El camino recorrido por Juan Martín Del Potro en el último año es envidiable para todo aquel que en algún momento tuvo en sus manos una raqueta de tenis o que tan sólo disfrutó viendo a grandes jugadores practicando este deporte. No obstante este sentimiento es siempre sano, porque lo que hizo Delpo en 2016 causa emoción al ser repasado una y otra vez.
Todo comienza en junio de 2015. Distintos medios nacionales expresaban: "Del Potro se juega la última chance para ganar el partido más difícil de su vida". El tandilense ingresaba, por tercera vez en 15 meses, a un quirófano debido a la lesión que padecía en su muñeca izquierda. Luego de esa intervención quirúrgica comenzó una dura preparación, sin ninguna fecha límite, ya que el único objetivo era –como él mismo lo resaltó- "volver a sentirse feliz en una cancha".
La vuelta al circuito se daría en Delray Beach el 16 de febrero, dejando atrás 11 meses de inactividad y con el alivio de que su muñeca respondiera de forma óptima. Para esta fecha Juan Martín se ubicaba en la posición 1045 del ranking ATP y todos los partidos que ganara le ayudarían a sumar puntos para escalar en la clasificación.
Luego de esto seguirían algunos torneos, a los que llegaba como invitado, en donde los resultados no eran favorables, pero su cabeza estaba enfocada en recuperar su golpe de revés y su ritmo de juego. Casi seis meses después de su regreso al tenis profesional llegaría la primera sorpresa para el tandilense. Una de las muchas que le esperaban.
El 14 de agosto comenzaría su participación en los Juegos Olímpicos de Río con un triunfo nada menos que ante el tenista número uno del mundo. El partido contra el serbio Novak Djokovic fue memorable porque daba indicios de que esta vez Del Potro volvía para quedarse.
Esa semana también incluiría la victoria ante otro jugador Top 5 y ex número uno del ránking. El logro ante el español Rafael Nadal le aseguró una medalla en las olimpiadas y la posibilidad de luchar por la presea dorada ante el británico Andy Murray, aunque sólo tuviera que conformarse con el segundo escalón del podio.
Treinta y tres días pasarían para que pudiera vengarse de esa derrota ante el escocés. En la semifinal de Copa Davis Juan Martín le daría uno de los tres puntos al equipo argentino venciendo al hoy mejor jugador del circuito y contribuyendo para que Argentina alcanzara su quinta final en la competencia por equipos. Aunque antes de que se dispute el enfrentamiento definitorio llegaría su 19° título.
A fines de octubre 'La Torre de Tandil' conquistaba, en Suecia, el ATP 250 de Estocolmo. Venciendo en la final a Jack Sock y previamente eliminando al croata Ivo Karlovic. Después de dos años Del Potro volvía a levantar un trofeo, este lo colocaba en el puesto 42 del ránking.
En la premiación volvió a repetir lo que dijo cada vez que tuvo un micrófono enfrente: "Les agradezco a todos los que me apoyaron, aunque no sabían si iba a poder a volver a jugar al tenis". Juan era consciente de que habían chances de que tuviera que dejar el deporte que tanto ama, pero su perseverancia en la recuperación le había dado la posibilidad de volver a pelear “mano a mano” con los mejores tenistas del mundo.
La frutilla del postre llegaría en la final de la Copa Davis. Trofeo que rehusaba ser alzado por tenistas argentinos, ya que ni Guillermo Vilas, David Nalbandian o José Luis Clerc, entre otros, pudieron levantar. En el primer día de competición en Croacia la victoria predecible ante Ivo Karlovic le daba un punto al equipo visitante, en la siguiente jornada la suerte estaría del lado de los locales que, ganando un partido más levantarían la ensaladera de plata.
Aquí es cuando la figura de Del Potro se agiganta. Al encontrarse con una desventaja de dos sets ante Marin Cilic, número seis del mundo, Juan Martín saca fuerzas del corazón y levanta un partido con todos los condimentos que una final demanda. La posterior victoria de Federico Delbonis consagraría a Argentina, pero el motivo que obligó a que se dé este enfrentamiento es la colosal victoria del tandilense, que no pudo evitar las lágrimas después de casi cinco horas de partido y nuevamente se mostró muy agradecido con su público, esta vez con aquellos que ayudaron para que siguiera en su férrea lucha y no bajara los brazos.
En conclusión, un año inolvidable para el tenis argentino pero más que nada para Juan Martín Del Potro. Ese al que muchos daban por muerto o tildaban de "pecho frío" y que él les demostró que estaban equivocados. Siempre con humildad y dando las gracias a sus más cercanos, ya que con la ayuda de ellos es que pudo volver a jugar a un gran nivel, conquistar un nuevo torneo -además de la Copa Davis- y cerrar el año como el mejor argentino de la clasificación mundial, en el puesto 38. No obstante, el logro más grande fue sin duda ese que se planteó desde un comienzo: volver a ser feliz dentro de una cancha.