Decisivas elecciones presidenciales en América Latina

Un análisis de las varias elecciones políticas que ocurrirán en los próximos meses en América Latina y que habrán de conformar un mapa distinto.

Decisivas elecciones presidenciales en América Latina

¨Por Rosendo Fraga - Analista político. Especial para  Los Andes

La Argentina está concentrada en una elección legislativa, que las circunstancias le han dado relevancia política. Pero al mismo tiempo en el resto de la región, se va configurando un proceso de elecciones presidenciales decisivas, que definirán su rumbo político de acá a mediados de la próxima década.

En noviembre de este año, tiene lugar la elección presidencial en Chile, para la cual el candidato de centro-derecha (Piñera), va aumentado su ventaja. Será la primera elección presidencial desde el restablecimiento de la democracia hace un cuarto de siglo, que la Concertación - la coalición de centro-izquierda que ha ejercido el poder en cinco de los seis períodos presidenciales que han tenido lugar desde entonces- se presenta con tres candidatos diferentes. En las últimas semanas, la diferencia a favor de Piñera se ha ampliado. Pero el sistema electoral chileno es de dos vueltas. Hoy no se discute que Piñera ganará la primera por una ventaja importante. En la segunda, sólo una convergencia absoluta de los votantes del candidato socialista (Guillier), de la candidata de izquierda (Sánchez) y la demo-cristiana (Goic), podría ganarle. Bachelet termina su gobierno muy desgastada e impulsando reformas como el aborto y el matrimonio igualitario, que polarizan la sociedad, algo que puede favorecer a Piñera en este momento que es el único candidato de centro-derecha.

En Colombia, la elección presidencial tiene lugar en mayo de 2018 y la izquierda es una opción, si logra aprovechar el enfrentamiento entre el Presidente (Santos) y su predecesor (Uribe). El candidato de centro-izquierda (Petro), es un exitoso ex alcalde de la capital (Bogotá). En 2008, cuando el actual Presidente Santos fue electo por primera vez, Petro llegó a la segunda vuelta y fue derrotado. Será la primera vez en que las FARC competirán con candidato propio, aunque no está claro si finalmente lo harán o no. El conflicto entre el Presidente Santos y el ex Presidente Uribe, sigue dominando la política colombiana, enfrentados respecto al acuerdo de paz. Ambos competirían a través de candidatos “apadrinados” por ellos y dividiendo la política tradicional, que está muy desgastada en la opinión pública. Colombia tiene segunda vuelta y ello puede dar lugar a diversas combinaciones, debiendo recordarse que el voto es voluntario y alguien puede ser electo con sólo 20% de los sufragios, aún en segunda vuelta. Hoy parece posible que Petro pueda competir con los candidatos de Santos y Uribe,- que todavía no están definidos,- y que representarán las posiciones a favor y en contra del acuerdo de paz en la política tradicional. La reciente visita del Papa, ha reforzado la posición a favor del acuerdo. Pero para la primera vuelta faltan casi nueve meses y muchas cosas pueden suceder.

En agosto del año próximo tiene lugar la elección presidencial en México y el candidato populista (López Obrador), está desde hace meses en el primer lugar en los sondeos. El Presidente en este país se elige por mayoría simple y como compiten tres fuerzas principales, se puede ganar la presidencia con sólo un tercio de los votos, algo que en principio lo favorece. López Obrador se ha presentado varias veces y siempre fue derrotado, una vez por una diferencia mínima en comicios controvertidos. El oficialismo del PRI, todavía no ha elegido candidato y el Presidente (Peña Nieto) - con un fuerte desgaste- tendrá un rol en su elección. El PAN es el partido de centro-derecha que gobernó dos períodos- 12 años- antes que Peña Nieto, tampoco tiene un candidato definido, pero ha avanzado en un acuerdo con el PRD, la izquierda moderada que es la cuarta fuerza política del país. El conflicto con EEUU por la política de Trump hacia México y la renegociación del NAFTA, pueden tener importancia en la campaña electoral.

Dos meses más tarde, en octubre de 2018, tiene lugar la elección presidencial en Brasil, con Lula encabezando los sondeos para primera y segunda vuelta. Aunque el país va saliendo de la recesión y el ex Presidente está amenazado por causas de corrupción, está primero en los sondeos para primera y segunda vuelta desde hace un par de meses. En agosto inició su campaña electoral, visitando nueve estados del nord-este, la región más pobre del país. Una condena por corrupción -que es posible- podría impedir que compita. A gran distancia, se encuentran candidatos de lo que puede denominarse la “anti-política”. Bolsonaro, un oficial paracaidista retirado partidario de la “mano dura” y que reivindica al gobierno militar y Silva, una ecologista afro-brasileña que quedó tercera en la última elección presidencial y que fue ministra de Lula. La política tradicional, integrada por el PMDB - el partido del Presidente Temer - y el PSDB- el del ex Presidente Cardoso- tienen mayoría parlamentaria, pero las causas de corrupción han dejado a sus principales candidatos sin posibilidad de competir. Desde el último, se intenta generar un nuevo candidato, con el actual alcalde de Sao Pablo (Doria) - quien esta semana visitó al Presidente Mauricio Macri- pero todavía está lejos de los mencionados. La segunda vuelta puede dar lugar a diversas combinaciones, y el alcalde ha dado señales de aproximación hacia Bolsonaro.

Por último, en Venezuela la elección presidencial también se realiza en octubre de 2018 y Maduro ya ha dicho que se presentará a un nuevo mandato. Si bien falta más de un año hasta entonces, desde junio, cuando parecía inminente la crisis de Maduro, se ha ido afianzando. Ese mes, Rusia la adelantó 6.000 millones de dólares por compra anticipada de petróleo hasta 2019. Esto impidió el default de Venezuela. Ese mismo mes, Maduro removió los mandos de las Fuerzas Armadas, neutralizando la posibilidad de oposición en este ámbito. Desde entonces, se fue debilitando. La Constituyente se instaló como máxima autoridad del país, por encima de la Asamblea controlada por la oposición; de los 33 integrantes de la Corte nombrados por la oposición, la mitad está presa y la otra mitad exiliada; la Procuradora (Ortega), huyó en una embarcación a Curazao y ahora deambula entre Colombia y Brasil; la movilización de la oposición en la calle ha disminuido notoriamente y aumenta la emigración, integrada por la gente más útil para oponerse al chavismo. Maduro ahora ha convocado elecciones de gobernadores para antes de fin de año, pero reservándose la facultad de vetar candidatos de la oposición. En este contexto, la elección presidencial del año próximo, bien puede realizarse en un contexto político totalitario, que en los hechos implique un régimen de partido único. La Constituyente es la máxima autoridad y adoptará medidas en dicho sentido. La segunda vuelta, incluso podría ser eliminada por la Constituyente.

En este marco, un triunfo de Cambiemos en las legislativas será considerado por quienes siguen la política latinoamericana como señal de que la salida del populismo sigue siendo una opción posible en la región. Por el contrario, una victoria de Cristina en la provincia de Buenos Aires será vista como indicador que el populismo sigue siendo una alternativa vigente.

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