Envío esta carta en referencia al artículo de Jorge A. Farmache llamado "¿70 años de inflación o 65 de falsedades? publicado en vuestro diario el 11 de febrero de 2020.
* Llama “gobierno constitucional” al de Perón en 1955, cuando el propio personaje en 1973, al asumir por tercera vez, lo descalificó por autocrático. Dice que el Gral. Eduardo Lonardi, estaba “influenciado por la presión social que agitaba la Iglesia Católica, muy enojada con Perón”. En realidad, Perón sancionó las siguientes normas o realizó estas conductas: desde 1950, cuando el Congreso Eucarístico Nacional de Rosario, Perón inició un ataque sistemático contra la Iglesia Católica y la moral religiosa. En ese sentido, el registro mínimo es éste: Leyes: 4.367, equiparación de hijos legítimos con los extra-matrimoniales; 14.394, divorcio vincular; 14.400, prohibición de procesiones; 14.401, supresión de enseñanza religiosa optativa; 14.405, derogación de exenciones impositivas a la Iglesia. Decretos: 20.564, del 7-12-54, supresión de la Dirección de Inspección y Enseñanza Religiosa; del 30-12-54, habilitación de burdeles; 3.991, del 24-3-55, supresión de fiestas religiosas. Sin normas: retiro de crucifijos y cuadros religiosos. Además: la promoción de la separación de la Iglesia del Estado, la eliminación de feriados nacionales de festividades católicas, el apadrinamiento de eventos y manifestaciones espiritistas, la prohibición -y/o restricción- de peregrinaciones religiosas; el encarcelamiento de cientos de sacerdotes; la expulsión de obispos, etc. Luego, no se trata de “enojos” sino de conflictos, que concluyeron el 16 de junio de 1955, cuando se quemaron todos los templos céntricos de Buenos Aires. En la Escuela de Ciegos, de la calle Bolívar 431 de la Capital Federal, funcionó la central operativa que comandó el siniestro, dirigido por comisarios de la Policía Federal y de la División Bomberos, que quemaron la Curia Metropolitana y otras 11 iglesias.
* Indica el articulista que también se agitaba contra el gobierno el convenio petrolero con la “California Argentina”, que era muy beneficioso para el país. En realidad el convenio con la California Delaware, filial de la Standard Oil, era inconstitucional porque violaba abiertamente el art. 40 de la Constitución Nacional Justicialista de 1949, que establecía el monopolio estatal para la explotación de los hidrocarburos. Eran dos concesiones. Una en Santa Cruz, de 50.000 km2, por 40 años, eximidos de impuestos, con extraterritorialidad judicial, con derecho a exportar libremente el petróleo y las ganancias obtenidas. La otra, de 30.000 km2, en Neuquén, con las mismas condiciones. El crudo que se obtuviera podía venderlo internamente a precios más caros que los del mercado internacional.
* Achaca la culpa de lo ocurrido a “los nacionalistas católicos”, quienes incitaron a las rebeliones de junio y setiembre de 1955. De la primera dice que se trató de “bombardeos y asesinatos cometidos en Plaza de Mayo por la aviación de la Marina de Guerra”. En verdad, en el clima de crecientes amenazas gubernamentales aconteció el 11 de junio la procesión de Corpus Christi en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Fue una multitudinaria manifestación silenciosa y pacífica, sin ningún incidente. No obstante, al día siguiente, los diarios informaron que los católicos habían quemado una bandera argentina en la plaza del Congreso. De consiguiente, el Gobierno convocaba a participar en una serie de actos de desagravios a la bandera. Empero, a poco andar, fueron trascendiendo los nombres de los comisarios de la Policía Federal, que, por orden de Miguel Gamboa y Ángel Borlenghi, habían ordenado y ejecutado la incineración del pabellón nacional. Confirmando esas sospechas, el ministro del Interior huyó al Uruguay. El 16 de junio de 1955 los aviadores navales de la base de Punta Indio, secundados por los aviadores aeronáuticos de la base de Morón, se sublevaron, arrojando bombas sobre la Casa Rosada destinadas a matar al verdadero autor del agravio a la bandera. Dada la niebla existente y el mal “plafond”, los explosivos no detonaron donde debían sino en sitios cercanos, afectando a civiles. Lo cierto es que, como dijo el primer ministro inglés Winston Churchill, Perón es “el único general que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus templos”.
* Describe la “grave crisis que azotó al país entre 1949 y 1952”, como un fenómeno natural, por la sequía, o factores inevitables, así la declaración inglesa de la inconvertibilidad de la libra. Por cierto que la historia de la decadencia económica argentina es más larga. Cuando menos cabe remontarse al 1 de mayo de 1933, cuando se firmó el Pacto Roca-Runciman. Por ese tratado, vendíamos al Reino Unido el 85% de nuestro saldo pecuario, con un deterioro del 66,8% sobre los precios de 1929, según la Cepal, y los británicos se quedaban con la mitad del valor de las carnes argentinas exportadas. Situación que se agravó el 25 de octubre de 1939, por un acuerdo entre el BCRA y el Bank of England, por el cual el pago de los envíos argentinos no se remesaría sino que quedaría depositado en el Banco de Inglaterra. En 1945 existía un saldo neto favorable al país de alrededor de 140 millones de libras (equivalentes a 1.560 millones de pesos, que al año siguiente ya sumaban 2.039 m. de m$n.). Pues, primero UK declaró la inconvertibilidad de la libra el 20 de agosto de 1947. Después, por el acuerdo Eady-Miranda se procedió a la compra de los ferrocarriles británicos en la Argentina, por la suma de 2.482.500.000 pesos, que equivalían a 150 millones de libras. Miranda lo redondeó en 2.500.000 “por razones sentimentales”. En 1948 se firmó el Tratado Andes, donde en lugar de pagar los ferrocarriles con las libras bloqueadas lo hicimos con las exportaciones argentinas de 1948. “Lo hicimos por razones sentimentales -reiteró Perón- y por deudas de gratitud con Inglaterra”. ¿Y los 150 millones de libras bloqueadas… ? Nunca más se supo de ellas. Lo que sí se supo fue de los billetes que se habían emitido contra aquellas libras que, al quedar sin sustento alguno, se constituyeron en el origen de la inflación nacional (que entre 1945 y 1952 alcanzó a 464%).
Dicha situación se agravó con la firma del Protocolo Paz-Edwards del 15 de abril de 1951, con dos pactos adicionales. Mientras las importaciones de carbón y petróleo ingleses se reajustarían por el valor de los mercados mundiales, los de las carnes argentinas quedaban atados a fijaciones políticas, negativas para el país. Para intermediar se creó el IAPI, el cual compraba la mejor carne argentina a los frigoríficos a 3,90 m$n el kg, y la vendía a los ingleses a 3,32 m$n, con una pérdida por kilo de 0,50 m$n, que anualmente representaba 308.900.000 m$n. El 31 de marzo de 1955, por un nuevo Pacto, se volvió a aplicar ese mismo sistema de malbaratamiento de nuestro saldo exportable.
* Para coronar ese régimen, el 4 de abril de 1945 se firmó el Acta de Chapultepec, ratificada por la Ley del 6 de agosto de 1946, por la cual se aceptaba el Destino Manifiesto de USA de dominar el continente y el mundo.
Entiendo Sr. Director que con lo expuesto queda mejor descripto el régimen que aplaudía el articulista.
Gracias por la publicación.
Enrique Díaz Araujo - DNI 6.859.607 - enridiara@gmail.com