Pese a la encorsetada dinámica fijada para las interacciones, los cruces fueron más de los que se esperaban y hasta hicieron atractivo varios pasajes de las casi dos horas y media que consumió la actividad dentro del histórico paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral.
Alberto Fernández (Frente de Todos), de quien se especulaba desplegaría un planteo conservador, ocupó casi la totalidad de su tiempo en cuestionar con ahínco las políticas implementadas por el macrismo en materia de relaciones internacionales, economía y finanzas, derechos humanos, diversidad y género, y salud y educación, los cuatro ejes abordados anoche en el primero de dos debates programados para el caso de que no haya balotaje.
Macri (Juntos por el Cambio) tuvo una noche menos iluminada respecto de aquella de 2015 donde con claridad se impuso ante el postulante K de entonces, Daniel Scioli, presente anoche en Santa Fe.
"Alberto no salió a buscar el 0 a 0 como se pensaba. Se paró de arranque firme y planteó lo que viene diciendo en la campaña", analizó ante Los Andes Felipe Solá, uno de los más cercanos a Fernández. "No se puede ir en contra de la idiosincrasia de un candidato. Alberto es así", respondió ante la pregunta acerca de si le había sorprendido el tenor ofensivo de la estrategia del candidato peronista.
En el oficialismo también hubo sorpresa por el planteó desplegado por el socio político de Cristina Fernández. Si bien la idea en el comando macrista era evitar polemizar y no hacer alusión directa a los 12 años del kirchnerismo, Macri reaccionó y se salió del molde sobre el final.
"Lamentablemente volvió el dedito señalador desde el atril. Parece que el kirchnerismo no cambió", lanzó el Presidente, en una de las frases celebradas por sus colaboradores.
Minutos antes, Macri ya había abandonado su proceder cuidadoso y libre de chicanas. Al refutar críticas sobre la falta de políticas educativas y de salud que le había enrostrado Fernández, el aspirante a la reelección apuntó contra Axel Kicillof, el candidato a gobernador de Buenos Aires por Frente de Todos.
"Ahora con Kicillof plantearán la materia de narcocapacitación", aguijoneó intentando sacar provecho de las declaraciones hechas por el exministro de Economía sobre los pobres y su vinculación con la venta de droga como salida laboral de emergencia.
Entre los kirchneristas presentes, como Agustín Rossi, Solá y Agustín Trota (otro asesor de Fernández) reconocieron que fue ingeniosa la ironía de Macri, aunque celebraron que el jefe del Estado haya dado, con su frase, por terminada la elección en el distrito más importante del país. "Dio por sentado que Kicillof será el próximo gobernador", celebraron mientras se realizaba el segundo y último intervalo de la noche.
La tensión entre Macri y Fernández se vivió desde el comienzo. Casi no se hablaron tras bambalinas. Y en el final quedó reflejado en un saludo frío con el que apenas se cruzaron las manos.
El mismo clima se vivió al final, cuando ni Macri ni Fernández hicieron demasiados esfuerzos para participar de la foto de familia, que quedó trunca. Habrá que esperar hasta el próximo domingo en la Universidad de Buenos Aires para ver si se concreta.
Macri puso el acento en destacar la inserción al mundo que, dijo, logró su gobierno, en contraposición con "el único socio que tuvo el kirchnerismo: Venezuela".
Fernández respondió que en el país caribeño “las cosas no están bien”, y contraatacó diciendo que Macri era parte de los países que quieren “intervenir” en Venezuela.
"Espero no tener que ver un soldado argentino allí", advirtió.
Cada dato o cifra que Macri intento mostrar como un avance tuvo una contrapartida. Fernández programó un esquema de dos pasos: contraataque direccionado sólo a Macri y aproximaciones sobre los planes que tiene para revertir lo que asegura fracasó.
Los otros cuatro
Fuera del mano a mano que protagonizaron Macri y Fernández, Lavagna no logró marcar diferencias en los temas vinculados a la economía. Planteo más una descripción de la realidad y casi no formuló propuestas concretas.
Las pocas críticas que disparó también terminaron en el cuerpo de Macri.
Por su parte, Espert se mostró sólido y alineado a su discurso de achique del Estado y en contra de los gremios. "Han fracasado. Crearon cinco millones de trabajadores en negro", dijo. En esa línea, propuso sacarle el manejo de las obras sociales a los gremios.
Además, volvió a calificar de “curro” la lucha por los derechos humanos vinculados con la última dictadura.
Quien mostró grandes limitaciones fue Gómez Centurión. Su tema fue su lucha en contra del aborto, el leit motiv de su campaña.
Del Caño, se plantó en la posición histórica de la izquierda sobre la participación de los trabajadores en todas las instancias del Estado. Trató de lame botas al Presidente por su cercanía con el estadounidense Donald Trump.
Apostillas
Bautismo. Al arranque, el periodista-moderador Rodolfo Barili le cambió el apellido a Roberto Lavagna: lo llamó Valagna.
Reloj sincronizado. La otra moderadora, María Laura Santillán, también tuvo su furcio: dijo que los candidatos tenían 30 minutos, cuando correspondía decir, segundos. Luego volvió a insistir en el error de espacio: "Sus 45 segundos... Perdón 30 segundos".
Salud presidencial. Hubo un fuerte operativo. Una ambulancia disponible para Mauricio Macri y una sala de terapia intensiva reservada y equipada con dos unidades de sangre. Además del médico personal del Presidente, se sumaron tres más la comitiva.