A Independiente lo madrugaron y, si bien se levantó, terminó perdiendo por puntos. Lo acostaron. Vio la lona en el primer minuto del juego y no pudo remontarlo. Desde el amanecer mismo del cotejo le tocó remar en un mar de dulce de leche. Y contra la corriente. El tempranero gol de Esteban Orfano trastocó los planes de un equipo que había llegado a Paraná con la intención de trabajar el partido desde otra perspectiva.
El plan era esperar al rival, que los primeros minutos se consumieran, que los nervios se apoderaran de un rival (incluso más necesitado que el Azul) carente de ideas y que la Lepra pudiera sacar rédito en la contra o en alguna pelota parada que “Palote” González Vega o Ariel Agüero pudieran cristalizar en la red adversaria.
Dany Garnero no tuvo demasiado tiempo para conocer al plantel. En tan sólo tres prácticas (asumió el miércoles) analizó el cuadro de situación tras la salida de Ricardo Rodríguez y diseñó el plan para traerse algo de esta tierras paranaenses. Pero nadie contaba con esa distracción al comienzo del juego que le costó entrar en desventaja prácticamente desde los vestuarios.
Al equipo le costó un tiempo asimilar el golpe, reaccionar. Y si bien no fue un vendaval de presión, intensidad y agresividad, generó ciertas situaciones de peligro que bien podrían haber significado el empate.
Patronato, con sus problemas a cuestas, fue un rival que no ejerció nada más que presión por momentos y pelotazo largo para ganar en segunda jugada. Se plantó bien en el fondo y, ante una Lepra sin muchas ideas, cerró los caminos con una zaga central firme y un doble cinco batallador.
De fútbol, muy poco. Nada por aquí, nada por allá. De hecho, la mejor jugada ofensiva del Patrón fue la del gol de Orfano. Bien elaborada, con un centro perfecto de la izquierda (Martínez), un pivot que la bajó en el segundo palo (Acosta) y Orfano que tuvo tiempo y espacio para definir.
Por intermedio de la pelota parada, Independiente Rivadavia llegó al empate. Tras el tiro libre de Rearte, González Vega lo selló con un perfecto cabezazo. Sin embargo, Fernando Echenique compró una falta de Méndez a Boggino (no hubo nada), anuló el tanto y la Lepra se quedó con las manos vacías.
Dentro de un partido de trámite aburrido, abúlico y chato, Independiente asumió el rol protagónico en el segundo tiempo. Con más empuje que juego, intentó llegar al empate.
Por momentos le faltó orden y quedó descompensado en el retroceso, sobre todo cuando ingresó Sebastián Grazzini, quien casi sentencia la historia con una “vaselina”. Garnero probó con los cambios. Sumó delanteros (Castorino y Carioca Velázquez), pero la ecuación que no estaba resuelta era la del mediocampo. Allí donde a Diego Tonetto y Ezequiel Pérez le costó entrar en sintonía.
Faltó la claridad necesaria para que algún iluminado rompiera los esquemas, metiera un pase gol. Otra vez Palote lo tuvo luego de una guapeada, pero levantó el remate. El empate era el resultado que mejor le cabía a un encuentro de trámite tan parejo. Sin embargo, a este Azul todo le cuesta el doble. Ya son seis los partidos en los que no puede cantar victoria, y en sólo uno de ellos pudo convertir (Claudio Velázquez a Huracán).
Le quedan ocho finales para alcanzar el sueño tan esperado, el objetivo que se planteó la institución en la pretemporada. Una recta final en la que deberá rozar la perfección. Sólo así podrá acariciar el bonus track de jugar contra Boca y River.
Se acerca Sportivo
Ayer en el cierre de la fecha 13, Sportivo Belgrano superó a All Boys y quedó a un punto de la Lepra. En tanto por la otra zona, la “A”, el líder San Martín de San Juan igualó con Boca Unidos. Y en Misiones, Guaraní Antonio Franco cayó ante Nueva Chicago.