Grito de desahogo que sirve para descomprimir, que se celebra porque es para cortar una injusta racha de tres derrotas consecutivas. Por fin el Lobo cobra con un resultado positivo lo positivo que venía mostrando dentro del campo de juego. Sí, usted me dirá que siempre algo mal se hace para perder pero este equipo venía haciendo más cosas buenas que malas. Y allí radicaba la pesadumbre. No era equitativa la relación ‘error-gol en contra’ con la de ‘situación de riesgo creada-gol a favor’. No es efectivo el equipo y por eso se termina afligiendo en encuentros en los que supo imponer condiciones.
Aunque Brown, ni Ferro, fueron precisamente los muestras más claras de preponderancia que dio. Amaya retrocedía casi hasta convertirse en un tercer marcador central para hacerse de la pelota y desde allí, el Negro pierde valor. Con Pereyra a kilómetros, Amaya optaba por lateralizar (y por afuera, sin Carrizo, el Lobo no es lacerante) o buscar con pelotazos frontales a Farías o Lastra, quienes perdían casi siempre (Barone se cansó de hacerle faltas a Farías). En la única clara que pudo entrar al área, el Lobo iba a hacer daño.
Garín le paga al arco, Burrai da rebote largo que lo toma Pereyra, El Bocha se acomodó y le dio al arco, la pelota dio claramente en la mano un defensor visitante. Penalazo que Farías iba a ejecutar a la izquierda de Burrai y convertir así su quinto tanto en la competencia. No había hecho mucho Gimnasia, pero se iba en ventaja al descanso, que le hizo bien. En el entretiempo refrescó las ideas. Fredrich ya bien parado en campo adversario estuvo más activo y participativo en en el toque corto y a la hora de ofrecerse como una opción por afuera. Lastra en la única que desbordó a Moreno tiró centro y Garín, casi debajo del arco, definió de primera y la pelota dio en el palo. Farías habilitaba, más tarde, a Lastra quien tras un mal dominio termina perdiendo el mano a mano ante Burrai.
A los 22’ la tablita marcaba Akerman por Garín y en la platea se tomaban la cabeza. ¿Tres puntas ganando 1-0? No, nada eso. Lastra pasaba a ser volante por derecho, su puesto natural. El 4-3-1-2 se sostenía. En la primera que encara Bottino, Lastra le mira la patente y el lungo volante mete un centro al segundo palo para que Marinucci anticipe a Fredrich y estampe el 1-1. Afuera Lastra y adentro Espinosa con la orden explícita para Neri de hacer el carril completo y seguir a Bottino hasta el fondo. Se lesiona Marín y expulsan a Corvalán. Sobre llovido, mojado. Tramo final que se opacaba y daba lugar al escepticismo.
Giménez metía una gran pelota para que Akerman se reconcilie con la red pero la definición del ex Morón se iba ancha. En la última del partido, Farías aguanta tres marcas dentro del área, de espaldas al arco, y con la punta del botín la jugó para atrás para que Giménez sacara un zapatazo que se desvía en el camino, descoloca a Burrai y se va a dormir al fondo de las mallas. El Coco revoleó la camiseta por el aire y desató un festejo alocado. Se había sufrido demasiado. No se podía celebrar de otra manera. De la cabeza.