Declaró una mujer que fue torturada en el campo Las Lajas

Declaró una mujer que fue torturada en el campo Las Lajas
Declaró una mujer que fue torturada en el campo Las Lajas

Vivian Gladys Acquaviva tenía 18 cuando fue secuestrada aunque nunca tuvo un proceso en su contra. Ayer contó su historia. Y fue una de los más crudas y emotivas escuchadas en el marco del megajuicio que se lleva adelante en los Tribunales Federales.

La mujer también relató que en diciembre del ‘78, tuvo un encuentro cara a cara y en la Casa Rosada, con Jorge Rafael Videla, a quien le pidió por su hermano que estaba detenido para que no lo torturaran más.

“Fue una charla fría, seca, de unos 15 minutos y que terminó cuando me dijo que, en ese momento, no podía hacer nada”. Su “secuestro” se concretó a la salida de una escuela en calle Montecaseros. “Fue un auto (al que identificó como un Peugeot 504 rojo)” que la encerró entre las dos puertas.


El calvario
De su testimonio se desprende que fue llevada hasta a un lugar al que después reconoció como el Campo Las Lajas, donde fue interrogada, golpeada, quemada con cigarrillos y violada.

Fue el principio de un calvario que duro horas o días. “No podría precisar el tiempo que estuve ahí...”, afirmó ante el Tribunal,  respondiendo preguntas del ministerio Público y la querella, mientras que en esta oportunidad los defensores no la interrogaron.

Ahí aseguró haber estado junto a Virginia Adela Suárez que estaba muy mal y me pedía que declarara “por me van a matar...”. Hoy Suárez figura aún como desaparecida.

Como su hermano, también se refirió al comisario Pedro Dante Sánchez Camargo (ya fallecido) como uno de los “policías que me entregó”.

Al referirse al lugar donde fue interrogada lo señaló como “un rancho, iluminado con un farol sol de noche”. Ahí fue golpeada mientras la obligaban a tomar alcohol y tragar unas pastillas que “por momento me obnubilaban”.

La emoción por los recuerdos vividos hizo que las lágrimas le ganaran al relato cuando hizo referencia a que la desnudaron y fue “violada”, sin que pudiera identificar a sus agresores porque “estaban detrás mío”.

Más tarde y en otro auto fue “tirada” frente a la escuela Videla Correa cuando estaba amaneciendo. “De ahí caminando como podía y agarrándome de las paredes pude llegar a mi casa en la calle Luzuriaga”. Su madre la llevó al hospital Central donde la atendieron y comprobaron las lesiones en el cuerpo.

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