Micaela Jofré tiene una energía que fluye al conocerla. Se ríe y camina orgullosa por la distinción recientemente otorgada por la Universidad Nacional de Cuyo y por su título de enfermera universitaria, de la misma institución.
Tiene 24 años y un largo camino recorrido, en el sentido figurado pero también literal, de la palabra. Proviene de la comunidad Huarpe Saturnino Talquenca, una de las 11 comunidades huarpes del secano lavallino, al límite con San Juan. Es un sitio enclavado entre arenas y sol radiante al que se accede por una huella sólo transitable a pie, a caballo o en un vehículo 4 x 4.
Micaela es la primera en su familia con título universitario. "Hoy soy enfermera por un proyecto que tuve con mi abuelo Ramón Toto Jofré, que falleció hace dos años", cuenta con los ojos llorosos. Agrega: "Me interesa que se sepa que hay que aprovechar las oportunidades, que no hay que bajar los brazos".
Largo viaje
Micaela cuenta que creció y vivió en su comunidad rodeada de animales. Su familia vive de la ganadería y sus días pasaron entre los paisajes ventosos y cargados de olor a hierbas del secano mendocino.
Su familia está compuesta por tres hermanos varones, su mamá Silvia y la pareja de ella. En la primaria asistió a la escuela San Alfonso María Ligorio, en el paraje El Retiro, donde estuvo albergada nueve días por cinco de descanso, en su hogar. Allí conoció a Zidanelia y Alejandro, dos profesores que la inspiraron a seguir. En tanto, su secundaria, en cambio, transcurrió en la escuela San Miguel, donde pasaba cinco días internada y nueve en la comunidad.
"Para ir a la escuela salía muy temprano. Tenía que hacer 20 kilómetros a caballo y luego 20 más con el transporte escolar", destaca aunque admite que pese al esfuerzo siempre le gustó la escuela y recuerda cómo llevaba los bolsos cargados para permanecer una semana estudiando.
En la Universidad
Dudó en seguir porque el sacrificio hasta terminar la secundaria fue grande y se detuvo a pensar si valía la pena continuar. Pero una visita de Bienestar Universitario de la UNCuyo, a través de un programa dirigido a estudiantes de Pueblos Originarios, sirvió de orientación y acompañamiento en su decisión de estudiar Enfermería. "Fue fundamental la ayuda económica que recibí. Con eso pude alquilar y venir a vivir a Godoy Cruz, más cerca de la facultad", detalla la joven, que en enero partirá, gracias a una beca, a México donde cursará las primeras materias de la Licenciatura en Enfermería en la Universidad de Sonora.
Micaela eligió Enfermería porque es una carrera que, al ser corta, le permitía volver rápido al secano, pero también por la salida laboral. Sin embargo, un hecho de su adolescencia la marcó: "Tuvo mucho que ver el nacimiento de mi hermano, cuando yo tenía 14 años. Allí cuando me di cuenta de que el lugar tiene falencias, que no hay centros de salud o profesionales. Entendí que hacía falta", relata.
Al llegar a la universidad también comenzó a hacer montañismo gracias al programa "DRU, recreación y montaña". Allí conoció a la profesora Soledad Nadalich y a su padre, Víctor Toto Nadalich (igual apodo que su abuelo), quienes la recibieron en su casa, dándole más libertad económica. "Es mi familia del corazón. No me hubiera recibido si no fuera por ellos".
Desde la universidad destacan que la joven enfermera tuvo un desempeño excelente, no sólo en lo relacionado con las obligaciones curriculares sino también desde sus aportes e iniciativa, traducidos a diferentes proyectos de intervención en territorio.
Así, por ejemplo, una visita a su comunidad lavallina se transformó en un proyecto curricular de extensión para los estudiantes. También colaboró ad honorem con la docencia, con desempeño impecable como tutora estudiante en Bases del Cuidar Enfermero II.
El esfuerzo familiar
El esfuerzo de la familia de Micaela fue mucho. Ella lo entendió de grande. "Cuando era chica sentía que educarse era una obligación. Cuesta; podés alcanzar tus sueños", dijo.
Micaela disfruta ahora del premio María Elisa Norton Farmache, que el miércoles le entregó la UNCuyo. Dice que se sintió orgullosa por el reconocimiento de familiares y amigos pero su misión, asegura, no ha terminado.
"Quiero articular con la gente del secano. Pienso que no hay herramienta más importante que la educación", asegura Micaela, quien considera que una profesional de la enfermería debe tener empatía, honestidad, respeto y compañerismo con los pacientes.
Para finalizar, dice que quiere trabajar en el Hospital Central cuando obtenga su licenciatura. "Me gusta la guardia, me gustan los lugares donde tenés que actuar rápido. Me encantaría trabajar en la guardia del Central o en un hospital de montaña", terminó.
Otros 24 estudiantes premiados
Por Filosofía y Letras, José G. Álvarez. Por Ingeniería, Sophie Viazzo y Juan P. Garay. Por Artes y Diseño, Francisco M. Cristóbal y José A. Aguayo Muñoz.
Por Ciencias Exactas y Naturales, José S. Farruggia. Por Ciencias Médicas, la egresada Micaela Jofré. Por Odontología, Matías A. Jofré, Marina S. Colque y Franco G. Mutti Banno. Por la facultad de Educación, Julieta Paola Riartes y la egresada Noelia Silvana Guaquinchay. Por Ciencias Políticas, Ariel Bernardo Sebastianelli Emin, Danilo Guaquinchay, Emanuel Agustín Prata, Ícaro Nahuel Acevedo, María Soledad Gómez, Susana Lara Bascuñán, Sabrina Paola Agostincich y Melina Anabel Catulo. Y por el DAD, Morena Amparo Calvo Tobar, Florencia Abril Ferrigno, María Luz Manríquez, Tomás Aguirre Menchón, Romina Macarena Quintana Ansuini, Adriel Josué Castañeda Yanduray y Julieta Abril Dalposo Jardel.
