Defender el árbol, un compromiso de todos

El Estado provincial, a través de la Dirección de Recursos Naturales Renovables y de la Secretaría de Ambiente, precisó que el inmenso patrimonio forestal de nuestro territorio alcanza a 4 millones de ejemplares en zonas urbanas.

Las autoridades que velan por esta riqueza han advertido que un importante porcentaje de árboles que está en los espacios públicos está envejecido y seco, y debe ser renovado.

Por eso, Ambiente ha puesto en práctica un plan provincial de forestación y en los últimos 2 años se sumaron 500.000 ejemplares. De esta cifra, 300.000 se destinaron a cortinas forestales cuyo principal objetivo es proteger los cultivos de los vientos, el sol y las heladas.

El Plan Provincial de Forestación -que el gobernador Francisco Pérez lanzó al asumir- tiene como objetivo plantar un millón de árboles en la provincia, con lo cual se habría logrado incorporar la mitad de los forestales previstos en ese programa, pese a que se afirma que en los viveros provinciales no habría tal cantidad de plantas.

Consideremos, sin embargo, a estos números como positivos y creamos en las buenas intenciones de los funcionarios que velan por el aliado vegetal.

Más allá de las posibilidades de concretar las metas propuestas, es interesante consignar que el plan propone incentivar a organizaciones de la sociedad civil e instituciones, como escuelas, clubes y uniones vecinales, a que planten árboles.

Y que cuando un ciudadano vea en malas condiciones un árbol, en primer lugar recurra al municipio y en un segundo momento intervendrá la Dirección de Recursos Naturales, que determinará si el ejemplar debe ser podado o erradicado. Es verdad que, a veces, estos trámites son muy burocráticos o lentos, pero no hay otro camino y deben cumplirse esos pasos.

También la protección de los bosques, tanto el productivo (que protege los cultivos) y el nativo, debe ser una misión que nos convoque a todos, en especial tratando de evitar los incendios, que tiran por tierra en minutos lo que la naturaleza tarda años en consolidar.
 
Este tipo de bosque, el nativo, ayuda a la conservación de la biodiversidad, el suelo y la calidad del agua, ya que funciona como regulador hídrico y controla la desertificación. Las especies predominantes en esta forma de riqueza forestal son  el algarrobo, pero hay otras en menor cantidad como el chañar, el molle, el quebracho blanco, el maitén y el caldén.

Entonces, sería oportuno conocer con más detalles el plan forestal de la Secretaría de Ambiente para estar informados sobre la naturaleza y destino de esas cantidades de árboles que se mencionan que serán plantadas.

El bosque urbano de Mendoza está considerado como patrimonio provincial y el parque General San Martín ha sido consagrado como Área Ambiental Urbana Protegida por la ley 6.394. Además están las leyes 7.873 y 7.874 de Preservación y Control del Arbolado.

Entonces, cuando los vecinos observen el maltrato y el descuido del arbolado urbano por parte de otros habitantes y la falta de mantenimiento de los responsables del arbolado, tendrán que requerir a las autoridades (DRNR y municipios) que se ocupen del caso como mandan las leyes, siguiendo las buenas prácticas de manejo y las pautas de arquitectura urbanística correspondientes.

Desde las uniones de vecinos, organizaciones ambientalistas, o simplemente desde la posición de ciudadanos, se debe tomar conciencia de que las acciones de reposición, supervisión, poda, tratamientos contra plagas y riego del arbolado corresponden a los municipios. Además, cabe destacar la pasividad o negligencia de ciertos  municipios que no informan, no inspeccionan y  permiten podas clandestinas, posibilitando que se dañen los árboles, que se contaminen las acequias y que, finalmente, no sancionen las infracciones.