José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
El gobernador Cornejo atravesó la semana que marcó la mitad de su primer año de mandato sumando resultados legislativos importantes para su gestión, básicamente dedicada en el arranque a poner en orden las cuentas provinciales.
En líneas generales lo suyo aparece mucho más aliviado que lo que le compete a su aliado nacional, el presidente Macri, cuyo gobierno se encuentra soportando las lógicas turbulencias que generan las medidas de ajuste que la economía imponía, más allá de la inevitable polémica sobre cuánto, cuándo y cómo se debían aplicar dichas acciones.
A favor. Como desde el comienzo el oficialismo provincial va logrando avances a nivel legislativo. Esta semana lo fue la aprobación del proyecto que dispone dar marcha atrás con la descentralización hospitalaria dispuesta durante el gobierno de Lafalla. La media sanción inicial en el Senado, con el apoyo del justicialismo, le anticipa al Gobierno que dispondrá de la facultad de ejercer un seguimiento a gusto de la administración de los principales hospitales públicos.
Curiosamente, una encuesta local de reciente elaboración da cuenta de que la salud es el principal reclamo de los habitantes del Gran Mendoza con varios cuerpos de ventaja sobre otras áreas, incluyendo la seguridad.
Esta política de centralización de la administración hospitalaria, “bien a lo Cornejo”, según dicen propios y extraños, concentrará directamente en el ministerio del área las decisiones sobre el destino del dinero. Es el segundo gran paso en dicha área que da este gobierno, si se tiene en cuenta que previamente había sido aprobada la llamada emergencia sanitaria.
El dato político lo marca la diferencia de actitud de la oposición en ambos casos: de una votación ajustada para la ley de emergencia a un amplio respaldo, al que sólo se opuso la minoritaria izquierda, con la centralización hospitalaria.
Otro capítulo legislativo favorable fue el del acuerdo con la Nación por la restitución del 15 por ciento coparticipable que se retenía para financiar la Anses.
La media sanción de Diputados llegó luego de algunas concesiones del oficialismo a los reclamos del PJ. Por planteo de los intendentes del principal partido de la oposición se acordó agregar la posibilidad de que los municipios puedan utilizar también para erogaciones corrientes el dinero que la Provincia les girará.
Hasta ahora el destino contemplado era sólo obras de infraestructura, pero las necesidades son muchas en las arcas de las distintas comunas y no existen grandes diferencias entre los números que manejan los “caciques” del PJ de los de intendencias que están en poder del frente Cambia Mendoza.
Desde el radicalismo se apeló con énfasis a la apertura federalista del gobierno nacional que representa esta decisión de restituir fondos de la coparticipación. De todos modos, la noticia de que Mendoza y otras provincias que no tienen su propio sistema previsional deberán pagar más aportes patronales jubilatorios a raíz de un fallo de la Corte Suprema de Justicia genera sorpresa en el Ejecutivo y seguramente obligará a éste a intentar retomar conversaciones con la Nación para flexibilizar la nueva obligación, que supone un muy fuerte impacto en el presupuesto anual de la Provincia.
Ambos avances legislativos de la semana (nuevo régimen para los hospitales y acuerdo por la coparticipación) son atribuidos en gran medida al manejo de las principales espadas políticas del cornejismo en las cámaras. La dureza y rigurosidad del Ejecutivo contrasta con la búsqueda de consenso que gestionan las autoridades de cámaras y de bloques. Y en ese sentido los logros no son menores si se tiene en cuenta que el justicialismo cuenta con el número de legisladores suficientes como para dar más de un dolor de cabeza al radicalismo y sus aliados.
En contra. Sí se puede señalar como contratiempo semanal para el radicalismo de Cornejo el resultado de las elecciones en la UNCuyo, donde las listas vinculadas con el oficialismo universitario (la UCR) cayeron en la mayoría de las facultades derrotadas por un peronismo esta vez unido, a diferencia del quiebre que sufrió en la elección que llevó a la conducción al actual rector Pizzi.
Algunos observadores coinciden en que dichos resultados constituyen, por añadidura, una fuerte advertencia al actual estilo de conducción política provincial. No es descabellada la comparación, si se tiene en cuenta que el padrón de votantes universitarios equiparó a la cantidad de ciudadanos en condiciones de votar en una elección general en ocho departamentos de la provincia.
Equilibristas. Señalábamos al comienzo que el camino para Cornejo por el momento no es tan sinuoso como el que se le presenta a nivel nacional a Macri. Eso se refleja en encuestas locales sobre los primeros seis meses que se conocieron en estos días, que marcan que, sin perder muchos puntos porcentuales, en Mendoza la caída de la imagen del Presidente sería algo mayor que la de Cornejo. Es lógico que así sea, si se tiene en cuenta que mayoritariamente la gente sabe que las decisiones que más repercuten en el bolsillo provienen de la conducción económica nacional.
No obstante ello, tanto Macri como Cornejo, a mayor o menor escala, enfrentan necesarios ajustes en el funcionamiento del Estado que los obligan a mantener el equilibrio entre las decisiones que deben adoptar y la repercusión en la imagen de gestión derivada de esas medidas.
Seis meses puede resultar muy poco tiempo para marcar la calidad de un gobierno. Es cierto. Pero no se puede olvidar que en Mendoza un gobernante reciente perdió en ese corto tiempo toda la credibilidad que lo llevó a un triunfo electoral notable por no haber podido cumplir con la promesa de campaña de bajar drásticamente la inseguridad en su primer semestre de gestión.