“El CEC ya salió campeón, el CEC ya salió campeón, se lo dedicamo’ a todos...” La frase no se puede completar. Es parte de ese imaginario colectivo de cánticos que se comulgan en el tablón.
Esta vez, la dedicatoria no es para Boca de Bermejo, como sucedió hace dos semanas tras el empate (0-0) ante Gimnasia que lo hacía inalcanzable para todos.
El destinatario es Andes Talleres, protagonista exclusivo de que la definición se haya estirado hasta la última fecha.
Primero, por protestar y ganar (en buena ley) los puntos del partido que perdió en la cancha ante Rodeo del Medio.
Y después, por haberle ganado el último viernes de manera inobjetable (2-1) a este CEC histórico, tetracampeón, al que a pesar de que la Liga Mendocina le queda chica, mantiene una línea de coherencia.
“Si renunciamos al Federal B en junio pasado no veo sería absurdo entrar en una categoría para intentar lograr subir nuevamente a la categoría que renunciamos”, explica Guillermo Pereyra, el mandatario de una institución que es mucho más que un sindicato.
Ese club que en 2003 comenzó a competir en Primera División ‘B’ de la Liga Mendocina de Fútbol y que jugaba en su cancha del famoso camping del Carril Mathus Hoyos 2525 de Bermejo, Guaymallén (hoy Complejo Deportivo “Juan Aliberti”).
El Club Empleados de Comercio, ese que en 2013 se convirtió en la primera institución de origen sindical del país en participar en torneos oficiales de la Asociación del Fútbol Argentino en 2013.
El mismo que en tan solo una década (2007-2017) consiguió once títulos y se convirtió en una cantera inagotable de jóvenes talentos como Gonzalo ‘Pity’ Martínez (hoy figura en el River de Gallardo), Brian Zabaleta, Fernando Cortes, Gaspar y Hernán Cuello, David Castañeda, Yoel Frites y Damián Altamirano, se convirtieron en la Generación Dorada del CEC, creada a imagen y semejanza de Dario Gianformaggio, el padre de la criatura.
El CEC lo volvió a conseguir. La operación está consumada y la escalera a la fama, ascendida una vez más peldaño a peldaño. El camino a la gloria volvió a recorrerse hasta llegar al final de la senda. Senda triunfal, nada menos. Y ya está. Se lo merecen, viejo. ¡A disfrutarlo, comerciales!