Déjà vu: otro triunfo agónico del Globo

Déjà vu: otro triunfo agónico del Globo
Déjà vu: otro triunfo agónico del Globo

Suele decirse que cada partido es una historia diferente. Pero si los equipos son los mismos (Huracán y Maipú), los protagonistas difieren en muy pocos nombres y se repite no sólo el resultado (2-1), sino también el futbolista que se viste de héroe (Mauro Orué) para darle la victoria agónica a su equipo, ya pasa a ser todo un déjà vu.

-¿Qué significa eso? es un tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido previamente.

Y es justamente ese el suceso que vivenciaron el Globo y el Cruzado con apenas tres semanas de diferencia. El 27 de enero pasado, en el estadio General San Martín de Las Heras -mismo escenario de ayer- Huracán derrotó a Maipú 2-1 con un gol de Mauro Orué a los 41' del complemento y en el mismo arco sur ("el de los milagro", según suelen afirmar los hinchas).

Debido a que una semana antes Maipú había triunfado en su estadio también por 2 a 1 (otra casualidad: mismo resultado en los tres partidos que jugaron en 2019), el resultado llevó a ambos a la definición por penales y allí el Globo venció por 4-3 y se aseguró su clasificación a los 32avos de final del certamen.

Al igual que en aquella tarde de fines de enero en la que Huracán se puso en ventaja (con un gol de Cámara) promediando el primer tiempo, el Globo salió con todo en busca de su primera victoria en esta segunda fase.

Eso sí, que el equipo del Cachorro se pusiera en ventaja con un remate cruzado de Juncos tras la gran asistencia del "Toro" Agudiak no fue producto de la casualidad, sino pura y exclusivamente de la causalidad.

Porque desde el pitazo inicial del juez Arco, el local fue un Huracán lanzado contra el arco norte (como aquella tarde) y el gol de Juncos llegó por lógica decantación. Más coincidencias con aquél día en el que Aguirre empató con un golazo olímpico. Ayer, el empate de Maipú llegó con un tanto sacado de contexto.

El remate de Luis Daher rebotó en Giusepponi y descolocó a Gómez. Y cuando el 1-1 parecía sellado, Mauro Orué fue a buscar una pelota parada. La diosa fortuna jugó otra vez de su lado y el destino de un final ya escrito lo señalaron otra vez como el protagonista de una secuencia repetida.

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