Después de nueve años, cuatro operaciones de muñeca y tres temporadas en blanco, el argentino Juan Martín del Potro buscará hoy desde las 17, repetir el título del Abierto de tenis de Estados Unidos cuando se enfrente a su gran amigo Novak Djokovic en una final que promete máxima tensión desde la primera bola en el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows.
En el cemento de Nueva York, donde hace nueve años y a punto de cumplir 21 impactaba al mundo ganándole una final a Roger Federer y cortándole una racha al suizo de cinco títulos consecutivos, Del Potro intentará concretar otra hazaña, que ahora tiene que ver con una historia de sacrificio y superación tras las lesiones que estuvieron a punto de retirarlo.
Para lograrlo deberá vencer a Djokovic, que hace un año estaba ausente en el Corona Park por una lesión en el codo que lo sacó del circuito más de seis meses, pero que desde julio dejó en claro que ya está de nuevo a pleno, con un nuevo título en Wimbledon y con la conquista en Cincinnati, para convertirse en el único tenista en ganar al menos una vez los nueve Masters 1.000 del circuito.
Como condimento adicional, también estará en juego el tercer lugar del ranking mundial, ya que el ganador se quedará con esa posición y estará al acecho de Federer en la segunda ubicación.Será además un duelo entre dos grandes amigos, que se admiran y se respetan, y que no pierden la oportunidad para regalarse elogios.
"Será un partido difícil porque somos buenos amigos y por supuesto que ambos queremos ganar", dijo Del Potro. "Novak ya ganó el Wimbledon y está jugando muy bien, él es el favorito", comentó el tercer preclasificado, aunque recordó que cuando ganó en 2009 tampoco lo era. "Cuando jugué con Roger hace nueve años, él también era el favorito para ganar, así que trataré ser la sorpresa nuevamente".
Para Djokovic, en cambio, las posibilidades están más repartidas por el respeto que le tiene a su rival: "Siempre fue un jugador 'top five' para los ojos de todos". Escribirán un nuevo capítulo de la historia, que seguramente terminará con un interminable abrazo en el medio de la pista, más allá de quién resulte vencedor.