Economía
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hace 5 horas
Muchos la recordarán por su salto a la fama en 2011 en medio de escándalos y peleas como una de "Las hermanas Pombo". Otros por su paso en la selección nacional de voley. Pero el presente de Pamela Pombo no está ni frente a las cámaras ni con la pelota y la red. A sus 34 años la mendocina que supo vestir la camiseta de Regatas reparte su tiempo entre rutinas de entrenamientos, una estricta dieta y competencias de fisicoculturismo.
"Me pasó que dejé de disfrutar el hecho de ir a los programas y estar en el ambiente. Y dije 'Si no lo disfruto, no es para mí'. Yo soy de las que creen que la vida es una sola, que hay que disfrutarla y vivirla como te gusta. Esto me encanta, me apasiona, la paso bien y lo disfruto", confesó la ex vedette en diálogo con Teleshow.
Su pasión por el entrenamiento físico llegó después de una gran frustración con el deporte. Alejada de la escena mediática, se dedicó a su carrera en el voley. Todo iba muy bien, incluso sus rendimientos la llevaron a ser convocada a la selección nacional, pero una lesión la dejó afuera de las canchas por diez meses y después de eso nunca pudo volver a su nivel.
Después de someterse a una operación en su rodilla por la rotura del ligamento cruzado anterior intentó volver, pero nuevas lesiones le impidieron seguir. "Cuando me operé sufrí tanto el postoperatorio que decidí dejar para no tener que volver al quirófano", comentó.
Por recomendación de un tío deportólogo comenzó a reforzar la zona con entrenamiento pese a tener el ligamento cortado. "Me gustó la mutación de verme mucho mejor. A pesar de que ya era deportista y tenía un cuerpo firme, me empezó a gustar tener más piernas y más glúteos. Yo tengo una cintura chica y me gustaba cómo se veía la línea y la forma del cuerpo", sostuvo.
Las competencias de fisicoculturismo comenzaron a llamar su atención, "pero no sentía que podía llegar a competir en alguna categoría, hasta que apareció Bikini fitness, que son chicas atléticas que se nota que van al gimnasio y que tienen apenas un tono muscular".
En ese camino apareció en 2014 Gerardo Repollo, campeón argentino y sudamericano de fisicoculturismo que se convirtió en su novio y la apoyó en su nuevo proyecto. "Al mes de estar saliendo me dijo que ya estaba para competir", pero también tenía que hacer algunos sacrificios: "No comer chatarra, golosinas, ni helado, tampoco podía tener permitidos. Así que saqué todo eso e hice una dieta a base de proteínas con poco porcentaje de hidratos de carbono. Comí pollo, carnes rojas y un poco de papa", recordó sobre su debut.
"Me ordené un poquito más con las comidas. Venía comiendo cuatro veces al día e incorporé dos más. De esa forma, se acelera el metabolismo, lo que genera que se queme más grasa y al ingerir más proteínas se desarrolla masa muscular haciendo fuerza en el gimnasio", explicó. Sobre su rutina de entrenamiento, "le puse mucho énfasis a mi tren inferior porque, tengo un buen desarrollo y linda forma en el tren superior, así que no lo entreno".
Sus sacrificios le han traído varias alegrías en competencias nacionales e internacionales en su categoría. Pamela ha salido primera en el Campeonato Argentino, Campeonato Sudamericano, Arnold Classic Brasil, Súper Show Chile, entre otros. Además tuvo la experiencia de viajar al Mr. Olympia de Las Vegas en dos ocasiones quedando en el sexto y séptimo puesto entre 25 atletas.
Actualmente, también trabaja como personal trainer en una importante cadena de gimnasios. Su objetivo ahora es empezar a competir en la siguiente categoría: Wellness. El próximo torneo será en agosto del 2020 en Punta del Este y para esa fecha espera aumentar masa muscular en las piernas, por lo que deberá hacer variaciones en su alimentación y rutina de entrenamiento.
Pollo cinco veces al dia
En tiempos sin competencia, Pombo tiene sus permitidos puede comer una hamburguesa, helado o ir a una parrilla una vez a la semana, Pero en tiempos de competencia, la dieta se vuelve bastante estricta: "En la semana hago seis comidas, de las cuales cinco son pollo con ensalada. Y en la primera, es decir, el desayuno, es una tortilla de batata que acompaño con un café negro".
"Te acostumbrás es un estilo de vida. Así como uno termina de comer y se lava los dientes, para mí es eso". Todo la alimentación es acompañada por suplementos dietarios naturales de un laboratorio de Paraguay: "Consumo proteína en polvo, también un pre entreno que me brinda energía y fuerza para entrenar, y algún quemador natural que lo tomo media hora antes de ir al gimnasio".
La rutina de entrenamiento
"El gimnasio es como mi primera casa porque es donde más estoy", dice la mendocina que cuando no compite entrena de lunes a sábados. "Cuando hago sentadillas levanto 100 kilos", comenta.
Si se prepara para una competencia, el entrenamiento es de lunes a lunes, aunque aclara que "los domingos hago cardio (cinta o bicicleta) y no máquinas".
“Por lo general hago una hora y media de aparatos y después una hora de aeróbico. Empiezo a las ocho de la mañana con una alumna que entrena conmigo y está bueno porque manejamos los mismos pesos", asegura.
Pero no todo en la vida es actividad física: "Los fines de semana con mi novio nos gusta salir a comer con amigos, pasear en moto. ¡Hacemos de todo! La vida no es solo el gimnasio, pero es mi trabajo. Además ahí me preparo para competir", concluyó.
