Cae la demanda del personal de bodegas

Son muchos los problemas locales directamente relacionados con políticas implementadas desde el orden nacional, como la incertidumbre, la falta de expectativas y los serios problemas de competitividad de la mayoría de las empresas. Las consultoras coinciden en señalar que se ha producido una caída en la demanda de personal de bodegas y, de continuar la actual situación, no resultaría extraño que los ajustes comiencen a recaer sobre la planta permanente de los establecimientos.

Respecto de la demanda, las bodegas están siendo más cautelosas al momento de contratar personal para afrontar las dificultades del mercado, mientras los establecimientos más pequeños se ven obligados, por razones presupuestarias, a priorizar  profesionales con experiencia más generalista a los efectos de simplificar las estructuras.

Pero el inconveniente no sólo se centra en las bodegas sino que afecta también a los obreros de las fincas. Los productores deben afrontar incrementos salariales importantes mientras los precios de la uva se mantienen, debiendo considerar que, en las fincas, el costo laboral es el más importante dentro del esquema productivo. A ello se suma el freno a las inversiones  lo que ha generado que no haya implantación de nuevos viñedos.

Señalar los inconvenientes por los que atraviesa nuestra principal industria parecería reiterativo, pero no deja de ser preocupante en razón de que esos mismos inconvenientes se transmiten hacia el resto de la actividad productiva de la provincia.

En el caso específico del vino, los aumentos en los costos de los insumos, junto a un dólar planchado, genera un doble efecto. Por un lado, muchas bodegas han dejado de exportar por problemas de competitividad, con el agravante, a futuro, de que el espacio que se pierde en las góndolas resulta muy difícil de recuperar. Y en segundo término porque, ante el incremento de los insumos, resulta más conveniente exportar los vinos a granel, lo que determina que el valor agregado que genera el fraccionamiento, queda en otros países. El hecho afecta tanto a la industria como a las proveedoras de insumos. Actualmente 40% del vino que se comercializa es a granel y si bien significa una tendencia mundial, no es menos cierto que lesiona el posicionamiento del vino argentino, como marca, en los mercados mundiales.

Sin embargo, los problemas de competitividad, que de por sí son graves, no son los únicos. En oportunidad de la visita del ministro de Agricultura a Mendoza, la industria formuló cuatro planteos: estudiar la posibilidad de recortar los aportes patronales, compensar el costo creciente de los fletes, la posibilidad de subir los reintegros y la necesidad de acelerar la devolución de los reintegros, tanto de exportaciones como del IVA exportador. Cabe consignar que, en el caso del IVA los atrasos han superado el año y el monto es superior a los 57 millones de dólares. Hasta ahora no hubo ninguna respuesta.

La caída en la demanda de empleos y los preanuncios sobre posibles reducciones de personal están determinando un panorama desalentador. Poco pueden hacer los gobiernos provinciales para modificar la situación, porque se trata de medidas adoptadas por el Ejecutivo nacional. Pero tampoco se puede admitir que mantengan el silencio. Deben actuar en conjunto y exigir soluciones que permitan recomponer la competitividad de los vinos y la rentabilidad, aunque sea mínima, de las empresas. De lo contrario el problema se profundizará y afectará a un amplio sector de la población que vive tanto del empleo directo como el indirecto en la actividad vitivinícola.