Resolverá goles fantasma, conectará a Brasil con el mundo y a los aficionados y futbolistas entre sí, ofrecerá imágenes de una calidad jamás vista antes en una competición similar y llevará la señal a los satélites para luego repartirla por todos los rincones del planeta: la tecnología será una de las grandes protagonistas del Mundial de Brasil 2014.
Cuando “el pais do futebol” recibió el Mundial en 1950, la final fue seguida en directo por más de 200.000 personas en el estadio Maracaná. Lejos del templo nadie recibió señal televisiva en vivo. Llegó más tarde a los hogares. Y en blanco y negro.
Ahora, 64 años después, será todo diferente: el nuevo Maracaná sólo tiene 73.531 asientos. En cambio, el partido que definirá el título será visto en directo por cerca de 1.000 millones de espectadores. En color. Y, en muchos de los casos, en alta definición.
La dimensión del certamen fue creciendo internacionalmente edición a edición gracias al poder intrínseco del fútbol y al de la tecnología.
Brasil 2014 llegará a todos los países, ya sea por televisión, radio o internet, en tres dimensiones (3D), en alta definición (HD) o en “superalta” definición.
Y habrá más: la FIFA quiere ir más allá en la realización audiovisual del torneo y grabará tres partidos, uno de octavos, uno de cuartos y la final, en el novedoso formato 4K.
El ente rector habla de una “experiencia única y fascinante”. “El 4K transportará a los aficionados de todo el mundo a una nueva dimensión visual que marcará el inicio de una nueva era en las emisiones de competiciones deportivas”, señaló el director de televisión de la FIFA, Niclas Ericson.
Sin embargo, la realidad es que muy pocas personas en el mundo tienen un televisor para poder recibir una señal en 4K.
Es más, muy pocas cadenas estarían dispuestas a emitir en ese formato, ya que ocupa cuatro veces más de ancho de banda que una emisión en HD y el público al que va dirigido es ínfimo, un negocio sin rentabilidad.
“Es maravilloso. Da sensación de 3D. En Londres 2012 hicieron una demostración y veías cómo la arena te saltaba a la cara”, asegura el realizador de la televisión pública española TVE Malco Falco, que trabajó en el Mundial de Sudáfrica 2010. “Es muy bonito, pero poco realista ahora mismo”.
Más real es el anhelado por muchos Detector Automático de Goles (DAG), un sistema de 14 cámaras que tiene como misión zanjar un debate casi tan antiguo como el propio fútbol.
La tecnología, testeada en la Copa Confederaciones 2013, debutará este año en un Mundial, cuya historia está repleta de goles que no fueron y otros que sí subieron sin merecerlo. El más célebre de esos últimos dio el título mundial a Inglaterra en 1966.
“No registró ni un error. Es 100 por ciento seguro”, se entusiasmó en la Copa Confederaciones Dirk Broichhausen, director de GoalControl, la ganadora del concurso que sacó la FIFA para diseñar el sistema.
Los estadios de Brasil 2014 tendrán más cámaras que jugadores. A las 14 del DAG se suman las de las retransmisiones de la FIFA, las de cada televisión y una más ágil que todas ellas: la “spidercam”.
Esa cámara con nombre arácnido -cuelga de 16 cables y se mueve a gran velocidad en busca de sus presas, los jugadores- vigilará los movimientos de los futbolistas desde una perspectiva cenital, llegando a mostrar planos imposibles gracias a su capacidad de giro de 360 grados sobre su propio eje.
Los que no puedan ver en directo las capturas de la “spidercam” y compañía, tendrán la oportunidad de seguir todo lo que ocurra en Brasil en la plataforma interactiva que habilitará la FIFA en su página web.
El ente rector ofrecerá entrevistas, comentarios en directo, videos de los partidos, demostraciones casi simultáneas en 3D y toda la actualidad de las 32 selecciones, aunque seguramente ningún escándalo ni información crítica.
Los 12 estadios que albergarán partidos tendrán conexión de cuarta generación (4G), que permite navegar por la red a gran velocidad, algo indispensable en la era de los smartphones y las redes sociales, aunque los problemas de infraestructura en Brasil hacen temer por el funcionamiento de esas redes.
Algunos seleccionadores prohibieron a sus jugadores el uso de sus perfiles en Facebook y Twitter en Sudáfrica. Cuatro años después, las redes sociales son una verdadera fiebre mundial, consecuencia directa de la revolución tecnológica. Y el mundo del fútbol es consciente de ello.