El hombre que ayudó a morir a su esposa, quien padecia esclerosis múltiple, convocó a la prensa en su domicilio y admitió que tomar esa decisión fue terrible.
Luego de quedar en libertad, Angel Hernandez (70) aseguro estar muy tranquilo porque su mujer, Maria José Carrasco (61) había dejado de sufrir después de que padeciera esa terrible enfermedad que le provocaba una discapacidad del 82%.
Consideró que lo que ha hecho es "un acto de solidaridad". "Ella no podía y yo he tenido que prestarle mis manos, ella lo quería hacer, no lo podía hacer y yo le he prestado mis manos", enfatizó.
A su vez, el hombre aseguró: "Lo que me interesa no es que me apoyen y que reconozcan qué valiente he sido o lo que hemos hecho, sino que sirva para que la eutanasia se apruebe, por el sufrimiento que padece muchísima gente, como mi mujer".
Por otro lado, la portavoz del Gobierno socialista español, Isabel Celáa, aseguró en rueda de prensa que es un compromiso del Ejecutivo impulsar "la regulación de derecho a una muerte digna con todas las cautelas".
En cambio, los obispos católicos españoles afirmaron, en la voz de su portavoz, Luis Argüello, que "la muerte provocada no es la solución a los conflictos".
"No pienso, Dios me libre, en la cárcel para nadie, pero sí en la necesidad, desde la radical defensa de la vida, de apoyar cualquier decisión que evite que la muerte sea la solución de los problemas", argumentó.
Por último, la plataforma Change.org suma ya más de 160.000 firmas para que la Fiscalía no presente cargos contra Hernández.