Por D.I. Verónica Rocha
Es muy importante delimitar las áreas ya que en la adolescencia es cuando se terminan de desarrollar en el cerebro las estructuras de la personalidad y los sistemas de comportamiento que adoptarán en la edad adulta. Y es también cuando se apropian de los objetos y los espacios, empiezan a hacerlos suyos como algo privativo y proyectado de ellos mismos. Por lo que es fundamental un buen espacio habitable para las diferentes actividades como estudio, juego, descanso, aseo, deporte o reunión con amigos.
Probablemente sea una tarea muy difícil para los padres ya que modas, gustos y prioridades en esta etapa enfrentan tanto a los padres como a los adolescentes. Para intervenir de una manera sutil y sana, se sugiere:
- Los colores más convenientes para un cuarto son los pasteles, los más revolucionarios querrán colores fuertes, lo ideal es un 30 % de superficie nada más. Puede ser una pared o rayas cuyo efecto visual dependiendo de la horizontalidad o verticalidad dará sensaciones de amplitud del ambiente a diseñar.
- Mobiliario acorde a la necesidad particular. Estudiantes de muchas horas sentado deben tener una buena silla y con mucho espacio de guardado, en lo posible que no sea el mueble heredado, porque la funcionalidad ya no concuerda con los nuevos usos y porque tiene un peso de efecto negativo en los jóvenes que están estrenando las ganas de vivir.
- Los televisores y consolas de juegos sería conveniente separarlos del área de estudio, la que deberá tener buena luz y condiciones térmicas óptimas.
- Las camas y almohadas son muy importantes. La intimidad es algo muy valioso. Y deberá contemplarse la posibilidad de siestas diurnas con cortinas de blackout o persianas, ya que el horario de estudio en épocas de exámenes pueden ser nocturno, en algunos casos.
- El área de juegos deberá ser cómoda y segura, con espacio para amigos y posibilidad de compartir con hermanos, y familiares.
- El área de aseo con buena luz ventilación y calefacción.
- El desorden a veces no es algo negativo, en ese caos que son a veces los cuartos ellos van descubriendo que las cosas no se limpian solas. Que la ropa no levita a la lavandería y vuelve volando y se cuelga sola en los placares. Que el caos y el orden lo producen ellos mismos y si tienen buenas notas en el colegio y prefieren estar en casa con amigos, mucho mejor.
Una creencia que definitivamente hay que deshacer es que el diseño es algo caro, inaccesible, o para pocos. Los jóvenes no tienen prejuicios lo que es conveniente en estas épocas de crisis. A veces solo con pocas intervenciones como vinilos en alguna pared, o alguna alfombra de colores fuertes, un pie de cama o algún móvil, es notable como pueden cambiar hasta su rendimiento escolar, social, etc.
No hay reglas generales ni recetas magistrales, cada joven es un sujeto con gustos determinados incluso en la misma familia. Muchos de ellos viven en casa de mamá o papá y en todo caso la prioridad es que en cualquier caso su espacio sea su guarida, su morada, el lugar donde llegar cansados y desde donde salen a enfrentar la vida y donde reciben a sus amigos; el lugar desde donde se están proyectando sus vidas.