiende a poner cada vez más frenos, imponiendo más protecciones físicas y limitaciones de velocidad en el día a día. Los deportistas extremos buscan superarse", afirma.

Testosterona o dopamina 

Cecile Martha, investigadora en Psicología Social en el Instituto de Ciencias del Movimiento de Aix-Marsella, también en Francia, es experta en los riesgos del deporte y durante un año y medio ha seguido a 40 fanáticos del salto base, de los 200 adeptos censados en su país. Esta práctica es una especie de paracaidismo desde un puente o un acantilado, en vez de un avión.

Tras estos meses de observación ha establecido una especie de retrato robot del practicante: "Un hombre que, en la inmensa mayoría de los casos (por razones ante todo hormonales ligadas a la mezcla de testosterona, la hormona masculina, y dopamina, la del placer, en situaciones extremas) necesita unas sensaciones fuertes superiores a la media".

"Por el contrario, no son impulsivos. Afrontan su deporte de manera muy meticulosa y los que tienen más accidentes son precisamente los impulsivos", destaca.

El profesor Nicolas Cazenave también ha detectado en los practicantes "una falta de regulación de las emociones" y la necesidad de sentir peligro para sentirse "sumamente vivos".

Riesgos del deporte tradicional 

Los datos de mortalidad son complicados por la confidencialidad de estas prácticas. En Francia, por ejemplo, de los miles de saltos de salto base que se realizan al año las estadísticas reflejan una media de un muerto al año entre los 200 practicantes.

¿Pero ha tenido que esperar el deporte a estas prácticas para ser mortal? Evidentemente no. Muchos pueden pensar en la Fórmula 1 y los deportes de motor, aunque Jean Griffet, un especialista en deportes acuáticos extremos, cree que hay diferencias entre las disciplinas tradicionales y las nuevas más extremas.

"La equitación, el esquí, la gimnasia, la Fórmula 1, la vela, el motociclismo... Todos ellos conllevan en principio un riesgo mortal, pero el peligro de una mala caída se neutraliza con dispositivos humanos o materiales que suavizan el fracaso (barreras de seguridad, suelos blandos o colchones...)", dice.

"Además se pueden aprender para dominarlos, aumentando progresivamente la dificultad. En los deportes extremos no se da ese aprendizaje, cuando haces tu primer salto base es ya una actividad letal, definida por una ley de todo o nada", sentencia.

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