Estar siempre atentos a posibles enfermedades que no conocemos mucho resulta vital, para acudir al especialista a tiempo e informarnos de lo necesario para comenzar el tratamiento de la mascota en cuestión.
En este sentido, la "demodexia" o sarna roja es una enfermedad relativamente frecuente en los perros que se manifiesta con la caída del pelo y la inflamación de la piel. En ocasiones, si no se trata a tiempo, se pueden producir infecciones.
Este trastorno se puede dar de tres formas distintas:
- Cuando se trata de una demodexia localizada, se observan unos parches aislados de piel sin pelo, principalmente en la cara y alrededor de los ojos. La suelen sufrir los cachorros y, en un 90% de los casos, este tipo de demodexia desaparece sola, en un período de uno a tres meses.
Se sugiere esperar ese tiempo antes de iniciar cualquier tratamiento, para darle tiempo al sistema inmune de que termine de desarrollarse (en algunos cachorros el sistema puede estar todavía inmaduro) para defenderse y eliminar el parásito. Si la enfermedad avanza, la piel se infecta o el trastorno persiste más allá de cuatro meses, entonces hay que recurrir al veterinario.
-Cuando aparece de forma generalizada, se pueden ver manchones sin pelo por todo el cuerpo. Además, se forman costras en la piel, y pústulas sangrantes que emanan un olor desagradable. Algunos cachorros suelen presentar fiebre, cansancio y falta de apetito. En estos casos, hay que tratar al perro cuanto antes para detener el avance de la enfermedad.
- El tercer caso es el de la pododemodicosis. En este caso, la sarna sólo aparece en los pies y manos. Es la forma más resistente de la demodexia porque los parásitos están a gran profundidad en la piel y son más difíciles de erradicar.
Causas y diagnóstico
Se puede desarrollar por distintos motivos. Por un lado, por el parásito Demodex sp, que se aloja en la piel del animal. Cuando se multiplican causan caída del pelo, y una inflamación de la piel. También puede desarrollarse en animales que tengan algún trastorno en el sistema inmune, ya sea por una patología innata o adquirida; o bien por el estrés que le puede generar el medioambiente: llegar a una familia que no conoce, una casa muy pequeña, una ciudad muy ruidosa, etc.
Para hacer un diagnóstico certero, primero hay que observar los signos clínicos como la infección y los manchones sin pelos, que dan la pauta de que algo no está bien. Luego, el veterinario debe realizar un raspaje de la piel para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
El primer paso es depilar la zona afectada y, en caso de que haya que curar una infección secundaria, administrarle antibióticos.
Para evitar recaídas, es necesario identificar los motivos que le causaron al animal estrés o la baja en su sistema de defensas.
Es importante que el perro tenga las vacunas al día, que esté libre de parásitos y que reciba una alimentación completa y balanceada.
Se sugiere evitar la aplicación de corticoides u otros medicamentos que son supresores del sistema de defensas del animal.