Agresión I: Corría el minuto 5 del complemento. River ganaba 3 a 0 y tenía un córner a favor. Leonardo Pisculichi se preparaba para ejecutarlo cuando un piedrazo, que fue lanzado desde la platea descubierta, impactó en su hombro izquierdo. Inmediatamente, el ex Argentinos se tomó la zona y se alejó del tiro de esquina. El juez Jorge Baliño se acercó hasta el lugar, levantó el proyectil del suelo, se lo entregó a un efectivo policial y ordenó continuar el partido. ¿Qué sucedía si en lugar de pegarle en el hombro, el proyectil impactaba en un ojo o en la cabeza del enganche de millonario? Una locura. El partido debió ser suspendido, pero Baliño aplicó el siga, siga y el show continuó.
Agresión II: Sobre los 19’ del segundo tiempo, cuando River ya goleaba 4-0, Sergio López probó de afuera, Barovero voló y el balón se fue desviado, pero el arquero acusó un golpe en la costilla izquierda. ¿Qué pasó? En la caída, el “1” cayó sobre una piedra que había sido lanzada desde la platea descubierta. No pasó nada. El show, nuevamente, continuó.
Antecedente cercano: El 20 de febrero pasado, por la tercera fecha del Torneo Final 2014, Godoy Cruz derrotó a River 2 a 1 en el Monumental. Durante el festejo del gol de Julio Rodríguez, el de la victoria, el defensor Leandro Grimi recibió un maderazo que partió desde la platea Sívori baja. Los dirigentes de River señalaron al socio Walter De Marco como el culpable de la agresión y le llevaron las pruebas al Comité de Seguridad en el Fútbol. Lo suspendieron como socio y lo agregaron en las listas de admisión. River sufrió la clausura de las plateas Sivori baja y media para el partido ante San Lorenzo.