Los turistas que se alojaban en habitaciones a pie de playa en Bávaro y Punta Cana, principal foco turístico del este dominicano, tuvieron que refugiarse anoche en otras zonas de los hoteles donde pernoctaban a causa de los efectos del huracán María.
Además de esas reubicaciones, las autoridades habilitaron albergues en Macao y en Fruisa para los habitantes de las zonas más vulnerables de este área.
En este último emplazamiento, el centro comunal, con capacidad para unas 80 personas, acogió principalmente a familias de ascendencia haitiana, sobre todo mujeres y niños.
Con solo tres días de vida, un bebé ha vivido su primer huracán en este lugar, donde Protección Civil y la Policía Turística (Cestur) trasladaron a los albergados y les proporcionaron colchones, comida y agua. Toda una aventura para los más pequeños que, lejos de estar asustados, parecían divertirse con la experiencia.
El padre de uno de ellos, Wilkin, explicó que no tenían temor alguno, y que habían dejado su casa en la comunidad de Matamosquitos porque el albergue es un lugar seguro.
Mientras el hotel más cercano al aeropuerto tenía entre sus huéspedes a muchos turistas que vieron sus vuelos cancelados, pero también a las familias de sus empleados, que refugiados en la sala de conferencias pasaron la noche haciendo lo que cualquier dominicano en estos casos, jugar al dominó.
El viento y la lluvia azotaban, especialmente en la madrugada, las ventanas del establecimiento, todas ellas con toallas en su base a modo de pequeños diques, pero tanto personal como huéspedes han pasado una noche tranquila.
No tan apacible ha sido la velada para los guardas de algunos negocios, principalmente estaciones de venta de combustible en los márgenes de la Autovía del Este. A las cuatro de la mañana fue lo peor, según narra Ángel, que custodia uno de estos establecimientos.
A esa hora, el gigantesco letrero de la gasolinera salió volando y, según confiesa, ha pasado miedo, aunque por suerte lo peor pasó y solo hay que lamentar daños materiales. Hoy seguirá vigilando que nadie asalte el lugar, que no tiene luz y no prestará servicio, como la mayoría de los comercios de la zona.
Las lujosas urbanizaciones donde viven ricos y famosos no se libraron del azote de María, que si bien no afectó a ninguna estructura, se ensañó con la vegetación, derribando algunos árboles y ramas de palmeras.
Al amanecer, los efectos de María seguían castigando Bávaro, aunque con menor intensidad. Una relativa tregua ha sacado a la calle a los vecinos de barrios que, a pocos kilómetros de los prósperos núcleos turísticos, han sufrido mucho más los efectos del fenómeno, dada la precariedad de buena parte de las construcciones.
En el denominado "Haití Chiquito", a primera hora de la mañana ya había una inusitada actividad, a pesar de que las rachas de viento y lluvia han sido intermitentes y de distinta magnitud.
Gente a pie o en moto iba de acá para allá, otros se limitaban a estar parados viendo el panorama y otros se han puesto a reparar daños; mientras unos claveteaban techos de chapa arrancados por el viento, otros cortaban las ramas de los árboles caídos.
Donde nadie trabajaba era en la ruina en la que ha quedado una iglesia evangélica que, literalmente, se ha venido abajo. La precaria construcción de chapa y madera no aguantó la embestida de María que, incluso, casi venció una pequeña estructura de piedra donde está rotulado el nombre del templo.
Así, sin daños personales que lamentar, al menos en principio, los dominicanos retoman sus vidas y se echan a la calle a pesar de que las bandas nubosas de María insisten en quedarse por la zona, mientras los turistas siguen refugiados a la espera de que termine de pasar el temporal para subir a un avión o para disfrutar de las playas dominicanas.
María, ahora de categoría 3, ha llegado a desatar ráfagas de viento de 91 kilómetros por hora en Punta Cana.
El ciclón se mueve a 15 kilómetros por hora en dirección noroeste, lo que lo aleja paulatinamente de la isla La Española, que República Dominicana comparte con Haití, y lo encamina hacia el archipiélago de Turcas y Caicos y, posteriormente, al este de Bahamas.