El hincha lo siente. Lo pide. Lo canta. Lo reza. El plan retorno está en marcha. El sueño de volver a jugar la Primera B Nacional está vivo. Intacto. Desde aquella tarde imborrable en la Paternal, cuando se perdió la categoría ante Madryn por penales, que el simpatizante “Mensana” no duerme como corresponde. No descansa. Agarra la almohada y se mueve para un lado, para el otro. Sueña. Grita. Alienta.
Pero, se despierta y la realidad es otra. Y esa “realidad” es la que le molesta. Por momentos, duele. No la siente propia. Quiere revancha. Está en un lugar que no merece. Y que ni el fanático más pesimista se imaginó volver. Es que el Lobo del Parque, esa institución histórica del fútbol mendocino, se había despertado. Ojo, continúa despierto. Había recuperado su lugar en el fútbol Nacional. Ese que se había ganado durante la década del ‘70 y del ‘80 a puro fútbol, toque, goles y aplausos. Por algo, se colgó el rótulo del “mejor equipo del Interior”. ¡Mirá que piropo!
Sin embargo, hay que remar de nuevo. Levantarse y volver a luchar. Argumentos le sobran a “Los Pitucos del Parque”. Y esa es una gran virtud. Su mayor desafío. Porque mientras a muchos clubes una pérdida de categoría, lo golpea, a este nuevo Gimnasia lo fortaleció en todo sentido. El hincha se hizo más fiel. Más hincha. Lo demuestra en la calle, en la oficina, en el barrio, en la plaza. El jugador quiere revancha.
Es verdad, hay un equipo prácticamente nuevo con la llegada de 16 refuerzos. Sin embargo, 12 nombres “cargan en su espalda con esa mochila pesada llamada...” Perdón, mejor no nombrar esa palabra. Sin dudas, hay sed de revancha. Y cuando un jugador está herido, reacciona de otra manera. Por este motivo, la ilusión es gigante. Es casi una obligación ganar “ese único y amarrete ascenso” a la B Nacional entre 36 equipos.
Este Gimnasia y Esgrima versión 2016 está preparado para el gran desafío. Restan sólo 48 horas para el gran debut. El rival será Gutiérrez Sport Club. Un viejo conocido tanto de duelos ligueros como de los últimos Argentino B, hoy llamado Federal B.
El director técnico Omar Labruna prácticamente tiene el equipo definido. Existen solo dos dudas por lesión: Mariano Puch (esguince de tobillo) y Eros Medaglia (esguince de rodilla). Descartado:Gerardo Corvalán (fuerte traumatismo en su pierna derecha). El resto: ya sabe quien estará en la cancha.
Un dibujo táctico muy alentador y flexible para ese paladar exquisito del hincha del Lobo (4-2-3-1). Protagonismo absoluto.
El balón siempre en los pies de lo que saben. Ataque vertical, por las bandas y presencia ofensiva. Noy existe otra receta. Obviamente, habrá que cambiar de acuerdo al rival y la cancha que se visite. Pero, el Lobo por historia, actualidad y nombres, no puede especular. No hay margen para ser mezquino.
Si todo continúa sobre rieles, el equipo que parará Labruna será el siguiente: Matías Alasia en el arco; línea de cuatro defensores en el fondo: Eros Medaglia; Matías Villavicencio; Nicolás Sainz y José Shaffer; dos volantes centrales: Marcelo Lamas y Mariano Puch: dos volantes carrileros bien abiertos: Carlos Ross (su puesto natural es delantero, pero se está adaptando a esta nueva posición) y el ex River y Banfield, Juan Pablo Raponi; un enlace que jugaría en línea con los dos volante anteriormente mencionado: César Carranza; y un delantero de área goleador: el mendocino Juan Carlos Ferreyra.
¿Algo más para agregar? Nada. El Lobo tiene un equipazo. Le sobra categoría, experiencia, jerarquía. Basta de adjetivos. Llegó el momento de demostrarlo en la cancha. Gutiérrez será el primer rival de esta nueva travesía en el tercera categoría Nacional. Una vez más, el Logo está de pie. Sueña en grande y su verdadero hincha susurra: “le pido a todos los jugadores, dejen la vida por los colores...”