El blanco, el negro y el gris son los colores clave de este departamento decorado por un estudio de Madrid, un piso en clave masculina que emana modernidad con algunos toques clásicos e industriales, y que consigue resultar único gracias a sus detalles.
Algunas partes de la estructura se han desnudado, para dejar a la vista vigas y columnas de hormigón, sobre todo en el living comedor. Allí actúan de línea divisoria entre los dos ambientes. En este mismo espacio nos encontramos algunos clásicos del siglo XX como la mesa Tulip y las sillas Pantone, como una espectacular butaca orejera Luis XV en blanco decapado y tapizada en terciopelo gris. Esta pieza, junto a las viejas maletas apiladas que hacen las veces de mesa auxiliar y componen el rincón más ecléctico de la casa, al situarse debajo de un cuadro abstracto mucho más contemporáneo.
Los guiños al diseño no impiden que la zona de estar sea cómoda, espaciosa y de muy sencilla. Se articula en torno a un enorme sofá esquinero en negro, vestido con un montón de almohadones en tonos neutros, blancos, grises y negros, la gama que domina en toda la casa.
La cocina es el puro aprovechamiento del espacio, con los muebles altos en dos niveles y hasta el techo. También es pura limpieza de líneas. Y el toque especial lo pone el frente de pizarrón, en el que se pueden dejar mensajes o incluso escribir la receta que se está cocinando para no perderla de vista.
Los objetos de arte se reparten sigilosamente por toda la casa, y así nos encontramos cuadros en el salón, esculturas en el pasillo y fotografías o una máscara en el dormitorio. El arte siempre está presente, pero sin sobrecargar.
La luz llega al baño a través de un hueco abierto al dormitorio, y se refleja en los múltiples espejos que se han colocado. Así, un espacio sin ventanas logra ganar luminosidad natural.
En este departamento no hay puertas, sino que se va pasando directamente de un ambiente a otro.
Fuente: thischarminghome.com