Del chico que idolatraba a Bochini al militante alfonsinista

Alfredo Cornejo recuerda los fríos de su infancia en Eugenio Bustos, el servicio militar en la época de Malvinas y los mil trabajos de su padre. Una vida en la política.

Del chico que idolatraba a Bochini al militante alfonsinista

Es improbable que aquel chico que casi cuarenta años atrás gambeteaba los duros inviernos de Eugenio Bustos, creyéndose Ricardo Enrique Bochini, haya soñado alguna vez ser gobernador de Mendoza. Alfredo Víctor Cornejo (53) es el hijo mayor de Carlos y Ramona, sus padres que arriba de los 80 años hoy sí pueden ver el sueño cumplido de su primogénito.

Alfredo nació el 20 de marzo de 1962 y a él luego le siguieron dos mujeres que hoy se desempeñan como maestras en San Carlos y Tunuyán. Cuando se le pregunta al intendente de Godoy Cruz y flamante mandatario provincial por su infancia, no duda. Sus imágenes están vinculadas al “fútbol” y al “frío”. “Mucho frío”, agrega como para describir la lejanía de un pueblo pequeño en el que ese pichón de animal político empezó a formarse: la escuela Don Bosco, también en Eugenio Bustos.

“Mi viejo era profesor de Castellano y había llegado a ese colegio desde otro establecimiento salesiano, el de Rodeo del Medio. Ahí también conoció a mi vieja, que era hija del contratista de la finca que tenía la escuela. Además, en mi casa, teníamos una 'academia de dactilografía' -algo que hoy es una antigüedad-”, aclara. “Teníamos unas 18 ó 20 máquinas de escribir”, agrega para dar a entender el emprendimiento que completaba los ingresos familiares. Aunque no fue el único.

“También tuvimos un corralón, otro comercio… hasta que mi viejo ingresó al Poder Judicial, donde se jubiló en una Cámara Civil”, completa la historia que bien podría ser la de cualquier familia de clase media, en la que -además- la madre cumplía el rol de “ama de casa”.

La política, recuerda el gobernador electo, “estaba presente en la familia” pero no como una militancia activa: “Mi viejo viene de una familia radical de Córdoba y en mi casa se discutían los temas de actualidad”. A tal punto que la Guerra de Malvinas fue un punto de inflexión tanto en su vida personal como en el descubrimiento de su faceta política y de su adhesión partidaria.

“Yo hice el servicio militar en 1981 en el Regimiento de Infantería de Uspallata. A mí me dan la baja el 20 de marzo de 1982 y el 2 abril se invaden las islas… Yo vi a chicos que incorporaron después de mí que los movilizaron hasta Comodoro Rivadavia. En mi caso, me volvieron a convocar al final de la guerra, cerca de la rendición”, dice todavía con un dejo de incomprensión.

“Todo eso me parecía ridículo”, al igual que la actitud generalizada a favor del conflicto “del pueblo y de la dirigencia”. Relata que por esos días, leyó en Los Andes “una noticia chiquita”. Allí, se transcribían unas declaraciones de Raúl Alfonsín quien decía que la guerra “era una locura. Era el único político argentino que se oponía”, describe como quien idealiza el primer amor.

Ésa fue también la primera referencia que tuvo sobre ese tal Alfonsín, referente radical bonaerense y líder del Movimiento de Renovación y Cambio y, a la postre, primer presidente democrático tras la dictadura. “Allí me empecé a vincular con el radicalismo. A mí me afilió el papá de Rody Suárez (actual intendente radical de Capital), Ulpiano Suárez (legislador provincial entre 1973 y 1976) en La Consulta”, recuerda.

-En Eugenio Bustos ¿no había radicales?

-Había, pero eran todos de Línea Nacional, balbinistas… ja, ja. En La Consulta eran de Renovación, agrega con la inocencia que a la distancia se ven las disputas internas de los pueblos.

Tras esa bisagra, y enfocado en el fervor político que desató la inminente recuperación democrática y la posterior primavera alfonsinista, Cornejo decide trasladarse a Mendoza para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Cuyo.

“Mi papá quería que estudiara Derecho, pero en esa época todavía no existía la facultad estatal. Como tenía muchas materias de Derecho, lo convencí diciéndole 'arranco con esto y después me cambio'”. Algo que, claro, nunca sucedió. Por esos días, además, conoció y se puso de novio con la madre de sus hijos, Lucía Panocchia, que también es de La Consulta.

“Me vine a vivir con dos amigos a un departamento de Mitre y Pellegrini: Raúl Peterle que estudiaba Ingeniería y David Tuber, odontólogo, que ahora vive en Valencia. Llegamos a vivir siete en ese departamento” que se movía bajo la lógica de cualquier convivencia estudiantil, aunque con un agregado especial: la militancia universitaria.

“En 1982, Ricardo Beretta, Marcos Rodríguez y un pibe de apellido Llensa, de San Martín, habían formado la Franja Morada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales”. Sus adversarios eran “agrupaciones independientes” y “grupos católicos” que asegura “todos terminaron en el peronismo”. Ya en 1984 fue candidato a presidente del Centro de Estudiantes y perdió por 12 votos ante Gerardo Notto: “Nos ganaban con los votos de los cursos superiores, todos formados durante la dictadura”. Aunque la prédica surtió efecto un año después, cuando en 1985 Franja Morada obtuvo el centro de la mano de otro viejo conocido: Gabriel Fidel.

De ahí en más, en 1986, Cornejo presidió la Federación Universitaria de Cuyo (FUC), y en el '88 fue secretario general de la Federación Universitaria Argentina (FUA), al margen de ocupar diversos cargos en la mesa regional y nacional de Franja Morada, y de convertirse en uno de los referentes de la Juventud Radical con activa militancia en la entonces poderosa Junta Coordinadora Nacional.

“En 1989 di mi última materia, y en 1990, la tesis”, con la que se recibió de licenciado en Administración Pública y Ciencias Políticas. Ya por esos días, había nacido su primera hija, Constanza (1988) y cinco años después, en 1993, su varón, Lautaro. Reflexivo e introspectivo, admite que frente a sus hijos tiene un sentimiento de culpa por no haber estado más presente a causa de la política.

“Ni ellos ni su madre me lo reclaman, pero sé que Lucía ha tenido casi todo el peso de la crianza. Tampoco me considero un mal padre”, se autoexculpa.

Es que para Cornejo, la política “es la única herramienta de transformación que tienen las clases medias y bajas. La única esperanza de cambio”, y que a pesar de la estrecha vinculación con su vida, en algún momento pensó en abandonar.

“Viviendo en Chile (donde se especializó en Desarrollo y Planificación y también en Políticas Públicas) estaba como desprendiéndome. Venía algún fin de semana o mi familia viajaba para allá. Estábamos en el llano, la UCR no tenía expectativas de ser gobierno y me pasó por la cabeza retirarme. De hecho, casi abandoné toda actividad política hasta el '96, '97 cuando me reinserté”.

A partir de ese momento, y de la mano de su referente César Biffi, con quien años más tarde rompería un vínculo político pero también personal profundo, fue asesor legislativo, secretario de Gobierno de Godoy Cruz, senador provincial, ministro y confidente de Julio Cobos, diputado nacional y desde 2007, intendente godoicruceño.

Cerebral, intuitivo y audaz, sus seguidores le asignan una conducción firme, como la que se espera de los líderes. Nunca inadvertido, temido y respetado de igual forma, es no sólo un hábil estratega sino también un incómodo contrincante.

Su virtud principal es la anticipación de escenarios y la construcción de plataformas políticas para enfrentar desafíos. Pero más allá de su bien ganada fama de “rosquero” con la que edificó su carrera personal y alianzas tan disímiles como con el kirchnerismo en 2003 o con casi todo el arco opositor -desde la centroderecha a la centroizquierda- en 2015, Cornejo también ha demostrado suficientes habilidades como administrador público. Su gestión en Godoy Cruz despierta elogios de propios y ajenos.

En 2011, resignó su aspiración de competir por la gobernación a manos de Roberto Iglesias. Pero no fue en vano. A cambio se quedó con poder partidario interno y representación legislativa propia, claves para construir el armado de 2015 como único postulante radical y luego de la oposición en pleno, condición necesaria para poder vencer al “partido-Estado” como denomina al PJ. Incluso, con él mismo al frente de la UCR como presidente partidario.

Acaso el archivo sirva para explicar la paciente construcción con un objetivo claro. Ya en 2013, Cornejo hablaba de “un frente sólido, programático y competitivo” para 2015, síntesis de lo que luego fue Cambia Mendoza, la herramienta electoral que lo depositó, después de ocho años y dos mandatos peronistas (Celso Jaque y Francisco Pérez) en el sillón de San Martín.

“Es un enorme desafío y tengo muchas ganas. Pero también mucha angustia. Sólo para terminar lo que queda del año, Mendoza necesita 3 mil millones de pesos”, dice ratificando su eje de campaña en una sabia administración de los recursos y su fanatismo por los números como principal insumo de gobierno.

“Es necesario tener un buen gobierno, porque creo que los escenarios futuros pueden ser favorables. Es duro, pero se puede”, dice ese mismo chico, ahora adulto, que soñaba con Bochini, que se deslumbró con Alfonsín y que desde ayer entró definitivamente en la historia de Mendoza.

Las 10 promesas de campaña

1-Reordenar el Estado
Cornejo habló recurrentemente en su campaña de reordenar el Estado. Concretamente decía: "El personal crece en las áreas no sustantivas y ésas son las que hay que hacer decrecer paulatinamente, sin echar a nadie, sino reorientándolas hacia las que son intensivas en atención al público". También decía: "No hay control de ausentismo en el sistema educativo, no hay control de los servicios extraordinarios de la Policía. Lo que yo propongo es decencia en las licitaciones y eficiencia en el gasto", indicó durante su campaña.
 
2-Situación financiera
Cornejo no dudó en afirmar que para mantener el gasto que deja la administración Pérez, "Mendoza va a tener que endeudarse, pero para infraestructura".

3-Seguridad
Cornejo prometió que, en materia preventiva, habrá una policía con tecnología de última generación, capacitada y con inteligencia criminal, "que significa tener bases de datos de tráfico de estupefacientes, robo de autos, trata de personas; todas esas bases tenerlas integradas en una oficina de primer nivel, para poder brindar a la Justicia pruebas indubitables".

También dijo que agilizará la Justicia, “progresivamente cambiando la forma de administrar justicia penal hacia un sistema oral, con expediente electrónico para un juzgamiento más ágil. Hoy en Mendoza hay crimen organizado pero son pymes. El día que se organicen en serio, Mendoza es inviable”.

4-Etica pública
"Hay un montón de proyectos. El mejor a mi criterio es de Tadeo García Zalazar, que supuestamente es muy parecido al decreto que iba a sacar Pérez y no ha sacado. Si soy electo gobernador, mis funcionarios van a presentar la declaración jurada y la van a hacer pública apenas asuman, no como Paco Pérez que ahora lo propone, cuando se están yendo", decía Cornejo en campaña.

5-Reforma constitucional
Cornejo explicó que no será una prioridad en su gestión, pero eso no significa que considere que no haya que reformarla por su antigüedad. "Voy a buscar los consensos pero no con los debates que se han dado en el último tiempo. Está claro que será para los próximos gobiernos, no para el que impulsa la reforma. Yo me inclinaría por llevar el mandato a seis años y las elecciones legislativas cada tres, para que se pueda trabajar con más tiempo".

6-Educación
En su plataforma, Cornejo explica que el objetivo principal será mejorar la calidad de la educación sobre la base de evaluar los resultados obtenidos. "La Dirección General de Escuelas está sumida en el control administrativo sin poder encarar políticas educativas que trasciendan esa dimensión. Los resultados de las evaluaciones, sean locales, nacionales o internacionales, no se usan para planificar una mejora".

7-Presión tributaria
Cornejo cree que no hay margen para aumentar impuestos, pero tampoco promete bajarlos en el corto plazo debido a la amplia "estructura" que dejará Francisco Pérez. "Sin equilibrio del Presupuesto, el Gobierno no puede generar las condiciones para reducir la presión tributaria", define. Aunque se compromete, a partir del equilibrio fiscal, a disminuir tributos en sectores que promuevan la contratación de mano de obra y generar el incremento de las exportaciones agrícolas a través de la devolución de impuestos locales.

8-Crisis vitivinícola
En campaña, el entonces candidato a gobernador Alfredo Cornejo consideraba que era vital buscar soluciones para el exceso de stock vínico, aunque advierte que la crisis puede ser una oportunidad para identificar los problemas y generar valor. Cornejo propuso un trabajo conjunto para mejorar el pronóstico de cosecha y el acuerdo Mendoza-San Juan.

9-Minería
El actual intendente de Godoy Cruz cree que el Estado debe retomar el ejercicio de la política ambiental y aplicar el poder de control que tiene sobre las actividades mineras, del mismo modo que generar información económica, geológica y ambiental confiable. "Hay que estudiar cada caso teniendo en cuenta el recurso principal de la matriz productiva, que es el agua, para nosotros la primera restricción", promete Cornejo para quien la minería puede convertirse en un motor de crecimiento responsable y con equidad.

10-Financiación de actividades económicas

Cornejo explicó que el principal problema de los empresarios es no tener dónde pedir préstamos. "Deberíamos prestar 3 mil millones de pesos anuales para influir algo en nuestro producto bruto geográfico y el Fondo para la Transformación y el Crecimiento prestó el último año 415 millones de pesos, o sea nada. El Banco Nación es nuestro agente financiero pero la plata que nosotros ponemos no se presta acá. Por lo tanto, un nuevo contrato con esa entidad, o con otra u otras, podría darnos herramientas que ayudarán al financiamiento productivo".

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