Hoy comienza la demolición de dos propiedades ubicadas frente a la Municipalidad de Tunuyán debido a sus graves problemas estructurales. Su derribo fue ordenado por la comuna en junio del año pasado, pero procesos judiciales lo frenaron. Sucede que el salón a demoler es objeto de un juicio que enfrenta a su actual propietario con la Confederación Evangélica Bautista.
OscarVera denuncia haber sido estafado por quien era su pastor. En octubre de 2010, se quedó con el edificio en cuestión a cambio de otro que era de su propiedad sobre la calle San Martín, la actual sede de la iglesia bautista. Sin embargo, nunca pudo usarlo. A los dos meses de adquirido, la comuna lo inhabilitó por su avanzado estado de deterioro y le ordenó vallar la vereda para evitar accidentes.
Por el caso se abrió una causa que lleva el Primer Juzgado de Familia del Valle de Uco. Allí, Vera reclama a la institución religiosa un "reajuste equitativo del contrato de compra y venta". "Hoy lo único que vale es el terreno. Le entregaron una propiedad con vicios ocultos gravísimos, situación que queda ratificada con la actual demolición", señala el abogado del denunciante, Pablo Cabalin García.
Un riesgo latente
Ayer los obreros empezaron a trabajar retirando algunas chapas del techo y otros elementos. "Ambas construcciones constituyen un riesgo para la vía pública. Lo que es el templo (lo era hasta su venta) está en una situación de colapso inminente", informó Valerio Romanini, titular de Obras Públicas y Privadas de Tunuyán. Las paredes se han separado, parte del techo ha cedido y "el asentamiento por colapso de la estructura supera los 50 centímetros", indicó el funcionario.
Si bien todo indica que el proceso de deterioro viene de larga data, todavía no se sabe a ciencia cierta cuál ha sido su origen. "Los técnicos tomarán pruebas durante la demolición para indagar sobre las causas", indicó Romanini. Una importante pérdida de agua es una de las hipótesis para explicar que el terreno haya cedido de tal forma.
Pero sucede que no sólo terminó colapsado el antiguo templo, sino también la vivienda vecina. Tanto que sus moradores debieron ser desalojados por el municipio y ubicados en otra casa meses atrás. Ellos abrieron otro juicio por daños y perjuicios contra el dueño del salón -es decir el damnificado- agudizando aún más su desazón.
Vera invirtió lo que tenía y más en la construcción del salón de fiestas Kyrios, sobre la avenida principal de Tunuyán. Sin embargo, cuando lo apretaron las deudas, acordó con su pastor venderle el lujoso salón para que oficiara allí la iglesia. Como una de las formas de pago, recibió el edificio que está a punto de ser demolido. Vera asegura no haber sido avisado sobre su real estado.
"Yo era uno de los fieles del templo. Me presentó el acuerdo como una cosa de Dios, después cuando le reclamé me dijo que había sido un negocio", relata. "Ahora anda diciendo que estoy endemoniado para desacreditarme", agregó.
Consultado por Los Andes, el pastor dijo que debía analizar el tema con sus abogados.