Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
El gobierno, finalmente, ingresó en la Cámara de Diputados el mega proyecto que incluye el pago a los jubilados, el blanqueo, la moratoria y el arreglo de la Coparticipación con las provincias. Es tan grande el proyecto y tantos los temas incluidos, que todos los que se pueden beneficiar deberán esperar, por lo menos, hasta el mes de setiembre para que se comiencen a aplicar dichas normas. Además, habrá que esperar las modificaciones que podrían incluirse.
De todos modos, todas estas expectativas de futuro no consiguen disimular el clima de descontento generado por el aumento de tarifas de gas que repiten un nuevo paso en falso de las autoridades que han privilegiado los números por sobre el impacto en la sociedad. Y lo peor son las marchas y contramarchas, que muestran el nivel de improvisación de muchos funcionarios.
Lo cierto es que, en medio de tantos recursos de amparo, y el Ejecutivo que no atina a dar respuestas razonables, se corre el peligro de que los miembros de la justicia terminen arrogándose funciones que, naturalmente, no les corresponde.
Lo cierto es que hay mucha ansiedad en vastos sectores de la población ya que el tránsito de los primeros meses ha sido muy duro y aunque las promesas se mantienen, la combinación de una realidad muy dura y un futuro que llega, genera alteraciones nerviosas en mucha gente.
Lo que espera el mercado
En principio, se supone que el tema del pago a los jubilados no tendría mayores oposiciones y el mercado espera que entre el pago de retroactivos y el ajuste de los haberes que perciben más de 2 millones de jubilados, habrá una inyección de dinero en el mercado que apoyaría la reactivación esperada en el segundo semestre, junto con el complemento de aumentos en la distintas paritarias.
Este es el dato más sensible para una sociedad convencida de que el mercado interno es lo único importante, aunque el problema se presenta en el frente cambiario. El gobierno ha tomado decisiones que mantiene planchado el tipo de cambio, que ha perdido competitividad, y por ello están seriamente comprometidas las exportaciones de las economías regionales.
Lo que todavía no alcanza a entenderse, a pesar de lo vivido en los últimos años, es que si no hay posibilidades de exportar, las economías regionales sufrirán nuevas penurias económicas y eso repercutirá en los niveles de inversión, pérdida de fuentes de trabajo y, en definitiva, el menor consumo y afectará al mercado interno.
Por ahora no se advierten señales que permitan avizorar una recuperación del tipo de cambio en el corto plazo y no es tanto por ingreso de dólares de exportaciones, sino porque están comenzando a aflorar billetes guardados que los empresarios necesitan para invertir. También por emisiones de bonos de provincias y algunas empresas, que hacen que la oferta sea mucho mayor que la demanda.
Pero además falta saber cuáles serán los resultados del blanqueo, que más allá de las repercusiones en el terreno de las inversiones, implicarán nuevos ingresos de dólares que, por el momento no tienen demanda. Incluso, empresas que antes no podían remitir utilidades a sus casas matrices han decidido monetizar sus reservas en inversiones en lugar de comprar dólares.
Blanqueo y moratoria
La mayor apuesta del gobierno está en el plan de "exteriorización de activos", como correctamente se denomina lo que se ha simplificado como blanqueo. Este proceso se ve facilitado por el acuerdo de 128 países de intercambiar información impositiva, lo que presionará los bancos a exigir a los depositantes argentinos a entrar al blanqueo, aunque dejen los activos en el exterior, como han hecho con los planes de regularización impositiva que han hecho varios países.
Lo cierto es que a partir del 1º de enero próximo, todos los países comenzarán a intercambiar información y los capitales no blanqueados no tendrán muchas posibilidades de circular. El ministro Prat-Gay ya les ha advertido que desde ese momento comenzarán a perseguirlos y, seguramente, comenzarán con las más de 4.000 cuentas que aparecieron en banco HSBC en Suiza.
El gobierno confía en que se podrían blanquear unos 50.000 millones de dólares, aunque no todos ingresarían al circuito productivo. No obstante, con que la mitad se dediquen a ese fin sería una importante inyección al circuito productivo.
En el detalle, está previsto que la primera categoría, hasta 300.000 pesos no pague ningún recargo, y la segunda, hasta 800.000 pesos pague un 5%. Es en este punto en el que algunos legisladores presionarán para que tengan tasa cero si se destinan a compra de inmuebles. Los conocedores aseguran que sería un gran impulso para el sector inmobiliario que, además, animaría al sector de la construcción.
En esta franja estarían una gran cantidad de ahorristas que tiene sus activos en Argentina en cajas de seguridad, los que saldrían rápidamente al mercado. De la misma forma, los que estén en franjas superiores, con impuestos del 10%, podrían tener alguna consideración si destinan sus ahorros a este destino o a la compra de bonos del Tesoro.
Otra alternativa será la moratoria o sinceramiento impositivo, por el cual habría planes hasta 60 meses para cancelar deudas tributarias y previsionales. Dado que el financiamiento sería con una tasa del 1,5% mensual, posibilitaría que muchas personas y empresas puedan ordenar su situación con el fisco y seguir trabajando sin problemas, pero también podría generar mejores ingresos al Tesoro para financiar los gastos del Estado.
La urgencia está en ordenar el tema tarifario para quitar un factor complejo de conflictividad social. Sin paz social será muy difícil esperar que comience la reactivación y, aunque el año termine con crecimiento cero y con inflación superior a la prometida, será más fácil esperar con paz social un año 2017 que haga recuperar la sonrisa y las esperanzas a los argentinos que, para ser honestos, están cansados de las crisis.