Para algunos es La Salada de internet, mientras que para otros es el lugar predilecto para abastecerse de memes. Sin embargo, la red social que supo ser el sitio más visitado en Argentina, ahora luce bastante diferente a aquella donde se publicaban reviews de videojuegos, facilidades para acceder a películas o se realizaban debates de algún tema en la agenda de los jóvenes.
Taringa! (estilizado con el siglo de exclamación) nació en 2004 como un sencillo pero entretenido foro, donde miles escapaban de la realidad y se sumergían en conversaciones acordes a sus gustos y hobbies. Aunque parezca extraño, se trata de una época en la que eran contados los que accedían a una tibia banda ancha en los hogares, por lo que destinar algunas monedas en los cíber de barrio era la mejor opción.
Pero había algo más en esos foros. Los afortunados con buena conexión (y paciencia) accedían a irresistibles enlaces para descargar gratis películas, series, videojuegos y un extenso etcétera. Y no cualquiera publicaba: hacer un post con información chequeada y detallados pasos a seguir te aseguraba un crecimiento como usuario a partir de los puntos entregados (Novato, New Full User, Great User...)
Si bien Taringa! siempre fue sinónimo de promesa de éxito, el primer error fue cometido por Cypher, el creador de este universo que llegó a alcanzar los 28 millones de usuarios en América Latina.
“Lo creé a principios de 2004 cuando todavía estaba en el colegio. Recuerdo haberlo mejorado en la Semana Santa de ese año, cuando ya tenía un par de meses online. En ese momento, abrí el registro, les di usuarios a mis amigos, ellos les pasaron el dato a los suyos y así creció”, contó el fundador en una entrevista a La Nación en 2009.
Cypher entregó la posta a Matías y Hernán Botbol y Alberto Nakayama, pero cometiendo un grave e imperdonable traspié: lo hizo a cambio de apenas 5.000 dólares.
Pero más allá de los dividendos, la etapa de mayor expansión de la red social comenzaba y algunos se atrevían a afirmar que Taringa! estaba valuada en 20 millones de dólares. "¿Se hicieron millonarios?", les preguntaron a los hermanos Botbol en TN, pero ellos fueron honestos: "Tenemos coche y viajamos en subte".
Otro atractivo que acompañó el éxito de Taringa! fue la sección de comentarios. Imágenes divertidas, GIFs y memes llenaban el final de cada posteo. Pero no fue suficiente para mantener el liderazgo que, con el tiempo, comenzó a perderse por la falta de adecuación a las nuevas tendencias y por varios juicios.
En 2012, la plataforma enfrentó un duro conflicto judicial, por lo que se decidió prohibir la publicación de enlaces para descargas ilegales en internet, lo que provocó que muchos huyeran para siempre de Taringa! y buscaran alternativas para hallar el contenido de su agrado. Quienes se quedaban, lo hacían por el sentimiento de "comunidad", que iba más allá de discusiones triviales para trasladarse al terreno de las juntadas de amigos, por ejemplo.
Si bien la inesperada muerte de Ricardo Fort fue un "bálsamo" para Taringa! como consultor de información, a fines de 2015 la polarización de las elecciones presidenciales trajo una caída en la originalidad de los usuarios, que se limitaron a posicionarse en cada lado de la "grieta" para postear e intercambiar comentarios agresivos.
El golpe fue notable: en tan sólo un año, las visitas cayeron 50 % y Taringa! salió del top de sitios más elegidos por los argentinos. En la actualidad, Taringa! mantiene su estilo, pero la página de inicio exhibe refritos de temáticas ya vistas en Twitter o Reddit, lo cual denota la pérdida de interés en la que alguna vez fue la gran promesa de internet.