La Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la UNCuyo (San Juan), contó entre sus profesores a Enzo Macagno, Aldo Bruschi, Nissen, Cesco, Antonio Monteiro, Pi Calleja, Loiseau, Volponi, Guarnieri, Gaviola, entre otros físicos y matemáticos de gran trascendencia en el momento histórico de nuestro país.
Los profesores nombrados, y algunos otros, fueron referentes nacionales en sus disciplinas cuando no de relevancia mundial.
Varios de ellos influyeron en la creación de los Institutos de Investigaciones Antisísmicas, de Sismología, de investigaciones mineras, Energía Eléctrica, de Hidráulica Aplicada, los observatorios Félix Aguilar y El Leoncito, además de Laboratorios de Materiales, de Máquinas Térmicas y el de Alta Tensión.
La herencia dejada fue motivación para numerosísimos jóvenes que bebieron el saber de tan ilustres hombres, sumado a una concepción del valor del conocimiento en el desarrollo profesional y conformación de una capacidad nacional que los distinguiría incluso internacionalmente.
Aquella casa dispersa entre los confines del Parque de Mayo, entre callecitas internas, generosos árboles y sencillas aulas que llamábamos "de madera", otrora casas de emergencia para lo que fue aquel temido terremoto del '44, junto con aquellas primeras instalaciones duraderas como su aula magna y laboratorios, abrió sus puertas a aquellos jóvenes estudiantes que ingresaban con sus sueños e incertidumbres a orientar sus pasos en la vida y en sus profesiones.
Eran los finales de los años '50 y hasta 1972 en que la Universidad Nacional que abarcaba el amplio Cuyo se había extendido con preferencia a las Ciencias Exactas que posiblemente su Escuela de Minas de finales del siglo XIX, induciría a las carreras de Ingeniería que alcanzarían luego un muy alto prestigio.
Este prestigio, sus visionarios conductores y la pléyade de prestigiosos profesores nacionales y extranjeros que en sus primeras instalaciones volcaban sus conocimientos, atraía no sólo a la juventud sanjuanina sino también, por su cercanía y afinidad, a los numerosos mendocinos que nutrirían sus aulas. También muchos otros de provincias vecinas y del exterior.
No sólo esta Casa de Altos Estudios abría sus puertas; también San Juan ofrecía su moderno y espacioso hotel, originariamente para turismo, a los que venían de afuera en la flamante institución de Hogar y Club Universitario sino que también se sumaban las numerosas casas sanjuaninas como hospedaje y hasta como un segundo hogar. Así se enriqueció el vínculo entre ambas provincias que compartían la misma naturaleza, bienes y producción. Más aún, varios matrimonios se formaron entrelazando ambas sociedades.
Al final de aquellos años, la Facultad fue ampliando sus espacios al saber, Ingeniería Química, Electromecánica, Civil, Minería y Arquitectura, como así también institutos superiores como en Energía Eléctrica, Hidráulica, Construcciones antisísmicas, Sismología, Minería y hasta Astronomía que elevaba sus miradas desde su observatorio de Pampa del Leoncito.
Pero se extendía a través del tiempo un vacío: ¿egresados de quién?, se preguntaban los ahora veteranos profesionales allá lejos formados. Sus laboriosos títulos logrados y tantos años de actividad dejaban un lejano recuerdo de juventud y no integraban el valioso Colegio de Egresados.
Así otra vez, la UNCuyo con sede en Mendoza de carreras similares, abre su casa al ferviente pedido de un grupo de aquellos egresados que se ha ido formando en estos últimos años, bajo la atracción de la amistad y el fervor de revivir el espíritu joven de estudiantes todavía en ellos. También ofrece su extensa experiencia en tantas generaciones que les continuaron. Hoy otra vez, se encontraron: "nuevamente en casa".
Desde la creación de la Universidad de San Juan (en la década del 70) la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (San Juan), hasta entonces de la UNCuyo, fue absorbida por la nueva universidad y pasó a ser su Facultad de Ingeniería. Como consecuencia, los egresados de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas quedaron sin casa matriz.
Un grupo de ingenieros de Mendoza y San Juan, liderados por ingenieros químicos como Jorge Vivaldelli, Ciro Ávila, Armando Yaciófano, Julio Méndez, entre otros, y algunos electromecánicos que se agregaron hace algunos años: Juan Carlos Vega, Dalmiro Quiroga, Eduardo Pulido, entre los principales, arquitectos e ingenieros civiles, se han reunido desde hace varios años y han hecho un pedido de reconocimiento al actual rectorado de la UNCuyo.
El proceso ha concluido con una resolución favorable y, en un acto a realizarse el 11 de noviembre, aquí en Mendoza, se nos entregará una credencial como egresados de la UNCuyo. Si bien son más de 700 egresados, en este acto estarán unos 170 que han solicitado la credencial.
Habrán otros reconocimientos a profesores distinguidos. Entre los egresados destacados: Oscar Vélez, Jorge Fuentes Berazategui, Raúl Castellani, Juan Salmaso, Juan Carlos La Rocca. Entre los egresados figuran además algunos nombres que seguramente resultarán conocidos: Enrique Pescarmona, Gerardo Belinsky, Ernesto Ferrer (presidente actual de IDEA), Víctor Pochat (interventor en Hidronor SA), Julio Gallego (gerente regional de AYEE, después presidente de EMSE y actualmente ejecutivo de Coop eléctrica de Godoy Cruz), Jorge Rossell, Antonio Tarántola y Jaime Vallés.
La lista de empresarios sería muy numerosa, pero señalamos a Porretta, Fracchia, Cáneva, Esnal, La Rocca, entre otros, sumados a profesionales de la Fac de Ingeniería y Ciencias Exactas de la UNCuyo, que conformaron además los planteles de AYEE, YPF, Obras Sanitarias, Hidronor y grandes empresas de la zona. Hubieron quienes ejercieron docencia e investigación en las universidades locales y de fuera de las provincias de Cuyo.
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