Denuncian que una fábrica contamina cauces en Tunuyán

Productores de Vista Flores dicen que una conservera vierte efluentes sin tratar que han perjudicado sus cultivos. La empresa lo niega mientras Irrigación investiga.

Denuncian que una fábrica contamina cauces en Tunuyán
Denuncian que una fábrica contamina cauces en Tunuyán

Vecinos de Vista Flores, acompañados por la ONG ambientalista Oikos, denuncian que una fábrica de dulces de la zona arroja efluentes sin tratar a sus cauces de riego. Hay productores que dicen haber perdido sectores de su plantación por el mal estado de ese agua, que el olor que proviene de las acequias les produce irritación en ojos y fosas nasales y que algunos días el aire se vuelve irrespirable en sus hogares.

Por su parte, desde la  empresa hablan de cierta “animosidad” en las denuncias y sostienen que su establecimiento cumple con todos los requerimientos de las normas IRAM y que está siendo permanentemente monitoreado por los controles del Estado.

Mientras tanto, en Irrigación están trabajando sobre las denuncias y algunas irregularidaes que los inspectores constataron en el lugar, pero aún deben cumplir con análisis técnicos y etapas del proceso administrativo para resolver si corresponde o no una sanción.

“Cuando viene de ese agua por el cauce (sobre todo los fines de semana o por las noches), acá no se puede dormir. Se nos seca la nariz y la garganta. Tenemos que poner unos trapos húmedos debajo de las puertas. Antes había peces en este canal y yo tenía unos patos, que se me murieron”, cuenta Juan Carlos Castro, encargado de una finca cercana.

No hay estudios certeros, pero los vecinos atribuyen estos fenómenos a los efluentes que emanan de la fábrica, en base a su propia experiencia de décadas de vivir y sembrar en estas tierras de Tunuyán.

La fábrica Dulcor trabaja desde hace años en el establecimiento que pertenecía a la firma Esnaola, sobre la ruta 92 en Vista Flores. La problemática por sus vertidos no es nueva.

En marzo de 2012, Irrigación constató que el efluente generado por estas tareas industriales “estaba siendo derivado, a través de una acequia a cielo abierto, al arroyo El Manzano, sin ningún tipo de tratamiento”, como consta en el expediente 5.888. Por entonces, el DGI aplicó una multa a la firma.

Sin embargo, como el objetivo de Irrigación “no es la recaudación, sino el resarcimiento de los efectos nocivos” y como Dulcor mostró intención en remediar la situación, se trabajó en la elaboración de una solución. Fue un convenio firmado en 2014 entre la empresa, Irrigación y productores de la zona donde se comprometen a destinar la totalidad de estos líquidos al re uso agrícola.

El convenio está en vigencia y -excepto un productor que pidió quedar fuera del acuerdo al poco tiempo- los otros debieran estar usando este agua para el riego de sus fincas. Sin embargo, desde la Red Ambientalista Oikos cuestionan su real cumplimiento.

En la presentación que la ONG realizó junto a los vecinos, tanto en Fiscalía de Estado como en Irrigación, denuncian que parte de estos líquidos han seguido cayendo a canales públicos. “Los productores no ocupan todo el caudal o lo dejan pasar y terminan volcando el excedente a los cauces de riego. Además, hemos pedido que se analice si la planta está realizando el tratamiento adecuado a los efluentes”, apuntó Eduardo Sosa, titular de la organización.

La empresa se defiende

Edith Corvalán es una de las vecinas que motoriza el reclamo. Vive justo al lado de la empresa y asegura que han tenido que autoevacuarse a veces por sufrir irritación en ojos y nariz por el olor. La familia Aveiro y la firma están enfrentadas hace tiempo por cruce de denuncias y reclamos. “Nosotros no queremos que la firma cierre, sabemos que es fuente laboral de muchas familias de Vista Flores. Sólo pedimos que se hagan bien las cosas”, expuso la mujer.

“Supuestamente el agua iba a salir buena, pero se nos secaron varios cuadros de duraznos, unas hileras viejas y otras de plantitas jóvenes. El patrón decidió renunciar al agua. Se armaba una costra dura sobre el surco y no se podía zanjear”, contó Ramón Castro, al bajar del tractor. La finca donde trabaja, al mando de Carlos Navarro, fue la que se abrió del convenio.

En el campo vecino de Giorgio también dan cuenta de que perdieron unas hileras de frutales cuando se rompió el caño de efluentes, que dejaron pasar por allí. Por su parte, una vecina de las fincas que usan el agua expresó que “por la hediondez no se puede estar afuera. Se nos irritan los ojos y la nariz”, dijo.

El gerente de Dulcor en Vista Flores, Humberto Piermarini, minimizó las acusaciones, porque -dijo- están teñidas de cierta animosidad por “alguien que era operario y quedó fuera de la empresa”. El empresario destacó que no han recibido quejas de los productores que utilizan los efluentes en sus cultivos, y que al contrario “en tiempos de crisis hídrica, que reciban unos 20 mil litros de agua para riego es de gran ayuda”, apuntó.

Piermarini señaló que la empresa se ocupa de cumplir con todas las normas de calidad y que permanentemente está siendo monitoreado por organismos del Estado. “Hacemos productos alimenticios, no bombas nucleares. El agua que sale es del lavado de la fruta y sí es tratada”, agregó.

Por su parte, en Irrigación aclararon que el agua viene con olor porque trabaja con materia orgánica. La directora de Control de la Calidad de Agua, Maricel Cichitti, sostuvo que han realizado inspecciones en la firma a raíz de las denuncias y detectaron algunas irregularidades en el vuelco.

“Esto sigue un proceso administrativo para saber si hay falta. La firma tiene un tiempo para hacer el descargo y se deben tener los resultados técnicos. Antes no puede salir el dictamen legal”, explicó la funcionaria.

"Controlamos la calidad de los efluentes"

La resolución 778/96 del Departamento General de Irrigación es la que regula en todo el ámbito provincial la protección de la calidad de las aguas, dentro de la competencia fijada por la Ley de Aguas y otras normativas. Esta tiene por objetivo -entre otros- preservar y mejorar la calidad de las aguas, impedir contaminaciones o degradaciones, controlar los procesos de tratamiento de las mismas y regular el control sobre los vertidos.

Como ocurre con la empresa Dulcor, Maricel Cichitti -directora de Control de Calidad de Aguas- sostuvo que Irrigación realiza al menos dos auditorías por temporada en los cerca de 300 establecimientos conserveros que hay en la provincia. “Controlamos que se cumpla con la calidad de los efluentes y que no contaminen los recursos hídricos”, explicó. En caso de irregularidades, las sanciones van in crescendo, pero siempre buscando una solución y remediación.

Entre las cuestiones a controlar, el reglamento de Irrigación prohíbe el vertido directo o indirecto a los cursos naturales de aguas, así como los cauces públicos artificiales (donde se incluyen los canales e hijuelas de riego), de toda clase de sustancias, líquidas o sólidas, desechos o residuos, con excepción de aquellos que se encuentren expresa y previamente autorizadas por el DGI.

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