De vuelta al FMI

La decisión de recurrir nuevamente al Fondo Monetario Internacional para que ayude a conjurar la crisis provocada por los propios argentinos

De vuelta al FMI
De vuelta al FMI

El presidente Macri anunció el inicio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional con el objeto de obtener un "financiamiento preventivo" ante la situación internacional que hace que el dólar se revalúe frente al resto de las monedas, mientras el precio del petróleo se ve alterado por condimentos políticos internacionales.

Por supuesto, han aparecido voces a favor, justificando esta acción como la única posible ante el cambio de las condiciones crediticias internacionales, como apropiada para no tener que emitir moneda y repetir errores del pasado.

También se han escuchado voces en contra, que proponen emitir moneda y aplicar nuevos impuestos.

En el medio aparecen los ciudadanos simples, no especialistas pero muy dolidos por las experiencias de la historia, que se preguntan ¿por qué? 
No es que el FMI signifique caer en las manos de un monstruo ni que vamos a hipotecar el futuro con el organismo. Probablemente sea algo más profundo, más íntimo: reconocer el fracaso.

Después de 2001, Argentina vivió experiencias marcadas a fuego, como el corralito, el default, la controvertida salida de la convertibilidad, la pesificación asimétrica, la mega devaluación. Todas consecuencias de no haber salido a tiempo de la convertibilidad por temor al rechazo social.

Los argentinos se sienten mal porque a nadie le gusta reconocer un fracaso cuando se había ilusionado con un futuro mejor y en esa ilusión creyó, más por fe y esperanza que por racionalidad, que si los gobernantes hacían lo que hacían y tomaban el camino que tomaban era porque ellos sabían.

Y al sentimiento del fracaso se le une la frustración de la fe perdida, sin tener explicaciones claras de los motivos ni del destino de los nuevos fondos.

Volver a negociar con el Fondo Monetario Internacional significa, ante todo, no haber hecho lo necesario con seriedad y responsabilidad.

La situación internacional era previsible y si el financiamiento del organismo era el más barato, ¿por qué no se recurrió al comienzo para eliminar la totalidad de los subsidios y no tomar el camino gradual que hizo acumular 60.000 millones de dólares en endeudamiento y cargar más de 100% de inflación?

Volver a negociar con el FMI es usar la última bala disponible. No se puede fallar. No hay más tiempo para pedir disculpas. Hay que ser muy precisos y eficientes. Lo que se juega es el futuro del pueblo argentino.

Sin embargo, más allá de los lamentos que se puedan expresar frente a las oportunidades perdidas, hoy lo esencial es evitar repetir los errores del pasado, y para eso, junto a las peticiones al FMI, el gobierno nacional deberá reformular todas las políticas que lo condujeron a esta situación de última instancia, para de ese modo convertir la crisis en oportunidad.

Son muchas aún, lamentablemente, las voces interesadas en que vuelvan pasados funestos y los temores de la sociedad aparecen razonables frente a la impericia de unos o los apocalipsis buscados por otros.

Es deber de la élite dirigente no frustrar nuevamente al ciudadano, que sigue anhelando ese país normal y previsible que todos prometen pero que nadie parece poder concretar.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA