Sobre la extensa franja del piedemonte o pedemonte hay muchas realidades consagradas que han puesto en dificultades a un valioso territorio al pie de las serranías.
Nos estamos refiriendo a la vasta zona que se extiende entre Luján de Cuyo y Las Heras, hacia donde ha avanzado el hombre con la construcción de barrios, principalmente, y con otras instalaciones, que han convertido al espacio en altamente vulnerable por la ejecución de viviendas sin la aplicación de un ordenamiento racional, y sin la presencia de obras que puedan contrarrestar o atemperar las fuertes correntadas que se producen tras importantes precipitaciones pluviales.
Por eso resulta razonable que la Secretaría de Ambiente provincial haya dispuesto por decreto la suspensión de los desarrollos inmobiliarios en el piedemonte, hasta tanto se completen los estudios de vulnerabilidad de riesgo y a partir de allí activar un plan para mejor administrar la zona.
Si se toman en cuenta estas previsiones y las que emanan de los postulados de ordenamiento territorial y no se sigue avanzando en el descontrol del área precordillerana, tendríamos que tener una cuota de optimismo en lo que concierne a poner en valor el sector precordillerano y propender a su mejor utilización y preservación.
Entre los distintos grupos humanos que estudian el área y hacen todo lo posible por cuidarlo, rescatamos a los integrantes de la Fundación Pedemonte, organización de profesionales y gente idónea que está protegiendo la cerrillada piedemontana y que ha creado el EcoMuseo en la villa El Challao, a unos 15 minutos al noroeste de la ciudad de Mendoza.
Es un recorrido libre de tres kilómetros en el que se puede aprender sobre la vida pasada, presente e incluso futura del área, decodificando el paisaje, conociendo y comprendiendo los diferentes factores que, conjugados, aportan a asegurar la elevada biodiversidad del territorio en cuestión, junto a vestigios patrimoniales que definen su historia y le brindan identidad.
Entonces por un lado tenemos todo el trabajo de investigación y aporte que sobre el piedemonte realiza el sistema científico provincial y universitario, y por el otro, contamos con valiosas instituciones, como la fundación que ha desarrollado el museo al aire libre y que inclusive ha producido un valioso documental, titulado: “Pedemonte, donde el agua cuenta una historia”.
La formación de los integrantes de la entidad es diversa, de orden académico, de la comunidad y de las técnicas audiovisuales, y eso asegura una interpretación y comprensión de la problemática piedemontana muy integral y abarcativa, para de esa forma llegar con ventaja a la gente que no está tan capacitada para interpretar una problemática compleja, pero que debe ser asumida por todos los ciudadanos, como una forma válida en procura de desviar el rumbo errático de un ambiente riquísimo en la provincia.
Por eso es importante que el documental de la zona piedemontana, dividido en 10 capítulos, se pueda proyectar en los más diversos escenarios, desde escuelas, bibliotecas, centros culturales y uniones vecinales, como una forma de promover cambios de conducta con respecto a territorios ecológicamente muy valiosos pero frágiles por los más diversos riesgos, los naturales y los que causa el hombre (factores antrópicos).
El mensaje es muy sólido por la presencia de voces de especialistas de la comunidad académica científica, asimilando valiosos saberes populares y las vivencias de la comunidad del lugar.
En definitiva, el EcoMuseo y su integración con el audiovisual muestran un espacio privilegiado pero también expone los riesgos de desafiar el equilibrio predisponiendo el lugar a desastres naturales y antrópicos provocados por un inapropiado uso del suelo sin incluir en la planificación parámetros de construcción en riesgo.
