La clase media anda de capa caída y su visión del futuro se vuelve cada vez más sombría conforme los miedos caen en tormenta.
Una encuesta de Allstate/National Journal Heartland Monitor dada a conocer el jueves pasado encontró que, si bien la mayoría de los estadounidenses (56 por ciento) tienen la esperanza de situarse en una clase superior en algún momento, hay aun más (59 por ciento) preocupados por bajar en los próximos años de la clase en la que están.
De hecho, más del 80 por ciento de los estadounidenses piensa que en los últimos años ha habido más gente que ha caído de la clase media que gente que ha entrado en ella.
La encuesta traza el retrato de un grupo que está muerto de miedo por la posibilidad de perder su situación en la vida.
Por cierto, 58 por ciento de los entrevistados se consideraron o de clase media (46 por ciento) o de clase media alta (12 por ciento).
Según la encuesta, los estadounidenses ven a una clase media con menos oportunidades de salir adelante, con menos seguridad laboral y menos ingreso disponible que la clase media de generaciones anteriores.
La pérdida de empleo fue para la mayoría (52 por ciento de los entrevistados) la principal causa que los pondría en el mayor peligro de caer de su clase actual, seguida de una enfermedad inesperada o una lesión en la familia.
La mayoría de los entrevistados piensa que la educación superior es la clave para mantenerse en la clase media, pero a muchos les preocupa su costo prohibitivo e inaccesibilidad.
¿Y quiénes dicen ellos que son los responsables de que la clase media esté en peores condiciones? El Congreso, los directores ejecutivos de las grandes corporaciones y las grandes instituciones financieras.
Entre quienes culpan a los políticos hay cierta evidencia de que los republicanos tienen más culpa que los demócratas. Una encuesta CNN-ORC publicada el mes pasado encontró que 32 por ciento de los entrevistados piensan que los demócratas favorecen a la clase media, mientras que sólo 27 por ciento piensa eso de los republicanos.
De los entrevistados, 68 por ciento piensa que los republicanos favorecen a los ricos, mientras que solo 24 por ciento piensa eso de los demócratas.
Es comprensible que haya ansiedad por el encogimiento de la clase media.
Un estudio del Centro de Investigaciones Pew, “The Lost Decade of the Middle Class”, publicado en agosto, señala que “desde 2000, la clase media se ha reducido en tamaño, retrocedido en ingresos y riqueza y ha perdido parte -aunque de ninguna manera toda- de su característica fe en el futuro”.
Según el reporte, “el 85 por ciento de los adultos que se consideran de clase media dicen que para la clase media ahora es más difícil que hace diez años conservar su nivel de vida”.
Y agrega el reporte: “Su visión deprimida de la situación económica viene al final de un decenio en el que, por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el ingreso medio familiar se ha reducido en todos los niveles de ingreso. Pero la clase media -definido en este análisis del Centro Pew como todos aquellos adultos cuyo ingreso familiar es de entre dos tercios y el doble de la media nacional- es la única que también se ha reducido en tamaño, tendencia que ha continuado desde hace cuarenta años”.
Es importante señalar que muchas personas que se consideran de clase media no estarían en esa categoría conforme a normas más objetivas. Por ejemplo, el estudio del Centro Pew encontró que 35 por ciento de las personas que ganan 30.000 dólares anuales y menos y 46 por ciento de las que ganan 100.000 dólares y más se identifican como de clase media.
Como señaló el Centro Pew, en el último decenio, el ingreso familiar medio de la clase media cayó y el valor neto medio se desplomó. Y los individuos de clase media dicen que cada vez es más difícil mantener su estilo de vida.
De remate, otro reporte del Pew, dado a conocer la semana pasada, encontró que “durante los dos primeros años de la recuperación económica del país, el valor neto medio de los hogares que se encontraban en el 7 por ciento superior de la distribución de la riqueza se elevó en 28 por ciento, mientras que el de los hogares situados en el 93 por ciento inferior se redujo en 4 por ciento”.
Como señaló The Washington Post en setiembre pasado, cuando se dio a conocer un espeluznante reporte del censo: “El año pasado se le apretaron las tuercas a la clase media, reduciendo su participación en el total del ingreso, mientras que el número de estadounidenses en la pobreza se emparejaba y aumentaba la porción de los hogares más pudientes”.
Los ricos han resurgido, gracias a alturas sin precedentes en el mercado de valores, pero en la clase media, muchos están haciendo agua, en el mejor de los casos, mientras que otros se hunden.
En su discurso sobre el estado de la Unión, en febrero pasado, el presidente Barack Obama aseguró que “el verdadero motor del crecimiento económico de Estados Unidos” es “una clase media próspera y en ascenso”.
Ciertamente parece que ese motor está estancado.