Luego de pasado un tiempo, y reflexionando sobre la carta del lector enviada a diario Los Andes por Antonio Baragiola y publicada el 21 de junio, respecto al contenido de la misma debo expresar mi coincidencia con algunos de sus conceptos y total disconformidad con otros. Paso a detallar.
En primer lugar, creo que el presidente de la Nación debe cobrar su sueldo, porque está trabajando. Si lo hace bien o mal es la historia la que dictaminará.
Coincido en que el doctor Arturo Illia ha sido uno de los presidentes más honestos que hemos tenido. Injustamente depuesto cuando su gestión marchaba "viento en popa" (ver artículo de Alfredo Leuco que se refiere al mismo).
Pero con respecto a otra parte de la nota, repudio eso que dice de "lustrar las botas de los milicos". Es totalmente peyorativa.
Mi padre fue militar de la promoción 56 del Colegio Militar de la Nación. Su último cargo fue el de jefe del Estado Mayor del Segundo (Cuerpo de) Ejército, con jurisdicción en Cuyo. Llegó a coronel.
No interpuso influencia alguna para que yo evitara cumplir con el servicio militar obligatorio, que hice en el Comando de la VIII Brigada de Montaña.
Mi padre jamás fue golpista, y opinaba que los militares no debían intervenir en política, salvo después de retirados.
Luego de su retiro se dedicó a su cátedra de Geopolítica, en la entonces Escuela Superior de Estudios Políticos y Sociales, llegando a ser secretario general de la UNCuyo y profesor emérito.
Creo que en todas las profesiones, funciones y oficios, hay muy buenos y muy malos desempeños. Me consta.
Por lo expuesto, me siento orgulloso de quien fuera mi padre y de haber sido soldado conscripto clase 1938.
Jorge Eduardo Atencio
DNI 6.882.962