"¿Qué sería del club sin el hincha? El hincha es el alma de los colores, el hincha es ese que no se ve, el hincha da todo sin esperar nada, eso es el hincha", todas certezas nacidas de la pasión que inmortalizó Enrique Santos Discépolo en la película “El hincha”, de 1951. Así se podría resumir la vida de Julio Roque Pérez, más conocido como el "Loco" Julio.
El Loco es hincha fanático, y el más famoso, del Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba. Su historia siempre estuvo ligada a los colores azul y blanco. Sus "locuras" por el club traspasaron las fronteras de los tablones y el verde césped y lo convirtieron en un mito viviente, tanto para tombinos como para extraños.
Lo que genera el Loco en los hinchas es difícil de explicar. Tal vez, la mejor explicación se pueda encontrar en las banderas, pintadas y remeras que los hinchas bodegueros hacen con su cara como una muestra de admiración y respeto hacia el Loco, ese hincha en la más pura esencia.
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Ahora, este reconocimiento está a punto de convertirse en "oficial", ya que en la Municipalidad de Godoy Cruz recorre escritorios un proyecto para cambiar el nombre de la calle del club de sus amores, hoy calle Balcarce, por el de Julio Roque Pérez. Además, un grupo de hinchas está recaudando fondos para hacer un busto del Loco y colocarlo dentro del club.
Sin embargo, Julio no tuvo una vida fácil. Nació en el año 1940 en el distrito de Ingeniero Giagnoni, del departamento de Junín. Por aquellos años, el Loco vivía con sus abuelos y según su propio relato, ya desde muy joven sentía la necesidad de irse a vivir solo. Fue la muerte de su abuelo lo que lo animó a tomar esa decisión.
Ese momento de máxima tristeza fue el último empujón que necesitó Julio para dejar su hogar y mudarse a Godoy Cruz, a la temprana edad de 12 años; allí comenzaría su historia de amor con el Tomba.
Pero sus inicios en el departamento del Gran Mendoza no fueron sencillos. El pequeño Julio vivió en la calle, cerca del barrio Bancario, sobreviviendo como se podía. "Íbamos a trabajar a la basura y de ahí conseguíamos cosas para vender y comer, hasta que un día un amigo mío murió aplastado por la compactadora del camión de la basura. Yo quedé muy mal, me llevaron al hospital con un ataque de nervios", relató Julio con tristeza.
Este trágico episodio marcó el destino del Loco, ya que a partir de ese día decidió irse a vivir al barrio Soberanía de Maipú, con la familia de una mujer que, en un primer momento, Julio pensó que era su hermana, pero tiempo después se enteró que no los unía ningún parentesco.
Alrededor del año 1963, ya con 23 años, Julio consiguió un trabajo en la Municipalidad de Godoy Cruz: "Barríamos, con escobas de pichana, todo el día desde el barrio Trapiche hasta el barrio Bancario", recordó el Loco con una sonrisa nostálgica. Allí, prestó servicio por 40 años hasta que se pudo jubilar.
El Loco dejó la casa Maipú por la mala relación que llevaba con los ocupantes de la vivienda, y así se vino definitivamente al departamento de Godoy Cruz. Ahora, Julio vive con una familia de la calle Balcarce, muy cerca del estadio Feliciano Gambarte, que nunca le negó un plato de comida cuando Julio llegaba con hambre.
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Las vivencias que cosechó siguiendo al Expreso por todo el país son infinitas y a pesar de su edad, no se resigna a abandonar la cancha y sueña con ver al Tomba “campeón de Primera”.
Mito o realidad
Un loco millonario
. Una historia siempre rodeó la figura del Julio, se dice que ganó la lotería y la donó íntegramente al club de sus amores. Él mismo se encargó de confirmarla y relató: "A los 15 años me gané la lotería de San Juan, me fui de Mendoza con la policía que me acompaño a buscar la plata".
Julio no sabe leer ni escribir.
Por esto, y según él mismo dice, no entiende bien "el tema de la plata" y no puede precisar la cantidad exacta de la suma que ganó, pero lo que sí asegura es que todo el premio que trajo desde San Juan terminó invertido en el club Godoy Cruz, "una tribuna del Feliciano Gambarte y parte de las luces de la cancha son mías; eso lo hicieron con la plata que yo gané", confiesa orgulloso.
El día que el Loco fue noticia.
Julio recuerda el partido de Godoy Cruz frente al Santos de Pelé en 1964: "Le sacaron una tarjeta roja a un jugador de Godoy Cruz. Me metí a la cancha y le pegue al árbitro Coresa, por eso Coresa no quiere venir más a dirigir acá".
A todos lados con el Tomba. El
loco toda su vida siguió a su querido Expreso por todo el país: "Yo he viajado a todos lados, siempre acompaño a Godoy Cruz por todo el país". Aunque no siempre volvió sano: "En San Juan, hace muchos años, la policía nos bajó de los micros, a mí me partieron la cabeza de un palazo". Pero esto nunca lo amedrentó a abandonar al Tomba.
"No sé, he viajado por todos lados, fui a Corrientes en micro cuando ascendimos en el 94 al Nacional B. También fui a Ben Hur cuando salimos campeones". "¡Ah!, (se acuerda de repente) también fui a Chile en la Copa Libertadores; los chilenos nos rompieron todos los micros a piedrazos", se ríe con cierto rencor.
El Julio de la gente
El hincha número uno de Godoy Cruz dice sentirse muy querido por la gente: "A mí todos lo que me ven me gritan y me saludan y me dicen: ‘Julio, vos sos el mejor hincha de Mendoza, nadie va a durar como vos’. Hasta el otro día un hombre me vio y me llevó a su casa, era el cumpleaños de su hija, que es muy fanática del Expreso.
Cuando me vio se re emocionó, estuve todo el día sacándome fotos con todos los que estaban en el cumpleaños", explica asombrado por lo que despierta en la gente.
"Yo lloro y siempre he llorado cuando veo la cara mía en una bandera. El corazón mío es de Godoy Cruz", finaliza emocionado, Julio Roque Pérez, el Loco Julio.